Al menos 43 yemeníes, entre ellos civiles, murieron ayer en los bombardeos de la coalición árabe, liderada por Arabia Saudí, en la capital, Sana’a, que se encuentra bajo control de los rebeldes huthíes, y alrededores.

El responsable de la Media Luna Roja en Sana’a, Hussein al-Tawil, declaró que al menos 35 personas murieron por uno de estos bombardeos, concretamente en Arhab, una localidad situada en la salida norte de la capital. El ataque aéreo causó el derrumbe del techo del segundo piso de un edificio, donde se encontraba la mayoría de las víctimas, según un médico que trabajó en las labores de rescate.

«Hemos enviado seis ambulancias a Arhab y retirado 35 cuerpos. Evacuamos a 13 heridos a tres hospitales», indicó. Sin ofrecer una cifra determinada, advirtió de que había cuerpos atrapados bajo los escombros.

La agencia Saba, afín a los insurgentes, elevó la cifra de víctimas a 71, entre muertos y heridos, y atribuyó los bombardeos a la coalición árabe que respalda al Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi.

La televisión yemení Al-Masira informó de otros cuatro bombardeos contra puestos de control en la zona de Sanhan, en el acceso meridional de Sana’a.

El conflicto bélico ya ha causado 8.400 muertos y 48.000 heridos, muchos de ellos civiles, según la OMS.

Un reciente informe de la ONU ha revelado que en los primeros seis meses de 2017 Yemen ha sufrido más ataques aéreos que en todo el año anterior, lo que se ha traducido en un aumento de las víctimas mortales. Además, una epidemia de cólera se ha saldado con unos 2.000 fallecidos y varias regiones están al borde de la hambruna.