Raimundo Fitero
DE REOJO

Cantidades

Estaba Buenafuente con su colaborador que se dedica a la vida social, Bob Pop, y en ese tono sarcástico que le caracteriza fue desmenuzando parte de ese mundo que en una televisión pública llamada TVE sigue Anne Igartiburu dándole relumbrón y se hicieron una pregunta que ahora, pasados los días, las noches, las emociones, los campeonatos, los silbidos omitidos y los agrandados, me parece muy pertinente. Estaban hablando sobre la boda de ese personaje irrepetible porque no da más de sí la fábrica de idiota con pretensiones: Risto Mejide. Y se dijo que habían asistido quinientas personas. Buenafuente preparó la paradoja: «¿Alguien tiene quinientos amigos y familiares que asistan a su boda? ¿Risto conocería a los quinientos?». Y Bob Pop, hizo una pausa tragicómica, puso una cara de pillo y contestó: «Lo que mola es que los quinientos sí conocen a Risto, ¿comprendes?».

Exactamente, se trata de alimentar el ego de manera exponencial, de cobrar la exclusiva, de que esos quinientos hagan un regalo en especies o en efectivo, que el ágape lo pague alguna marca y que salga mucho en los papeles y los programas televisivos dedicados a estos asuntos del salchichón. Y así se convierte una boda en un evento. Y ahí vienen las cantidades como medición, cuantos más invitados, más resonancia, más portadas y páginas interiores, más chascarrillos. Y cuantas más portadas y chascarrillos más crece el cachet. Y ahora seguirá viaje de novios,  probable embarazo, bautizo, separación y divorcio que seguramente ya habrán firmado. Es lamentable, pero este publicista publicitado, hizo un gran anuncio. Y si vende su boda, su vida íntima, es porque ya ha entrado en el redil, en el círculo vicioso que es muy virtuoso con el dinero. Son los números que nos retratan. Debemos saber que es muy importante saber usar bien el mando a distancia.