Raimundo Fitero
DE REOJO

Dictadura

El cuñado de Urdangarin ha pronunciado en el parlamento español la palabra dictadura para referirse a la dictadura de la que emana su trono. Algunos de sus súbditos se sienten gozosos, satisfechos porque nunca su padre, el suegro de Urdangarin, la había pronunciado, ni la pronunciará. Incluso los hay que piensan que se ha pasado, que ha roto los límites, que un Borbón debería ser más respetuoso con su historia reciente. Y ha dicho la palabra terrorismo en genérico. Y otros de sus súbditos le reclaman concreción. Un discurso sin decir ETA es muy poco consecuente con la situación actual que se necesita mantener focos de distracción constantes para que no se diga la palabra corrupción como uno de los tumores que corroen la actual situación política provisional.

Se celebran los cuarenta años de las primeras elecciones celebradas con ciertas garantías post golpe de Estado de Franco, Guerra Civil y cuarenta años de muerte, destrucción, dictadura criminal, ahogo político, económico y social. Muchas víctimas silenciadas en esos años, pero lo peor de todo, muchas víctimas silenciadas de actos ocurridos en la famosa transición modélica, que de seguir así la propaganda va a resultar que fue un regalo franquista, un logro de la monarquía o hasta un suicidio de las hordas golpistas y tardo franquista que decidieron ser generosos y volverse demócratas de repente. O demócratas de toda la vida como decían. Fue una situación dada, una evolución del sistema, un acto constituyente de algo que no ha resuelto todos los conflictos, porque entre otras cosas no se dio opción a la elección del modelo de Estado, tenía que ser una  monarquía tutelada por Franco y sus ejércitos para que fuera posible. El atado y bien atado se refleja, hoy mismo, en los apellidos que figuran en los accionistas principales de las empresas del Ibex 35.