Ane URKIRI

LA PREVENCIÓN DE LOS BOMBEROS, ALGO BÁSICO Y MÁS ALLÁ DE LOS FUEGOS

El trabajo de los bomberos no siempre esta ligado a apagar los incendios. Los protocolos de cualquier evento grande exigen la presencia de éstos, por lo que pueda pasar. La prevención es trascendental en eventos como los fuegos.

Suena la alarma que anuncia una incidencia en el Parque de Bomberos de Intxaurrondo. Se trata de un incendio en una vivienda, provocado por un extractor. Escuchan atentos la indicación y en un abrir y cerrar de ojos todo el parque de bomberos está en movimiento. Partiendo de un silencio al que le acompañaban algunas risas y bromas, han pasado a recrear una escena que nos es habitual en series o películas. Pero esta salida nada tiene que ver con la ficción, puesto que toca actuar en un octavo piso. Es el día a día. Instantes antes, otro equipo ha recibido la llamada de emergencia por una señora que ha sufrido un golpe de calor (ocurre el lunes, a 37º C). Y todo ello, mientras ultiman el dispositivo de prevención para el abordaje de los piratas.

Y es que, además de apagar incendios, ese trabajo de prevención es fundamental en un cuerpo de bomberos. Y aún más en eventos grandes como esta Aste Nagusia. El equipo de Intxaurrondo prepara detalladamente los dispositivos que se utilizarán en cada evento. El abordaje, los fuegos artificiales y los toros de fuego son algunos de ellos.

«En cada cita en la que se prevé cierta aglomeración de gente existe un protocolo y en ese protocolo estamos los bomberos junto a los municipales, Cruz Roja o la DYA», explica Iñaki Bodegas Prieto. Informa, además, que en los tres primeros días de Aste Nagusia no ha habido incidentes reseñables. «Suelen ser fiestas tranquilas, con incidentes menores, como por ejemplo alguna persona ebria que se cae en el Paseo Nuevo...», destaca entre risas. «Ahora mismo acaban de rescatar a una señora en el Pico del Loro, pero no tiene nada que ver con la festividad, al parecer ha sido por un golpe de calor», añade su compañero de trabajo, Eugenio Moreno Bikuña.

Fuegos artificiales

Acceden a explicar su método de trabajo en uno de los actos que más gente moviliza dentro del programa festivo organizado por el Ayuntamiento: los fuegos artificiales. Un evento diario que dura quince minutos necesita de tres equipos de bomberos. «Un equipo suele estar al lado del carrusel de Alderdi Eder, el segundo se coloca en el ático del Ayuntamiento, y el tercero, en la calle Hernani», explican ambos. Detallan que el grupo que se ubica en el carrusel suele estar esperando –«normalmente echando agua mientras lanzan los cohetes», recalca Bodegas– por si cae alguna chispa. Y subrayan que existe el Puente de Mando Avanzado (PMA), un vehículo en el que se reúnen representantes de cada servicio involucrado: municipales, Cruz Roja, DYA y bomberos. «Desde allí nos gestionan a todos», enfatiza Bodegas. De la misma forma, Moreno añade que todas las decisiones llegan desde esa «mesa de crisis». «Nosotros somos más operativos, los ‘peoncitos’», describe Moreno, «porque si pasa algo serio llega desde allí la orden de suspensión. El protocolo, en principo, es siempre lo mismo pero si hay algún imprevisto sale de ahí la orden para actuar».

Después de los fuegos artificiales llega el turno de los toros de fuego. Alrededor de las 23.30 parten desde la Plaza de Cervantes hacia la calle Miramar –como novedad este año–, siguiendo a continuación el recorrido habitual.

En lo que concierne a los bomberos, Bodegas y Moreno hacen saber que uno de los equipos se mantiene en el mismo lugar que los fuegos artificiales hasta que acaben los zezensuzkos: «Se trata del equipo que está en la calle Hernani, los otros dos vienen a la central». Informan que normalmente no suele haber problema, pero por si acaso están allí, al pie del cañón. «En los años que he estado yo, no hemos actuado nunca», aclara Moreno, pero a la vez ponen énfasis en lo trascendental que puede llegar a ser la prevención para evitar males mayores.

La fiesta, lo justo

Iñaki Bodegas no recuerda ninguna anécdota importante durante la Aste Nagusia de años anteriores. Eugenio Moreno, sin embargo, echa la vista atrás y recuerda la huelga que estuvo a punto de suspender los fuegos artificiales. Bodegas le da la razón: «Fue hace quince años, justo el anterior a que entrase yo». «Estábamos en huelga y en la asamblea decidimos no llevar a cabo el servicio de prevención en los fuegos artificiales, y ahora tengo la duda de si al final fuimos o no», describe Moreno. «Esa anécdota, sin embargo, es en realidad un asunto serio porque se exigían unas medidas y unas mejoras en el servicio», remarca.

Ambos son donostiarras; aun así, Eugenio Moreno reconoce que no es muy apasionado de la Semana Grande. «Suele estar a tope de gente y veo los fuegos mientras trabajo, así que...», matiza entre risas.

Iñaki Bodegas, por su parte, sí que suele ir a algunos conciertos, «aunque por la noche disfrutamos lo justo». Y es que la autoexigencia es tal que llegan a admitir que nunca se ven totalmente preparados para hacer frente a cualquier situación. «Hacemos maniobras cada día, por la mañana y por la tarde, pero son tan amplios los diferentes trabajos que puedes llegar a hacer, que tienes esa sensación de que te falta algo», manifiestan ambos.