Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Una historia de locos»

Las heridas del pueblo armenio

Resulta curiosa la lectura de muchos comentarios de la última propuesta de Robert Guédiguian relacionados con la desorientación que  ha provocado que el autor de películas como “Marius y Jeanette” se haya alejado de su universo de Marsella para abordar un drama cuya temática incide en la lucha armada y que en esta oportunidad otorga importancia al genocidio que padeció el pueblo armenio a manos de los turcos y la prolongación armada que iniciada a través del Ejército Armenio Secreto para la Liberación de Armenia (ESALA). Dividido en dos partes, el autor evoca en la primera un muy interesante retrato histórico basado en la “Operación Némesis” que tuvo como objetivo ejecutar al principal responsable del genocidio armenio, el oficial otomano Talat Pashá, que tras eludir sus crímenes al finalizar la primera guerra mundial, fue eliminado en Berlín el 15 de Marzo de 1921. A esta interesante primera parte le sigue una segunda en la que nos asaltan dudas en torno a la ruta que pretende desarrollar Guédiguian, ya que se ampara en un discurso de redenciones derivadas de una búsqueda de perdón en torno a una acción armada cuya base real es el caso del periodista José Antonio Gurriarán cuando, el 30 de diciembre de 1980, sufrió las consecuencias de la explosión de una bomba en plena Gran Vía de Madrid reivindicada por el ESALA.

Lejos de dejarse invadir por un odio eterno contra el ESALA, Gurriarán elaboró un trabajo que le permitió descubrir todo el horror que padeció el pueblo armenio. Es una lástima que el autor marsellés haya apostado por la vía de la redención y la búsqueda de perdón que emprende una madre cuyo hijo ha cometido una acción armada y caiga en los tópicos del  drama que, al contrario de Gurriarán, no aborda con valentía las causas y efectos de una decisión tan extrema como es la opción de esgrimir las armas para luchar por una causa.