Pilar Marín y Nerea Egües
Técnicas de la Sección de promoción de la salud y salud en todas la políticas del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra
KOLABORAZIOA

¿El tabaquismo cambia de género y de clase social?

De los datos disponibles, eso parece desprenderse. Las tasas de tabaquismo en hombres tras años de ascenso alcanzaron su punto más alto y en las últimas décadas vienen descendiendo en todas las edades y más que en las mujeres. Mientras tanto y desde los años 90, las tasas en mujeres también descienden pero solamente en menores de 45 años y aumentan en mayores de 45 (muertes atribuibles al consumo de tabaco en España 2000-2014). En este mismo período las chicas jóvenes fumadoras igualan o pasan al número de chicos.

En cuanto al cambio de clase social, en Estados Unidos el porcentaje de fumadoras es dos y tres veces mayor en chicas que no han finalizado la educación secundaria comparadas con las que tienen estudios universitarios (CDC, 2001). En Europa, las personas, hombres y mujeres con bajo nivel educativo, fuman diariamente un 20%, mientras que las que tienen un nivel educativo más alto fuman el 14%.

Al igual que ha ocurrido aquí, en otros países las normas sociales y culturales restrictivas con los derechos de las mujeres marcaron y marcan diferencias de género también en la incorporación más tardía de las mujeres al tabaquismo. En nuestro entorno cultural, la incorporación de las mujeres al consumo de tabaco durante los años 60-70 se produjo más tarde que en los hombres. La pérdida de fuerza de estas normas y valores tradicionales, a la vez que numerosos efectos positivos ha tenido el efecto negativo y no deseado de la expansión del hábito de fumar en el colectivo femenino.

La Organización Mundial de la Salud, señala que la industria del tabaco desde los años 20 en Estados Unidos viene trabajando en esta dirección. Numerosas campañas dirigidas a las mujeres de todo el mundo, haciendo del cigarrillo un objeto atractivo. Se vende glamour, libertad, estilo, lujo, clase, romance, sexo, sociabilidad, disfrute y éxito junto a frescura, emancipación o delgadez, cuando en realidad el tabaco no es liberador ni glamuroso sino adictivo y mortal.

Cada vez fuman menos personas y sin embargo para muchas chicas el fumar sigue siendo atractivo.

El hecho de que algunos en lugares las chicas jóvenes fumen ahora tanto o más que los chicos es un fenómeno nuevo que se da en un contexto general en el cual cada vez hay menos personas de ambos sexos que fuman.

Las encuestas nacionales de salud muestran este descenso, 12 de los 28 países de UE tienen menos del 20% de población adulta mayor de 15 años fumadora. En los últimos 14 años, en Europa, la media de personas fumadoras ha bajado 16 puntos, en España 9 puntos, los hombres mas que las mujeres; en Navarra 11 puntos entre 1991 (34%) y 2014 (23%) y también más en hombres que en mujeres. En todos los países los hombres siguen fumando más que las mujeres, menos en Dinamarca, Irlanda y Suecia, países con tasas relativamente bajas de tabaquismo, en los cuales hombres y mujeres se igualan.

En población entre 14 y 29 años, la Encuesta de Juventud y Salud de Navarra 2012, muestra que fuman prácticamente igual los chicos que las chicas, 21,6% y 21,3% respectivamente. En la franja más baja de edad entre 14 y 18 años, aunque la mayoría no fuma (fuma el 8%), el número de chicas duplica el de chicos.

En cuanto al cambio de clase social, la encuesta de Condiciones de Vida de Navarra 2012, señala que los hombres con un nivel de estudios bajo, tiene 4 veces más probabilidades de fumar que los hombres con educación universitaria. Las mujeres con menos estudios y el grupo de segundo ciclo de educación secundaria fuma el 30% mientras que las mujeres universitarias fuma el 15%.

La curva de la epidemia del tabaquismo: esta curva describe una tendencia de crecimiento rápido en la prevalencia del hábito de fumar que alcanza su punto más alto tras varios decenios y luego desciende. Esta curva de la epidemia del tabaco se refleja en la mortalidad de la población 3 o 4 décadas más tarde.

En Navarra, como en otros lugares, las mujeres se incorporaron a fumar más tarde que los hombres y por tanto su reflejo en la mortalidad también está siendo más tardío. Así y como ejemplo, la mortalidad por cáncer de pulmón, mientras que en los hombres desciende, en las mujeres, sobre todo menores de 65 años, que empezaron a fumar hace 30-40 años y han seguido haciéndolo, se observa un claro ascenso (Informe mortalidad 2009-2013 del Observatorio de salud comunitaria del ISPLN)

Cambiar la tendencia de la curva: cambiar esta tendencia del tabaquismo en las chicas y de sus consecuencias posteriores en la mortalidad de las mujeres, implica prevenir que las chicas empiecen a fumar o empiecen lo mas tarde y las menos posibles, a la vez que las que ya fuman lo dejen lo antes posible.

En este sentido mejor que dejar de fumar es ¡nunca empezar!

Se dispone de estrategias e intervenciones que han demostrado ser eficaces tanto para prevenir como para ayudar a dejar e fumar. Conocer la realidad del tabaquismo, proteger a la población del humo del tabaco, advertir e informar de los riesgos del tabaco, aumentar los impuestos, instaurar el empaquetado neutro, hacer cumplir la prohibición de publicidad directa o indirecta, promoción y patrocinio del tabaco… y ayudar a dejar de fumar, son medidas que llevan a que las personas y sobre todo las más jóvenes fumen menos.

Se trata de combinar estas estrategias con especial atención a los grupos que tienen mayor porcentaje de personas fumadoras (grupos y personas mas desfavorecidas, algunos grupos étnicos, mujeres jóvenes…).

Las personas fumadoras que dejan de fumar antes de los 30 años pueden reparar la mayoría de los daños a la salud causados por el tabaquismo.

Muchas personas dejan de fumar a diario, si tú te lo propones, también puedes dejarlo.