GARA
IRUÑEA

La caravana a Melilla, testigo directo de vulneración de derechos humanos

La caravana Abriendo Fronteras regresó el domingo de Melilla, donde durante una semana fue testigo directo de la vulneración de derechos a la que la población inmigrante es sometida por parte de las autoridades. Ante ello, anima a participar en próximas iniciativas.

Entre el 14 y el 22 de julio más de 200 personas procedentes de Euskal Herria participaron en la caravana Abriendo Fronteras, que este año viajó a Melilla tras la experiencia del pasado año en Grecia. El objetivo del viaje era denunciar la política económica, comercial, migratoria y policial de la Unión Europea y del Estado español. «Políticas basadas en la explotación y vulneración de los derechos humanos, que solo producen pobreza económica, desesperación y muerte para miles de personas», según afirmaron en una rueda de prensa ofrecida ayer en Iruñea para valorar la experiencia.

Un periplo en el que han sido testigo directo de la grave situación que padece la población inmigrante en Melilla y territorios limítrofes de Andalucía como Tarifa (Cádiz) o Almería. «Hemos pasado por Madrid, Sevilla, Algeciras, Tarifa, Málaga, Melilla, Almería y Níjar exigiendo ante el Congreso español, frente a las cárceles-CIE, junto a la valla de Melilla, los invernaderos almerienses y en decenas de calles y plazas el reconocimiento a las personas migrantes de todos sus derechos sin excepción ni recorte. En definitiva, el fin de esta gran vergüenza política y humanitaria que es la política migratoria española y de la UE», expresaron.

Múltiple violencia

Los integrantes de la caravana describieron algunas de las situaciones de las que han sido testigo, como la violencia sexual y la sobreexplotación laboral que sufren las mujeres, situación que también se da entre los trabajadores de los invernaderos almerienses. También reclamaron la demolición de la valla «criminal» de Melilla y el reconocimiento del derecho a la libre circulación de las personas migrantes.

«En Melilla, esa ciudad convertida en zona de ‘no-derechos’, hemos visto una sociedad construida sobre el racismo social e institucional y la ocupación militar y policial», alertaron. A su vez, advirtieron de que se trata de una «violencia sistemática» que supone un «lucrativo y millonario negocio para muchas empresas y lobbis».

Asimismo, denunciaron que los miembros de la caravana han padecido prohibiciones e imposiciones de todo tipo. Pese a ello, subrayaron que la experiencia ha servido para unir lazos entre los participantes y con las personas que han conocido en diferentes puntos, y animaron a participar en próximas iniciativas para pedir una política migratoria que respete los derechos humanos.