Víctor ESQUIROL
DIARIO DE GREG: CARRETERA Y MANTA

Greg in the Middle

Reconozco que mi primer contacto con el universo de “Diario de Greg” (tanto desde su faceta literaria original como desde su posterior deriva cinematográfica) se ha dado con esta su cuarta película. Admito pues que a lo mejor acudía a la cita con muchos deberes por hacer. Circunstancias en las que, si te has visto como desde luego me he visto yo en más ocasiones de las que me hubiera gustado, identificarás como esa llamada de lo salvaje. Esto es, los exámenes de septiembre. Mal vamos, sí.

Y peor nos fuimos los cuatro insensatos que nos metimos en el pase de prensa de “Diario de Greg: Carretera y manta”. Entre que entramos y salimos de aquella sala, pasó hora y media, pero fue éste un lapso de tiempo en el que cada minuto se antojó como una edad entera en la Tierra. ¿Exagero? Claro, pero no tanto como cada frase, gesto y situación en esa película. Cosas del cine infantil, a lo mejor; cosas del cine infantil malo, seguro. El film está planteado a modo de road movie familiar cuyo itinerario está marcado por las catastróficas desdichas provocadas y/o sufridas por los protagonistas. Ya sabes, malo para ellos; gracioso para ti. Solo que no.

La filia del realizador por lo histriónico solo consigue que cada gag (único combustible del vehículo que conduce) se ejecute de forma torpe en el mejor de los casos, e irritante en el peor. Más allá de comprobar que Alicia Silverstone está viva, no hay ninguna buena noticia. El resultado es como un episodio alargado de aquella magnífica serie titulada “Malcolm in the Middle”, solo que con todas sus virtudes reducidas a la nada. Sin espacio posible para el público adulto. Recuerda: cuando tu vástago te ponga en el compromiso de ir a ver la película, siempre podrás salir del paso descubriendo que este es, sin duda, el momento ideal para que empiece a ir solo al cine. Que ya va teniendo una edad. De nada.