Con motivo de la polémica suscitada por el incremento del turismo y el riesgo de morir de éxito que puede comportar, el tema se ha puesto de moda y se habla no solo del turismo de sol y playa, sino también de otras opciones, como los agroturismos: bellos paisajes, entorno rural, paz y tranquilidad. Lo que horroriza es leer declaraciones de moteros que se desplazan a nuestra tierra con el ánimo de coger el quad o la moto todoterreno y atronar y destrozar los caminos, apelando a su deseo de disfrutar de la tranquilidad de estos parajes. Este personal que, con frecuencia, recorre nuestros montes en formaciones paramilitares con un capo al frente al que siguen ciegamente, debe querer disfrutar del sosiego del que ellos privan a los demás (personas y animales) con sus ruidos y sus fétidos olores. Se les ha ido la pinza.

Pese a que la marea del magma corrupto no deja de crecer, a pesar de que los investigados, imputados y encarcelados de última generación mantienen relaciones de auténticos coleguis compi yoghis con los mas altos estamentos del Estado. A pesar de que se sigue nombrando para combatir esa lacra a amiguetes, que lejos de hacerlo, se dedican a chivarles a los corruptos que les investigan y a poner cortafuegos para que las acusaciones no incluyan la organización delictiva, para así aliviar el rigor de las posibles penas, el cortejo nupcial del PNV y el PP con el telón de fondo de los presupuestos generales no cesa. Los jeltzales encarecen el precio del acuerdo so pretexto de que salir en la foto con las gaviotas del estercolero tiene su precio. Amagan con enmiendas, pero al final su proverbial pragmatismo les llevará a cambiar cromos, que, no en vano, los de Alonso ya les permitieron aprobar los suyos. Por la estabilidad, por la gobernabilidad. Todo por la patria. Al apoyarlos dirán que lo hacen con la pinza en la nariz. Será, por decirlo en dos palabras, un pinza miento.