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Saakashvili, de presidente de Georgia a apátrida perseguido por la ley

El expresidente de Georgia Mijail Saakashvili, uno de los políticos más controvertidos del espacio postsoviético y perseguido judicialmente en su país de origen, no tiene adónde volver cuando acabe su estancia en EEUU, después de perder el miércoles la ciudadanía ucraniana, su país de acogida.

La georgiana la perdió hace dos años, al obtener la de Ucrania, que aceptó para ponerse al frente de Odessa por petición de Petro Poroshenko, su excompañero universitario y entonces amigo.

Si hubiera estado en Kiev podría haberse quedado y recurrido la decisión, pero eso quiso evitar Poroshenko. Ahora puede de ser detenido al llegar y extraditado a Georgia.

Poroshenko firmó el decreto alegando que al solicitar la ciudadanía Saakashvili ocultó que era perseguido por la Justicia de su país, algo que no se sostiene, ya que era y es de dominio público. Es buscado por cuatro delitos y podría enfrentarse a once años de prisión.

Saakashvili dimitió en noviembre de 2016 como gobernador de Odessa tras denunciar la «rampante corrupción» en la clase política de Ucrania, de la que culpó a Poroshenko. En febrero registró un nuevo partido para hacer frente a Poroshenko en las elecciones parlamentarias. «Una pequeña banda de criminales oligarcas bloquea el progreso de Ucrania para su propio enriquecimiento», dijo Saakashvili, que se ganó no pocos enemigos durante su breve gobierno en Odessa.

Si por algo ha destacado Saakashvili en su larga carrera política es por su capacidad para hacer enemigos, pero también por ser un reformista capaz de enfrentarse a todos para lograr sus metas y salir a flote.