Nagore BELASTEGI
APOYO A LOS REFUGIADOS EN GERNIKA

EUSKAL HERRIA, TIERRA DE ACOGIDA

SOLO FUERON UNOS POCOS LOS REFUGIADOS QUE ACOMPAñARON A LAS MILES DE PERSONAS QUE SE REUNIERON AYER EN UNA MARCHA EN GERNIKA, PERO EL DESEO QUE TODOS EXPRESARON ERA QUE PRONTO EUSKAL HERRIA PUEDA ACOGER A MÁS, TAL Y COMO ACOGIERON A LOS VASCOS EN OTROS PAÍSES 80 AñOS ATRÁS.

La recientemente creada plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak consiguió unir ayer miles de corazones para recordar el pasado y reivindicar el presente. A pocos días del 80 aniversario del bombardeo de Gernika, que tristemente convirtió la localidad en un icono de nuestro país, una marcha partió desde Muxika para recordar que las masacres no son historia, sino que siguen ocurriendo cada día. Todos ellos alzaron sus voces a favor de los refugiados que escapan de sus tierras con el único objetivo de sobrevivir.

Así, la marcha llegó a Pasialeku a las 17.00, puntual y con el único acompañamiento del sonido de las solemnes notas de un violín. Abría la marcha un grupo de refugiados que portaban enormes lágrimas de sangre. Una vez en la plaza comenzaron con una concentración mientras todos llegaban. Silencio al principio, murmullos después. A las 17.30 dieron inicio al acto que consiguió poner los pelos de punta al público arrancando muchos aplausos y alguna que otra lágrima.

Los refugiados subieron al escenario y cada uno colocó una gota roja sobre el cuadro de Picasso mientras sonaba la txalaparta. Después, una mujer tomó la palabra. «Bienvenidas personas migrantes y refugiadas. Nosotras también fuimos refugiadas. Nosotras también tuvimos que abandonar nuestra tierra querida. También fuimos expulsadas de nuestras casas. Pero alguien en algún lugar protegió nuestra alma herida y secó nuestras lágrimas. Alguien en algún lugar nos dijo ‘sed bienvenidos’. Ahora os damos la bienvenida porque Euskal Herria quiere ser tierra de acogida».

Duros testimonios

La kurda Mariam contó las injusticias que está viviendo su pueblo. «Somos la nación sin estado más grande. Llevamos décadas sufriendo inmensas campañas de genocidio. 80 años después siguen existiendo muchas Gernikas que están siendo bombardeadas y exterminadas, y tenemos que luchar por ellas, por un mundo más justo y libre», emplazó. Después le tocó el turno a un chico sirio que tomó la palabra entre aplausos. «Vine a Gasteiz en 2011 a estudiar y dejé a mi mujer y a mi hija en Alepo, la ciudad mártir. Viví a distancia por las redes sociales. Cuando comenzaron a bombardear Alepo en 15 días no pude localizar a mi mujer e hija. Yo no sabía que iba a terminar siendo uno más de los refugiados».

La indígena colombiana Marta contó otro tipo de situación. Ella vivía en una tierra que pertenecía a Unión Fenosa, por lo que los paramilitares obligaron a su familia a marcharse. «Tuve que abandonar la tierra donde aprendí mis costumbres indígenas, y el motivo de mi desplazamiento es el propio gobierno», comentó.

El último en subir al escenario fue el activista saharaui Hassan Aalia, que contó que él llegó a Euskal Herria para pasar aquí tres meses y fue cuando se enteró de que había una orden de busca y captura contra él. «El pueblo saharaui lleva mucho luchando, primero contra la ocupación española y luego contra la marroquí. Estamos divididos desde hace 40 años. En otros lugares la historia se repite. Desde que llegué a este país siempre me habéis hecho sentir bien. Me acuerdo cuando me decían, ‘tenemos un baserri para esconderte’. Euskal Herria es un país refugio».