Àlex ROMAGUERA
EL YIHADISMO GOLPEA CATALUNYA

UNA MAREA DE SOLIDARIDAD Y CONTRA EL MIEDO INUNDA LAS CALLES DE BARCELONA

LA MARCHA DE APOYO A LA VÍCTIMAS DE LOS ATENTADOS YIHADISTAS QUE SE CELEBRÓ AYER EN LA CAPITAL CATALANA SE CONVIRTIÓ EN UN GRITO UNÁNIME POR LA PAZ Y EN REPULSA A LA «HIPOCRESÍA DE LOS HOMBRES DE LA GUERRA».

La marcha de ayer en Barcelona pasará a la historia como la mayor llamada colectiva en defensa de la solidaridad y la convivencia vista en Catalunya. Convocada en el centro de la ciudad para expresar la calidez a las víctimas del doble ataque que una célula yihadista perpetró el pasado 17 de agosto con el resultado de 15 muertos y más de 120 heridos, la marcha escogió para la ocasión el lema «No tinc por» (No tengo miedo), en singular, con énfasis y decenas de idiomas.

Al lado de este lema, surgido al azar y que apela a los ciudadanos a no sucumbir ante el terror, resonó entre la multitud el rechazo a las autoridades que, con sus políticas, han alimentado la guerra con el comercio y la venta de armas. Especialmente sonora fue la pitada que recibieron el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y Felipe de Borbón, ante los cuales se exhibieron carteles como «Mariano: queremos paz, no vender armas» o «Felipe, quien quiere la paz, no trafica con armas».

La convocatoria venía precedida por la manifestación celebrada la víspera que, bajo la leyenda “Tots som Cambrils” (Todos somos Cambrils), tuvo lugar en el municipio tarragonés para homenajear a la mujer que allí fue asesinada. La marcha, que transcurrió desde el Passeig de les Palmeres hasta la fachada del Club Nàutic de esta localidad costera, congregó a más de 15.000 personas. También en Ripoll, de dónde eran algunos de los jóvenes que perpetraron los atentados, acogió una emotiva concentración durante la tarde de ayer, a la cual asistieron al rededor de 3.000 de vecinos.

En Barcelona, y por primera vez en mucho tiempo, la multitud se colocó detrás de la cabecera formada por diferentes cuerpos policiales (Mossos d’Esquadra, Guàrdia Urbana, Policía Nacional y Guardia Civil), bomberos, dotaciones de emergencias y ciudadanos que, a título personal, participaron en las tareas de atención y apoyo a las personas atropelladas en la Ramblas la tarde del día 17.

En un segundo plano, se habilitó un espacio para las autoridades, encabezadas por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y los consejeros de su ejecutivo, a parte de los 17 titulares de los gobiernos autonómicos y representantes de las principales instituciones y partidos políticos del Estado, entre los cuales Felipe de Borbón y el Gobierno del Partido Popular en bloque (asistieron todos los ministros excepto Cristóbal Montoro, que se excusó por razones personales). Para estos últimos se fletaron expresamente aviones que salieron de Madrid a primera hora de la mañana.

Un grito, muchos matices

Faltaba una hora para que empezará la movilización, y el Passeig de Gràcia ya estaba abarrotada de familias de todo origen y condición social que, de forma ordenada, iban distribuyéndose por la parte central y los laterales de la gran avenida que divide el Eixample barcelonés, dónde decenas de voluntarios repartían rosas blancas, rojas y amarillas, los tres colores de la bandera de la ciudad.

También en las esquinas se podía recoger grandes carteles azules que, en su mayoría, hacían referencia a la voluntad de convivir en paz desde el respeto a la diferencia. De todos ellos, destacaban los que llevaban por eslogan «La mejor respuesta es la paz», «No a la islamofobia» o las que reproducían el grito «No tengo miedo», consensuado para una jornada que contó con el apoyo de 1.100 entidades de la sociedad civil catalana.

Entre las llamadas a secundar la convocatoria hay que citar la Taula de Ciutadania i Immigració de Catalunya, según la cuál «los que quieren sembrar el miedo y el terror lo hacen para levantar muros y extender rumores». Ante esta ideología del odio, el manifiesto que distribuyó ayer insta a la sociedad a «continuar tejiendo relaciones con el fin de asentar los valores de la paz y la no violencia».

También en este sentido se hicieron notar la Plataforma de Refugiados y Refugiadas, cuyo grupo exhibió pancartas a favor de construir una sociedad inclusiva, justa y respetuosa con los derechos humanos, así cómo el Sindicato de Manteros, que en un breve parlamento reclamó el fin de la represión que ha venido sufriendo y la oportunidad de participar cómo ciudadanos en pie de igualdad.

No faltó, asimismo, una nutrida representación del pueblo kurdo, que pese a la persecución a la cual está sometido, combate el Estado Islámico y está impulsando un modelo basado en el confederalismo democrático. Sin olvidar la Casa de Palestina en Catalunya y, por su protagonismo a raíz de los atentados, el bloque que formaba la Unió de Comunitats Islàmiques, la cual ha planteado a la administración diferentes medidas encaminadas a facilitar el diálogo y su participación activa dentro de la sociedad.

Al finalizar la multitudinaria marcha, que según los organizadores congregó medio millón de personas, tomaron la palabra en Plaça de Catalunya, brevemente, la actriz Rosa Maria Sardà y la activista musulmana Míriam Hatibi, que después de asegurar que «Somos muchas las personas que defendemos la convivencia y la paz» o «No conseguirán destruirnos porque no estamos solos», leyeron poemas de Federico García Lorca y Josep Maria de Segarra. El acto culminó finalmente con la interpretación de “El cant dels ocells”, que el violonchelista Pau Casals ha convertido en un símbolo de paz y libertad para todo el mundo.

#AnemDeBlau

La presencia en Barcelona de Felipe de Borbón, el presidente Rajoy y el resto de dirigentes del Partido Popular, suscitó un amplio rechazo entre numerosos agentes políticos y sociales, para los cuales su participación en la marcha resultaba incompatible con los valores de paz y solidaridad, al mantener acuerdos de comercio y venta de armas con Arabia Saudí y otros países que financian al Estado Islámico. Así lo señalaba Javier Martín, codirector de l’Institut d’Estudis sobre Conflictes i Acció Humanitària, que en un reciente artículo detalla el acuerdo que Felipe VI cerró recientemente con Arabia Saudita para la venda de cinco fragatas o las empresas españolas que están construyendo el tren que unirá próximamente las ciudades saudíes de Medina y la Meca.

La repulsa a la «hipocresía de los hombres de la guerra», como así denunciaron en un manifiesto 170 entidades, se plasmó con una concentración paralela dos horas antes de la marcha, a la cual asistieron tres millares de personas que, a partir del hastag #AnemDeBlau, se vistieron de azul para marcar perfil propio durante el recorrido de la manifestación.

En algunos tramos de la marcha, miembros de estos colectivos exhibieron una gran pancarta con el lema «vuestras políticas, nuestras muertes», dónde se denunciaba las trágicas consecuencias que conllevó la participación del Estado español en la invasión de Irak el año 2003 o los negocios que, según el propio Ministerio de Economía, se han suscrito desde entonces con las dictaduras del Golfo Pérsico.

 

Algunas declaraciones de la jornada

«Barcelona va a ser más cosmopolita y más abierta que nunca a la convivencia»

ADA COLAU

Alcaldesa de Barcelona

«Si su ideología es la muerte, la nuestra es una apuesta inquebrantable por la vida»

MIRIAM HATIBI

Activista musulmana

«Ni la islamofobia, ni el antisemitismo, ni la xenofobia tienen cabida en nuestra sociedad»

ROSA MARÍA SARDÀ

Actriz

«Ha sido un mensaje claro de paz, con muchos acentos, en una sociedad muy diversa»

CARLES PUIGDEMONT

President de la Generalitat