Patxi IRURZUN
IRUÑEA

«Bajo los robles navarros», una novela escrita con hambre

Tras «El barrio maldito» y «Centauros del Pirineo», la editorial Txalaparta publica la tercera entrega de la serie navarra del escritor Félix Urabayen, «Bajo los robles navarros», novela póstuma, escrita bajo la sombra amenazante del golpe militar, de la que el autor trata de zafarse trazando luminosas estampas de los paisajes, el paisanaje y la gastronomía navarras. La edición lleva el prólogo de su hija, Rosa Urabayen.

¿Por qué escribiría Urabayen (1883-1943) “Bajo los robles navarros”, un locus amenus, en cierto modo, una novela de estampas idílicas sobre la geografía y los tipos humanos de Nafarroa, en mitad de una guerra sanguinaria y genocida? Porque tenía hambre. Así lo explica su hija en el prólogo que se incluye a la magnífica edición de esta, la tercera de las novelas que componen la serie navarra del autor de Ultzurrun. «Urabayen tenía hambre», escribe Rosa Urabayen. «Hambre de paz, de silencio, de olvido, pero sobre todo de pan. Fue un escritor de evasión, como decimos ahora, que intentó anegar en los recuerdos de su infancia montañesa el horror desencadenado a su alrededor por el galope de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Por eso se recrea, página tras página, en la descripción de los banquetes pantagruélicos de las fiestas pueblerinas, se deleita en los detalles de los guisos y condimentos, en la abundancia y suculencia de los platos regionales, a la manera del hambriento que mitigase sus ayunos leyendo un libro de cocina».

“Bajo los robles navarros” no es, sin embargo, un libro de cocina, aunque en él se sucedan las loas al cordero al chilindrón, al cochinillo torrado con almendras y castañas, al carnero con caracoles, a la Baztan–zopa, a la trucha a la navarra… y uno de sus protagonistas, Eraso, el tabernero, sea una especie de inspector de la guía Michelín avant la lettre que durante el verano se dedica a recorrer Nafarroa en fiestas, de banquete en banquete, en los que es siempre convidado porque su «opinión es dogma, que nadie osa discutir».

“Bajo los robles navarros” quizás es una novela más deslavazada que aquellas por las que Urabayen es más conocido (las dos que anteceden a esta en la serie navarra, “El barrio maldito” y “Centauros del Pirineo”, también editadas por Txalaparta, y a las que seguirá “La última cigüeña”, que completa la tetralogía), pero también están en las páginas de esta novela todo cuanto caracteriza la literatura de Urabayen: su talento para la ironía o la facilidad para trazar estampas (a “Bajo los robles navarros”, por cierto, la acompaña en la edición “Estampas de mi raza”, un antología de artículos publicados en “El sol” en los que Urabayen retrata también ambientes y paisajes de Gipuzkoa, entre otros textos).

El propio argumento trae reminiscencias de “El barrio maldito” y el tema del amor imposible (en aquel, entre el arizkundarra Pedro María Etchenique y una agote, en este entre el molinero cantor, Larumbe y la sobrina de Eraso, el tabernero, Juana-Mari). A Urabayen se le ha achacado a menudo la debilidad de sus tramas (y en el caso de “Bajo los robles navarros” cierto es, pero tampoco importa demasiado, porque como señala su hija en el prólogo: «Todo el que haya leído una página de Urabayen volverá a encontrarlo en este libro»), pero es curioso que novelas como “Centauros del Pirineo” (sobre los contrabandistas) o “El barrio maldito” (sobre la raza maldita) no encontrarían hoy ninguna dificultad en ese sentido para convencer a un agente literario, y lo que jugaría en su contra sería es estar demasiado bien escritas.

Es ese uno de los argumentos, su aporte de calidad a la literatura actual, que desde Txalaparta señalan para recuperar a Urabayen. Consideran además que «las cuatro obras que van a ver la luz en nuestra editorial podrían estudiarse en cualquier facultad de historia», e incluso esta estampa idealizada que es “Bajo los robles navarros” aparece rasgada en sus últimas páginas por el zarpazo fascista y la irrupción en ellas del golpe militar. Una obra, en definitiva, y un autor a menudo olvidados, y reivindicados en la magníficamente editada, por otra parte, tetralogía de Txalaparta.

Félix Urabayen

Félix Urabayen (Ultzurrun 1883, Madrid, 1943) es uno de los prosistas más destacados de la generación literaria de preguerra y la figura más destacada de la narrativa navarra del primer tercio del siglo XX. Fue profesor y ocupó el cargo de consejero de Cultura en el Gobierno de Azaña.

Detenido y encarcelado durante la Guerra del 36, compartió celda con intelectuales como Miguel Hernández o Antonio Buero Vallejo. Fue liberado en 1940, enfermo de cáncer de pulmón, y pasaría sus últimos años en Iruñea, donde terminaría de escribir “Bajo los robles navarros”. Sus obras más destacadas son “Centauros del pirineo”, en la que recrea la vida de los contrabandistas, y “El barrio maldito”, sobre los agotes de Arizkun y donde recrea literariamente los sanfermines, anticipándose a Hemingway y su “Fiesta”.