Gloria LATASA
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Lo que sí y lo que no

Los montañeros que se han visto sorprendidos alguna vez por una tormenta saben que no es fácil mantener la calma, que se alborotan en la cabeza los pensamientos sobre lo que se debe hacer y lo que no. Y, aunque la probabilidad de que nos pueda alcanzar un rayo es pequeña, nosotros –con nuestro comportamiento– podemos hacer que la posibilidad sea mayor. Además no solo está el rayo, pueden aparecer también precipitaciones intensas, granizo, fuertes vientos…

Si nos encontramos en una zona alta –cimas, crestas– y percibimos el peligro, deberemos ir pensando en bajar. Eso sí, sin correr (se ioniza el aire y el rayo puede alcanzarnos más fácilmente). En realidad, cualquier resalte es peligroso: árboles aislados, rocas solitarias o un paraguas abierto; incluso nosotros mismos, si estamos en un espacio abierto. En este caso, si las descargas son inminentes, tendríamos que ponernos en cuclillas.

Otra cosa a evitar es la proximidad a los ríos, lagos, desplomes por los que circule agua, un suelo mojado… Cualquier contacto con agua es peligroso ya que conduce muy bien la electricidad. Sin embargo, hay ocasiones en las que es difícil lograrlo porque las precipitaciones cubren todo el terreno. Si vamos a acampar, deberíamos evitar los cauces secos y las orillas de los ríos para estar más seguros en caso de tormenta.

Los objetos metálicos también son peligrosos si hay rayos. Por eso hay que evitar la proximidad de las cruces cimeras, vías ferratas, vallados, «ferretería» de escalada –piolet, crampones–, bastones telescópicos… Sin embargo, un refugio de metal, un coche, un teleférico… son seguros, siempre que estemos dentro con las puertas y ventanas cerradas, ya que hacen el efecto conocido como Caja de Faraday.

En el caso de que nos sorprendan fuertes vientos, tendríamos que prestar especial atención a los árboles, ramas y rocas que nos pueden caer encima. Deberíamos tener particular cuidado con las zonas expuestas, evitar permanecer en zonas elevadas, no perder contacto con las personas que nos acompañan y buscar refugio en edificaciones seguras.