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WASHINGTON

El giro de 180 grados de Estados Unidos hacia el proteccionismo

Libre cambio, globalización, instituciones internacionales: Estados Unidos ha iniciado un viraje de 180 grados en el ámbito del multilateralismo, llegando a poner en causa incluso el «consenso de Washington», el auténtico trampolín de su participación en la economía internacional a través del FMI y del Banco Mundial.

Durante la reunión del G20 de Finanzas que tuvo lugar la pasada semana en Alemania (a la que asistieron los ministros del ramo y los gobernadores de los bancos centrales de 19 estados más los de la UE–), el Gobierno de Donald Trump bloqueó la adopción de la tradicional resolución contra el proteccionismo y, además, anunció que no excluye renegociar los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

«Evidentemente, es un cambio significativo», comentó para AFP Edward Alden, experto en comercio del centro de reflexión Council on Foreign Relations (CFR). «Donald Trump, de forma muy explícita, es el primer presidente en 75 u 80 años en creer que el proteccionismo es ventajoso para Estados Unidos», añadió.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el motor de la integración económica mundial, apoyándose en las instituciones de Bretton Woods (FMI, Banco Mundial) y los acuerdos del GATT (siglas en inglés del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que en 1995 dieron paso a la OMC.

Pero hay que recordar que Trump conquistó la Casa Blanca prometiendo corregir los desequilibrios de la balanza comercial estadounidense. Quiere renegociar el Nafta, el acuerdo de libre comercio que, desde 1994, unía a Estados Unidos, México y Canadá. Y también invoca la idea de imponer tasas suplementarias a ciertos productos importados.

El balance comercial de bienes y servicios de EEUU con el resto del mundo, crónicamente deficitario, fue el pasado año de 502.000 millones de dólares en negativo, cantidad a la que contribuyen especialmente los déficits con China (347.000 millones), Europa (146.300 millones) y México (63.200 millones).

Liderazgo mundial

En la reciente reunión del G20 en Baden-Baden, «el rechazo a la resolución, más que nada formal, sobre el libre cambio» puede aparecer «como una victoria para el programa proteccionista de Trump pero esto se hace al precio de un debilitamiento del liderazgo estadounidense en las grandes cuestiones económicas», afirma, en declaraciones para AFP, Eswar Prasad, antiguo economista del FMI y actualmente profesor de Política Comercial en Cornell University (Estado de Nueva York).

«Estados Unidos puede encontrarse aislado en cuestiones comerciales (...) mientras que las otras grandes economías comenzarán a colaborar entre ellas de forma más estrecha, precisamente, en respuesta a la desconexión o retirada estadounidense», añade este economista.

Por contra, otros expertos estiman que, si finalmente vamos a una guerra comercial, Estados Unidos sufrirá menos que sus actuales socios, lo que le concede un mayor peso a la hora de negociar. Para Mohamed El-Erian, del fondo de inversiones Allianz SE, los daños en la economía de la política del “America First” «se percibirán en muchos países antes» que en EEUU. Estos países «se encontrarán en la desagradable situación en la que todo el mundo pierde, en la que más vale aceptar un mal resultado que correr el riesgo de acabar con otro peor», opina este economista en una tribuna de opinión de Bloomberg News.

Pero el impacto de esta nueva política dependerá de la amplitud y del carácter de las medidas que termine adoptando Washington, ya que por ahora siguen siendo solo ideas, como subraya Edward Alden.

Si las iniciativas proteccionistas «incluyen pequeños cambios en el Nafta, un modesto aumento de la presión sobre China y sus prácticas comerciales (…), el impacto debería ser positivo de acuerdo a la filosofía de la Administración Trump», señala. «Pero si son más radicales, como la imposición de tasas sobre las importaciones o la salida del Nafta, eso sería perjudicial tanto para terceros países como para Estados Unidos», añade.

China y México, para los que Estados Unidos es, por mucho, el primer mercado de sus exportaciones, aparecen como los más vulnerables ante estas políticas. «Pienso que Europa es menos vulnerable y que es un objetivo menor», comenta Alden, asegurando que las posiciones de Peter Navarro, el dirigente del novedoso Consejo Nacional de Comercio que asesora al presidente Trump, son puntos de vista «extremos» en la Casa Blanca. Recientemente, Navarro acusó a Alemania de aprovechar la debilidad del euro para inflar sus excedentes comerciales.

Pero la presencia en el seno de la nueva Administración de otras voces críticas también hacen presagiar un endurecimiento de la posición estadounidense frente a las instituciones internacionales. Así, el Congreso aún debe confirmar la nominación del responsable internacional del Tesoro, David Malpass, y el de Adam Lerrick, ambos conocidos por su escepticismo hacia el FMI y el Banco Mundial, de los que Estados Unidos es el primer accionista y donante de fondos.