Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Garantía personal»

Un thriller enraizado en la crónica negra

La premisa argumental de “Garantía personal” merece todo el respeto y sobre todo se gana la simpatía del respetable, debido a que está enraizada en la cruda realidad que nos toca vivir. En concreto nos ubica en una pequeña localidad en la que encontramos a un pequeño propietario de una carpintería y a su compañera, la cual regenta una tienda de ropa. Todo en su rutina se escuda en la fachada de un status en el que, si bien todo parece relucir tanto como los cochazos que poseen, en realidad asistimos al enésimo derrumbe de una familia sacudida por la burbuja inmobiliaria y todos los demonios que trae consigo la exaltación del capitalismo salvaje. En su debut detrás de la cámara, Rodrigo Rivas demuestra la solvencia técnica que atesoran los nuevos realizadores y, si bien su apuesta por seguir los cánones del cine negro verdadero, aquel que nada tiene que ver con policías bienintencionados y sí con la cruda realidad, en su desarrollo deja entrever unas lagunas que acaban por lastrar las buenas maneras que demuestra el filme. Rivas esboza con acierto el paisaje físico y humano de la historia y hace creíble una historia que parece extraída de la crónica negra y en la que resultan muy reconocibles los personajes grises que orbitan alrededor de la protagonista, encarnada por Belén López.

Otro elemento destacado es que el peso de la acción recae sobre la mujer del pequeño empresario que, golpeado por las deudas, se vio en la obligación de acudir a un prestamista sin escrúpulos. Un ictus provocará que el protagonista masculino salga de escena y sea su compañera la encargada de hacer frente a esta situación. Teniendo presente que los mimbres son más que aceptables, también habría que resaltar que el cineasta se escuda en resortes ya vistos mil veces y que en su faceta de cine de acción no funcionan tan bien como cuando los personajes se enfrentan a golpe de palabra.