Dabid LAZKANOITURBURU

Trump ahonda en la equidistancia falsa de EEUU con Oriente Medio

El presidente estadounidense, Donald Trump, se limitó a pedir a israelíes y palestinos «decisiones difíciles en aras de la paz». Su concreción no fue a más y, si bien es cierto que sorteó como pudo la ansiedad de Israel por arrancarle gestos, no dudó en cambio en acusar a los palestinos de recompensar la violencia.

De momento, y analizando sus gestos y declaraciones en el altamente simbólico periplo de dos días por Israel y por el territorio ocupado de Cisjordania, el presidente Donald Trump ha cumplido fielmente el encargo de no meterse en vericuetos y de suplir su falta de ideas con grandes palabras y, en su caso, con tiros a córner aprovechando los recovecos de un escenario internacional muy complejo.

El inquilino de la Casa Blanca logró la víspera eludir a los que, en el Gabinete de Benjamin Netanyahu, le intentaron arrancar un compromiso en torno a sus promesas electorales sobre el traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. Y lo hizo aireando amenazas a Irán, el eterno rival regional del Estado sionista.

Ayer, su llegada a Belén coincidió con el estupor por el indiscriminado atentado suicida en Manchester, lo que le permitió desviar la atención y centrarse en denunciar a sus autores, «a los que no llamaré monstruos porque eso es lo que querrían, y a los que a partir de ahora llamaré perdedores, porque eso es lo que son».

Toque de atención a Abbas

Con todo, y en su comparecencia con el veterano presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abbas, Trump dio otra vez muestras de su peligrosa cortedad de miras, lo que le lleva a hacer paralelismos a todas luces injustos. Así, señaló que «la paz nunca puede arraigar en un lugar donde la violencia es tolerada, financiada e incluso recompensada», en una referencia a la solidaridad del pueblo palestino con los miles de prisioneros en huelga de hambre. Trump hizo esas declaraciones tras cruzar tanto el check-point impresionante que sitia a la ciudad palestina cristiana como el Muro del Apartheid, que la ahoga como una soga en el cuello de sus habitantes. Fue el único momento en el que Trump dijo algo, porque calló cuando Abbas reiteró la exigencia de la llamada solución de los dos Estados, que el presidente estadounidense no se comprometió a secundar a su llegada a la Casa Blanca.

Trump matizó, eso sí, y tras su pulla implícita, que Abbas «se ha comprometido a tomar medidas firmes y necesarias para luchar contra el terrorismo».

Con todo, el discurso de Donald Trump contrasta con las loas acríticas hacia el régimen de Israel con las que, aunque no les haya satisfecho al 100%, ha regalado los oídos a los ministros de Netanyahu.

Por lo demás, muy poco. Cuando iba a tomar el avión que le iba a trasladar de la ciudad tres veces santa de Jerusalén a la capital católica del Vaticano, el inquilino de la Casa Blanca instó a israelíes y palestinos a tomar «decisiones difíciles» a favor de la paz. Netanyahu, preocupado, temía ayer perder el sueño.

El Russiagate le persigue hasta de gira

El exdirector de la CIA John Brennan insistió ayer ante el Senado en sus dudas por los contactos mantenidos por representantes rusos y el equipo de campaña de Trump, y afirmó que en el verano de 2016 ya trasladó sus sospechas sobre una posible injerencia rusa en las presidenciales, tanto al expresidente Barack Obama como a otros dirigentes de EEUU.

Brennan, que abandonó la dirección de la CIA coincidiendo con el cambio de mando en la Casa Blanca, añadió que llegó a mencionar el tema en una conversación con el responsable del FSB ruso, Alexander Bortnikov.

El exdirector de la CIA confesó que no sabe si realmente existió connivencia con el equipo de Trump o si Moscú logró la «cooperación» de las personas con las que supuestamente habría contactado, en la medida en que abandonó en enero el cargo dejando «cuestiones sin resolver».

No obstante, sí que insistió en que «debería quedar claro para todos que Rusia interfirió sin pudor en el proceso de elecciones presidenciales de 2016 y que mantuvo estas actividades a pesar de nuestras protestas contundentes y advertencias explícitas». En la misma comisión del Senado, el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, se negó a revelar si Trump le pidió ayuda para desmentir una connivencia entre su equipo y Rusia.GARA