Ramón SOLA
JOHAN GALTUNG EN EL FORO SOCIAL DE IRUñEA

Los vascos ante una España que no es Suiza, India ni China

Galtung ha escrito 50 libros y mediado en 40 conflictos. Es un erudito con una obsesión: la paz. Y vive en alicante, así que algo sabe del Estado español. Trajo al Foro Social del jueves una pregunta: ¿Por qué no una «paz positiva» con Euskal Herria? Y le dio para un montón de afirmaciones jugosas...

En su «español vikingo» y con una lucidez llamativa a sus 86 años, el noruego Johan Galtung disertó en Iruñea sobre la relación (o más bien no-relación) entre españoles y vascos. Galtung tiene una biografía completísima y sabe mucho del mundo en general, pero además conoce de primera mano cómo funciona el Estado español porque reside ahora en el Mediterráneo. Algo menos sabe de los vascos; se quejó de que domina ocho lenguas pero nunca ha conseguido acceder al euskara porque no ha encontrado «un manual de introducción de diez páginas» que le diera algunas bases. Y lo considera un dato ilustrativo del déficit general de Euskal Herria: «Ustedes los vascos tienen que comunicar mejor su cultura, ahí fuera no saben nada de ustedes. Yo viajo mucho y para ellos vascos es igual a terrorista, a ETA. Ustedes han hecho muy mal trabajo culturalmente en España».

No obstante, Galtung cargó tanto o más duro contra la mentalidad y el esquema político español. La pieza central de su aportación académica es el concepto de «paz positiva», entendida como la situación en que diferentes naciones o simples comunidades humanas se enriquecen mutuamente. La opone a la «paz negativa», definida como la mera ausencia de conflicto, que es lo que cree que ocurre hoy día entre Euskal Herria y el Estado español tras el fin de la acción armada de ETA. En su charla en Iruñea se preguntó si entre ambos cabe esa «paz positiva» y lo puso muy en duda por el centralismo español.

Le apasiona el modelo del Gobierno suizo: «3-2-1-1 –resumió este erudito que ante todo es matemático–. Tienen siete ministros, no 20-25 como en España y otros países. De ellos tres tienen que ser de habla alemana, dos de habla francesa, uno de habla italiana y uno de romanche». Es un modo importante de integrar sus cuatro naciones. Por contra, en el Estado español observa «un gobierno en que casi todos los ministros son castellanos» y «un Congreso en que hay que entrar hablando español. En el de Suiza cada uno va hablando su idioma y cada uno le responde también en su idioma. Y por eso llevan 700 años sobreviviendo rodeados de grandes potencias como Alemania, Francia o Italia desde que se unieron los primeros cantones en la Federación Helvética. ¡700 años! No estoy seguro de que Estados Unidos vaya a sobrevivir tanto. Ni Noruega».

España no es Suiza, queda claro. Pero tampoco India, añadió, donde ve como lección el «federalismo lingüistico» implantado dividiendo el país en una treintena de unidades, «cada una hablando su idioma». Y tampoco es China, país que le deslumbra por su estrategia para «hacer subir a los últimos de la sociedad, dando la misma importancia al crecimiento y a la distribución».

Diez naciones por Estado

Volviendo a mirar a Madrid, concluyó Galtung tras estos ejemplos: «No se trata de ser eso mismo, pero sí de aprender algunos trucos, como el respeto mutuo. Que los castellanos entiendan que en la posmodernidad actual no hay una España una, grande, libre. Hay mucha prepotencia, la idea de Franco y la de Rajoy es que esa España una, grande y libre es la normalidad, pero eso no pertenece a nuestro siglo. Con 193 estados de la ONU hoy vemos un promedio de diez naciones en cada uno de ellos y vemos un esfuerzo general por evitar una nación dominante dentro de ellos».

«20 de esos 193 estados tienen prácticamente solo una nación, y en general son europeos: nórdicos, alemanes, italianos… Pero los españoles no tienen una sola nación –recordó–. Los franceses tienen esa tendencia jacobina de dirigir todo desde París, Madrid es una imitación y esto es un problema para los vascos».