Raimundo Fitero
DE REOJO

Contenedores

Sigo maltratando mi memoria, adormeciendo mi mala hostia. Escucho, veo, leo, necesito encontrar una luz, una idea, unas palabras que me acompañen un rato por esta oscuridad. Yo sí tengo miedo. Lo superaré, pero no tengo la misma sonrisa, ni me entretengo con el canto de las cigarras rezagadas. No hay forma. Quizás debería abandonar mi guardia constante de reconocimiento de la verdad o de una realidad difusa. Cuando estaba remontado algo en mi ánimo aparece un imbécil, un energúmeno que con voz de cazalla y verbo ronco sin eco de inteligencia nos coloca ante la miseria política de un Gobierno inútil. El ministro Zoido sale a hacer propaganda de la banda de Rajoy con unas formas lamentables. Impresentable. Dice con imprudencia y negligencia que la célula está totalmente desarticulada. ¿Cómo lo sabe? ¿Había célula? Desarticulada quiere decir muertos algunos de sus supuestos integrantes, por accidente, por acción policial de los Mossos. ¿Dónde está el conductor de la furgoneta? ¿Cuántos muertos en la explosión de Alcanar que sigue aportando sorpresas? Y mi duda perenne, ¿por qué siempre todas las policías disparan a matar? ¿Son órdenes específicas? ¿No es mejor recabar información a los detenidos?

Y de repente escucho a un portavoz de una comunidad musulmana que dice algo que me deja pensativo: «Estos muchachos son contenedores vacíos. Se les puede llenar de odio o de esperanza». Tenemos que intentar pensar mucho más en el mundo que nos rodea, el que hemos creado entre todos. Vi en directo en La Sexta cómo la ciudadanía barcelonesa acorralaba a un grupo de fascistas españoles. Instigado por los de siempre, crece un sentimiento islamófobo que acojona. Contenedores vacíos. Contenedores llenos. Contenedores semillenos o semivacíos. Cuidad los contenidos.