Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
XABI SOLANO MAIZA
TRIKITRILARI, VOCAL, GUITARRA, COMPOSITOR...

«‘Ereñotzu’ perdura ese sentimiento que tengo desde la infancia»

En 1995 debuta con una demo prometedora con seis títulos escritos a boli, el nombre de Etzakit y debajo «Gure lenengo maketa. Bodega tabernarentzat». Veintidós años después el chico de la trikitixa tiene 38 años y se ha convertido en un músico brillante en todas las áreas. Xabi Solano destaca aun más con su reciente «Ereñotzu», la raíz de su vida. De otra parte, Esne Beltza cumple diez años. Habrá fiesta.

Xabi Solano se ha convertido en uno de los músicos más singulares de la escena de Euskal Herria. Su trayectoria recoge capítulos innovadores relacionados con la trikitixa y su manera de integrarla en proyectos con diferente intencionalidad. Fusión, en todo caso, de sonidos tradicionales con puestas al día de diversa índole.

Hace unos meses 5Gora!, su sello, y Elkar publicaban un proyecto que se dividía entre un libro de gran formato, “Trikitixa liburua II”, con cedé incluido, y destinado a la enseñanza de la trikitixa, más la edición de un digipack de cuidado diseño y con el mismo contenido musical que el cedé del libro y titulado “Ereñotzu”, catorce canciones, más intro, muestra del espléndido momento creativo por el que transcurre la vida de Solano Maiza. Reúne entre sus inspiradas composiciones música tradicional, siempre con un toque de contemporaneidad, y canciones de textura pop-rock tiznadas por la versátil triki de Solano y la veintena de colaboradores, donde destaca nuestro compañero Jon Garmendia “Txuria” con sus cuidadas letras. Tampoco sería lo mismo sin la aportación artística de la pintora multidisciplinar Udane Juaristi “Udatxo”.

“Ereñotzu” es la esencia misma de Xabi Solano. Es un retrato de historias vitales relacionadas con el paso del tiempo y su diario más emocional. La cuestión es que de algo personal deriva un contenido artístico universal impecable. Sus aportaciones son sobresalientes, no hay desvanecimientos, es técnica, voz dúctil, estilo y una sorprendente capacidad para componer piezas inmediatas de impacto.

Nada, en todo caso, que no haya demostrado Solano a lo largo de su paso por Etzakit (1995), Lau Itzal (2002), Fermin Muguruza (2004), The Solanos (2005) y Esne Beltza (2007), aunque sea con estos últimos donde haya explotado el mejor de los artistas que se estaba elaborando dentro de sí: un instrumentista transcendente, un compositor inspirado y un vocalista armónico y de redonda melodía. Por otra parte, al directo se le puede añadir dinamismo, expresividad y músculos sudados.

“Ereñotzu” es un disco que debe considerarse entre lo mejor que se ha publicado sobre música tradicional y esta fusionada con el bagaje adquirido por Solano desde su paso por diferentes proyectos y los instructivos miles de kilómetros recorridos. Las colaboraciones enriquecen el acabado, Sorginak están arrebatadoras, como Junkera, Keu... o Joxean Goikoetxea.

¿De qué manera se produce su relación con la trikitixa?

Fue mi padre quien me habló de la palabra trikitixa por primera vez. Me acuerdo muy bien, a pesar de que solo tenía ocho años, que mis primeras palabras fueron ‘¿qué es eso?’. Y un domingo por la tarde nos llevó a toda la familia a Aia San Pedro, donde se encuentra la plaza de los trikitilaris. Allí se hacía y se siguen haciendo romerías de trikitixa todas las tardes del domingo excepto en verano. Ese día tocaban los míticos Laja eta Landankanda. Viendo a estos monstruos de la triki y el pandero me quedé cautivado por la fuerza, alegría y euforia que transmitían mientras un montón de gente bailaba sin cesar esperando una nueva canción, a pesar del sudor, para seguir bailando. Fue algo mágico. A raíz de ese día le dije a mi padre que quería aprender ese instrumento. Así que comenzó a llevarme todos los sábados a Villabona a la academia de Martin Aguinalde para recibir clases. La seducción fue total, así que con 13 años empecé a participar en campeonatos con mi gran amigo Jon Mari Beasain, quien todavía está a mi lado en Esne Beltza.

¿Pervive aún su primera composición?

Lo recuerdo bien, fue “Zu galdua”, la compuse con 14 años y sí que tuvo vida. La grabamos en la primera maqueta de Etzakit [5 de octubre de 1995] y luego la grabamos para el primer álbum. [6 de abril de 1998].

Con 15 años se proclama campeón del mundo de diatónica en Italia. Una proeza.

Así es, fue en la ciudad de Castelfidardo, donde se construyen la mayoría de las trikitixas que vemos en Euskal Herria. Fuimos unas 30 personas en bus. Éramos la mayoría jóvenes de entre 14 y 20 años. Todos íbamos a competir en el Campeonato Del Mondo de Fisarmonica, cada uno compitiendo en la categoría correspondiente a su edad. Gané en la categoría Junior individual y ganamos otro premio en grupo Josefa Iparraguirre, Jon Mari Beasain y yo. También gané tres campeonatos de Euskal Herria con 13, 14 y 15 años.

¿Cómo ve ahora esa tradición de competir?

Absurda. Sinceramente, no es sano para los niños. La presión de los padres y los profesores, más los nervios...

Desde esos primeros días le acompaña al pandero su escudero Jon Mari Beasain, hoy en Esne Beltza guitarra y pandero en algunas canciones.

Jon Mari y yo somos vecinos de toda la vida. Nuestra aventura conjunta empezó cuando mi profesor me comentó que necesitaba un panderetero para abrirme camino como trikitilari. Estudiábamos juntos, vecinos, y de la misma cuadrilla. Eso facilito las cosas. Emprendimos un camino juntos en ese momento y hoy lo continuamos. Ha sido y es una figura muy importante en mi carrera musical.

Con el primer disco de título homónimo, «Etzakit» ya tiene a su lado al escritor Jon Garmendia, ¡y no se lo ha despegado! Afortunadamente, ya que forman un binomio perfecto.

Hace veinte años me lo encontré en el bar Jarki de Hernani y me propuso componer una canción junto a él. Desde entonces siempre ha formado parte de mis canciones de una forma inmejorable. No me imagino a nadie mejor para completar mis composiciones. Formamos un buen equipo.

De esta etapa llama la atención que para el segundo y último disco de Etzakit estuviese oficialmente en la banda como guitarrista Kaki Arkarazo, que ya les ayuda con el debut en grabación y producción.

Así es. Kaki fue parte fundamental en los dos álbumes de Etzakit. Un fabuloso productor del que aprendí mucho.

Con The Solanos afronta un cambio de orientación musical, ¿qué ocurre?

Cuando compongo las canciones no busco nada concreto. Si me gusta voy a por ello. En este proyecto me sumergí de lleno rodeado de buenos amigos principalmente. La idea era pasárnoslo bien por encima de todo. El cambio musical fue un proceso natural que me ha llevado a donde estoy hoy en día.

Después llegan etapas de colaboración con Fermin Muguruza, ¿qué es lo que más aprende a su lado y sus giras: qué no hay descanso...?

Lo de no parar sin duda, soy de su escuela. Pero lo cierto es que he aprendido muchas cosas junto a él: a viajar, a convivir, a gestionar un grupo, a girar... Pero, sobre todo, a saber estar en un escenario. Es y será un maestro para mí. No tengo palabras para agradecerle la oportunidad que me dio.

¿Esne Beltza inicia su camino musical influido por ciertas sonoridades de Muguruza, Joxe Ripiau, los catalanes…?.

La idea del grupo surge en mi mente en 2006 cuando fui a grabar el disco Euskal Herria Jamaica Clash. A la vuelta de ese viaje vine impregnado de todos esos ritmos y melodías que me cautivaron. Esa vivencia más toda la música que había escuchado hasta el momento, me influyen a la hora de componer y crear temas para Esne Beltza.

«Ereñotzu», la canción, es un baño de alegría, de éxito dedicado a su lugar de nacimiento vertido con mucho sentimiento. Una canción de aire pop y tradición muy delicada.

Así son mis impresiones, tal como las describes. Siempre que vuelvo al lugar donde nací y me vieron crecer me llegan sensaciones. Quería homenajear de alguna forma a todo ese pequeño territorio para que perdure en el tiempo ese sentimiento que tengo desde la infancia. Sin duda he logrado mi objetivo porque cada vez que escucho la canción me emociono con todos los recuerdo que me vienen a la mente.

«Kris» es muy clásica en el entorno del baile, pero creada e interpretada a dúo con el acordeón de Joxean Goikoetxea, es otro mundo sin dejar de ser lo que es. Su ritmo de Solano a la triki es muy original.

Es un homenaje a mi hermana Kristina. Ella fue la primera de la familia en empezar con el acordeón. Después le seguí yo con la triki y a ella le gustó tanto que cambió. Fue mi inspiración y referente en muchos momentos y por eso he querido mezclar en esta canción los dos instrumentos. Parecía complicado pero la grandiosidad del maestro Joxean Goikoetxea ha logrado que el tema haya quedado perfecto.

«Nere mundo polit txiki hontan», tiene cierto aire a The Byrds, sin los vientos. Es la única canción con texto propio, suponemos que es un homenaje a alguien cercano que ya no está.

¡The Byrds! “Mr. Tambourine Man!” Pues no me había dado cuenta, pero me gusta. La letra la hice hace tiempo pensando en esa gente que sabe que se irá pronto para no volver nunca. Es una reflexión personal sobre alguien cercano que desapareció. Como decimos en muchas canciones, ‘lo que no se olvida nunca desaparece’.

«Lixarbu» es una canción de corte tradicional, cabe imaginar que habrá raíces, una dedicatoria, como en «Pikoetxeberri», que por el título orienta.

Así es. Lixarbu es el nombre del caserío donde nació mi madre que está en Ataun y Pikoetxeberri es el caserío de mi padre que está en Ereñotzu.

Recupera a Gorka Sarriegi en «Azken udazken», un medio tiempo de corte folk que va en el aire de Sorotan Bele, es de las más afortunadas melódicamente. Especialmente bella. El remate de Arkaizt Miner redondea aún más la canción.

La canción la tenía guardada en un cajón muy particular a la espera de alguien especial. Ese ha sido Gorka. Desde que le escuché en Sorotan Bele por primera vez me gusto mucho su timbre de voz. Siempre he querido hacer algo con él y esta canción lo ha hecho posible. Arkaitz Miner es de esos músicos que da vida a las canciones. Un monstruo creativo. Especial mención por todo el trabajo realizado en este disco.

«Etxe alaia» es un regalo para sus aitas, es la casa de Ereñotzu donde nació.

Sí. Nací y me crié en esa casa. Aún hoy la sigo recordando con cariño cada vez que paso por delante. He querido agradecerles a mis padres el esfuerzo y sacrificio que hicieron en darnos a mí y a mi hermana todo lo que pudieron y más.

«Bidasoatik harago» recuerda parte de su vida en Urruña. Siempre su triki a un lado u otro del Bidasoa.

A los 17 años nos mudamos a Urruña. Estuvimos viviendo allí siete años y lo recuerdo con mucha ternura. Los vecinos, el entorno... Tengo una conexión especial con Iparralde. Creo que muchas veces se nos olvida que todos somos uno y el Bidasoa no nos separa, es un símbolo de unión.

Diez años de Esne Beltza. ¿Habrá celebración?

Sí, haremos conciertos especiales, el primero en mayo, y algunas sorpresas más. Además estoy preparando junto a unos amigos una obra con música, sketches y bailes. Saldrá a la luz en otoño. Estoy muy entusiasmado con este directo y con muchas ganas de dar fuego a la trikitixa. Estarán conmigo en este proyecto Kris Solano, Arkaitz Miner, Txus Aranburu, DZ, Haritz Beristain Txiki, Ana Elordi, Mikel Laskurain, Nerea Vesga y Jon Maya.

¿Pero no tiene ganas de descansar?

¡Sí...!