Isidro ESNAOLA

Una investigación con un marcado sesgo político aún por esclarecer

En un mercado eléctrico completamente controlado, la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción a Iberdrola por una manipulación del mercado tiene un marcado carácter político sobre cuyas razones solo se puede especular.

La subasta eléctrica en el Estado español poco tiene que ver con la oferta y la demanda propias de un mercado. Un puñado de cinco grandes multinacionales dominan tanto la oferta como la demanda de electricidad sin dejar lugar a la competencia. En esas condiciones de oligopolio, el precio lo fijan entre las cinco, explícitamente unas veces, implícitamente otras. El resto es envoltorio con el beneplácito del Gobierno.

Tanto es así que cuando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia investigó las prácticas que ahora han sido denunciadas por la Fiscalía Anticorrupción –y por las que la multinacional fue multada–, Iberdrola alegó en su defensa que en aquel entonces compraba más electricidad que la que vendía; por tanto, maniobrar para subir los precios sería como echar piedras a su propio tejado.

Mientras los accionistas están encantados con el sistema y, sobre todo, con los dividendos que reparte, la población, sin embargo, se ve obligada a pagar un precio altísimo por un bien de primera necesidad. De este modo, a la ya de por sí dura situación económica de muchas familias se suma otro factor de empobrecimiento que ha llevado a una extensión sin precedentes de la pobreza energética. Esta situación es conocida y tolerada por el Gobierno español, que en vez de regular los precios de modo que abarate el costo energético recurre a parches como los bonos sociales.

Otra cuestión es por qué ahora la Fiscalía Anticorrupción denuncia a Iberdrola y abre la vía penal contra esta multinacional por aquella manipulación. En este sentido conviene tener presente que Iberdrola es la única multinacional que mantiene su sede en Bilbo. Ya en los años de bonanza Florentino Pérez trató de hacerse con el control de la eléctrica. Desistió cuando la burbuja estalló y el dinero se evaporó.

Aquellos fueron años en los que el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, ejercía de maestro de ceremonias en la compra de la escocesa Scottishpower. En el consejo de administración de Iberdrola también se sientan destacadas figuras del PP como Ángel Acebes. Todo ello no evitó el enfrentamiento hace dos años de Galán con el Gobierno de Rajoy a cuenta de los cambios en el sistema de primas a las renovables.

Es indudable que una acción de estas características contra una multinacional de esta envergadura tiene un evidente sesgo político sobre cuyas últimas razones en estos momentos solo se puede especular.