Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Hermanos del viento»

Cuando la ficción sepulta al documental

Lo que inicialmente fue concebido como un documental basado en las águilas que habitan Los Alpes, ha pasado a ser un largometraje que en su empeño por subrayar los pasajes más íntimos de la trama, termina por eclipsar sus buenas intenciones didácticas.

Da la sensación de que al dúo formado por Otmar Penker y Gerardo Olivares no le bastaba con plantar la cámara, recoger las imágenes y dejar que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones relativas a la constante lucha por la supervivencias que se escenifica en plena naturaleza. Es una lástima que los realizadores no se hayan fiado demasiado de las posibilidades que tenía esta historia dentro de una concepción didáctica y hayan determinado otorgar el protagonismo a los humanos dentro de un conjunto dramático que no termina de convencer.

Buena culpa de que este proyecto no haya cuajado la tiene la propia trama y que se basa en una accidentada relación paterno-filial que se prolonga en la figura de un guardabosques. Poco o nada novedoso topamos en el perfil de unos personajes muy planos que tenían como objeto mimetizarse con el entorno agreste que los rodea, lo cual provoca que dejemos a un lado el nulo interés que nos provoca el guion para concentrarnos en el bello envoltorio visual y encontrar el verdadero sentido del filme. Si bien las secuencias relacionadas con la estrecha línea que separa la vida de la muerte gozan de un buen acabado, la decepción se torna en mayúscula en cuanto descubrimos que los animales lejos de pertenecer a ese espacio libre y salvaje no son más que unos meros “impostores”, animales que han sido domesticados y entrenados convenientemente para realizar ese tipo de escenas en el medio cinematográfico. Llegados a este punto, al espectador no le queda más que preguntarse cuál era el verdadero sentido de este proyecto.