Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
IGOR ARZUAGA
PIANO, ACORDEÓN, ARMÓNICA, GUITARRA, VOZ...

«El piano envía emociones de forma gráfica y matemática impecable»

Crecido bajo los libros de Zuhaitza, la librería familiar donde trabaja en Laudio, Igor Arzuaga escribe poesía, pero como prosista se luce también en forma y pensamiento. Asimismo, o por encima de todo, es músico. Primero al lado de Exkixu, después con Mikel Urdangarin, luego en solitario, Mara y «Nire begiak», un hermoso y frágil álbum a solas con el piano y el eco de su voz metal-madera.

«En el insti, mi pupitre estaba lleno de dibujos hechos a lápiz, la señora de la limpieza le pasaba el trapo todas las tardes y yo imaginaba que lo haría con gran dolor, pues era tan simpática. Creo que se le paró el corazón. Yo todas las mañanas le regalaba un paisaje, una flor tal vez... No sé». Escribe Igor Arzuaga ante una pregunta sencilla, su afición por el dibujo. Cuestión de la que extrae una prosa impecable que se admira desde una primera lectura.

Arzuaga es un músico “culto”, toque el piano como si sus teclas fuesen de colores. Y así lo demuestra en “Nire begiak” (Gaztelupeko Hotsak), una herramienta de consulta para quienes toquen el piano y quieran darle una salida pop sin perder la mayestaticidad inherente a la esencia del instrumento. Pop en el sentido estilizado, pues no hay coros ni estribillos ramonianos, aunque sí se permite Arzuaga crear algunas melodías vocales quedonas. De otra parte, las teclas son un ejercicio de buen gusto ilustrado, de clase componiedo. En varios cortes rompe las querencias con un arreglo de armónica tratada con una finura inaccesible para muchos.

No es un disco fácil, no suelen serlo los discos de autor, pero suena maravilloso. Con un “poquito” de paciencia o de inquietud será la compañía que se necesita en una tarde de estío, caído el invierno, en el depertar entre sábanas, de costado esperando al sol, en viaje crepuscular por la mente.

Hubo un tiempo en el que tuvimos nuestras preferidas, recordamos “Ilargia”, el single teórico, “Eten Ezina”, “Ihesi”, “Galdu arte” (aquí hay notas que duelen). “Esadazu”, “Energia”, “Nire eskuetan”, “Idatz makina” o “Ez nau maite”, pero de tanto girar se ha convertido en una unidad indisoluble, entre otras cosas, porque según escribimos nos salen destacadas unas u otras. De hecho, ahí están las nueve canciones. Se han dicho que «si tú estás yo también».

Multiinstrumentista y pensador, de timbre vocal metálico terso, profundo y seductor, Arzuaga cuenta: «Al tiempo una tía mía, muy viajera, me solía traer de recuerdo de los sitios que visitaba, una flauta típica del lugar. Creo que he tocado con más o menos éxito alrededor de quince flautas diferentes. Luego me hice mayor, o simplemente todos estábamos un poco hartos de tanto trino, así que el último regalo que me trajo, fueron unas gafas de sol, que por cierto, no me las quitaba. Por aquel entonces iba de casa al instituto en bicicleta, con las gafas de sol y escuchando el “Berlín” de Lou Reed en el walkman. Fueron años tristes, de mucho desencanto, si no llega a ser por la música, vete a saber...».

¿Virtuoso? No, gracias

Mis influencias son las mismas que entonces. La cuestión es que ahora me quiero perfeccionar con el acordeón. Cada instrumento ofrece unas posibilidades genuinas respecto a la composición, eso es lo que me estimula, no el ser más o menos virtuoso, eso no me importa, no me interesa. Yo me pregunto: ¿qué me está pidiendo este cacharro?! Entonces empiezo a pensar en esos términos, me armo de lápiz y papel y escribo. A veces escribo cosas que no son fáciles de tocar, cosas que me cuesta lo suyo interpretar, pero eso me mantiene en forma, rara vez me pongo a hacer escalas o ejercicios de mecanismo… Me exijo, pero suele ser con un fin creativo. Para mí es importante hacer sonar lo que pienso, sentir las ideas, dibujarlas, contrastarlas… Cada instrumento forma el criterio de manera diferente, por eso soy multiinstrumentista, me divierte».

Libros al contenedor

Sobre el piano reflexiona: «El piano es una realidad que hace justicia a un lenguaje que comunica emociones, de una manera gráfica y matemática impecable, ¡cómo no me iba a enamorar! En la escuela te enseñan un montón de historias que no te van a servir para nada, y rara vez te van a motivar para emprender un proceso de aprendizaje que te realice como persona. Bueno, a algunos les pasa, pero a mí no me pasó. El día que me lancé a improvisar al piano, ese mismo día, tiré todos los libros de texto al contenedor. Me tuve que ir a Nueva York, pues el revuelo fue tremendo, pero nunca me he arrepentido. El piano es un ábaco del mundo sensible, y sabes, las cuentas acaban saliendo, porque la música genera equilibrio y coherencia y yo siempre me encamino por ahí, para generar comprensión y reconocimiento de los sentimientos que nos hacen ser como somos. Intento acercarme».

«Nire begiak» induce a preguntarse sobre el poder de este complejo instrumento. La capacidad que tiene para emocionar y sonar tan diferente: Jerry Lee Lewis-Keith Jarret, por ejemplo. Jarret es uno de los favoritos de Igor, quien matiza: «No hay instrumento más sencillo que el piano. El piano es muy agradecido. En las escuelas, a los jóvenes, les enseñan a tocar la puta flauta Honner (cómo decía Luis [Vil] en una artículo que escribió en el facebbok). Eso es como enseñar a dibujar sosteniendo el lápiz con el pie. Solo digo que podría ser más fácil, por ejemplo, con una melódica. La melódica es un teclado que suena cuando soplas. Vuelvo a decir que el teclado es un gráfico de todo lo que suena. La flauta no es un gráfico, tiene una nota aquí, la otra allí y la relación entre que esta nota esté aquí y la otra allí es inexistente. Yo he aprendido en base a relaciones coherentes entre donde se representa un sonido y donde se representa otro, creo que todos hablaríamos el mismo idioma. ¿No es maravilloso? Sí, empecé con el piano, por eso me atrevo a hablar de estas cosas, y por esto mismo me enamoré de muy muy joven de él».

Exkixu/Urdangarin

«Jon Mikel [bajista de Exkixu] me había prestado un cuatro pistas Yamaha que iba muy bien, hice mis maquetas con temas propios. En Lorentzo Records aprendí un montón [grabación de ‘Gaua heldu orduko’, 1995]. Exkixu llevaba ideas muy primarias a estudio y allí se desarrollaban hasta convertirlas en canciones acabadas. Batiz [Akelarre, Fito...] fue productor y eso garantizaba que todos íbamos a aprender un montón. Me pasé los quince días de grabación allí, parecía un espía, lo robé todo y más. Era muy joven, solo tenía diecinueve años, aquella gente me trataba de maravilla, me quedo con eso. La experiencia de Exkixu son un montón de nombres propios, me resuena más el significado de cada nombre del que hablo, que todas las melodías que compusimos. Lo digo con total admiración».

«Mikel [Urdangarin] es un gran tipo. Y un poco esponja, se empapa de todo lo que pasa y lo lleva a su terreno, lo sintetiza, lo transforma. Yo creo que un músico tiene que absorberlo todo. De lo contrario… Fue otra oportunidad para aprender. ‘Badira hiru aste’ fue grabado en un garaje, y la armonica de ‘Maria’, canción incluida en ‘Haitzetan’, fue escrita en diez minutos junto con Gile [bajista de Danba]. Diez minutos en los que crear es compartir, esto es inolvidable, porque crea vínculos. Presentamos aquellos discos con Eñaut Elorrieta [Ken Zazpi] y fue mi segunda oportunidad de viajar de concierto en concierto en furgoneta, Mi próximo poemario se va a titular ‘Furgonetan’. Mikel me ayudó a entender el piano fuera aparte de lo clásico, confiaba mucho en mí, y mis composiciones se enriquecieron al superar aquellos complejos».

Mara fue un proyecto de Arzuaga junto a Luis Vil, músico y cineasta de larga trayectoria. «Me entusiasmo por las cosas como por casualidad; bueno, en realidad creo que me da un poco todo lo mismo, pero necesito que me animen para centrarme, Luis ha ejercido un papel importante aquí, es un hermano, creo que somos capaces de entender la misma cosa de maneras diferentes y que cualquiera de esas formas es coherente. Por eso creo que volveremos a colaborar».

Proceso

«Me da mucha vergüenza y no sé si debería decirlo. Este disco lo he compuesto con la mano izquierda, todas las armonías y la forma de resolverlas están descritas con la mano izquierda mientras ideaba la melodía y la imaginaba en base a palabras que me regalaban una letra completa y más o menos compleja». «Me encanta lo que dices de las noches intranquilas. Ese es mi ritual, eso sí está pensado, buscado. A veces crear me quita el sueño. Suelo levantarme a las dos de la mañana, yo entro a trabajar a las diez en la librería, y vivo en un caserío, así que de madrugada no molesto a nadie. Cómo digo: a las dos de la mañana, no hay más mundo que el de lo que pienso, y como pensar por pensar me aburre y no veo la tele: me planto, de nuevo al piano».