Jaime IGLESIAS
MADRID
Elkarrizketa
FRANÇOIS OZON
CINEASTA

«El thriller contemporáneo ha perdido el sentido de la puesta en escena»

Nacido en París en 1967 es uno de los directores más prestigiosos del Estado francés. Presencia habitual de Zinemaldia, en cuya sección oficial ha presentado muchas de sus películas y donde logró la Concha de Oro con «En la casa» (2012), acaba de estrenar «El amante doble» un ambiguo film de suspense pleno de erotismo inspirado en una novela corta de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates.

“No han pasado ni nueve meses desde el estreno de su anterior película (la magnífica “Frantz”) y François Ozon está de vuelta con un nuevo trabajo, “El amante doble” que acaba de llegar a las salas tras su paso por el último Festival de Cannes. «Escribir guiones y rodar películas para mí no es solo una profesión, es una pasión. El día que me aburra o que no me sienta inspirado supongo que pararé, pero como no es el caso ya estoy preparando un nuevo largometraje que empezaré a rodar en enero y que es una historia bastante oscura», comenta el cineasta a la hora de justificar su vertiginoso ritmo de trabajo. Quién sabe si  esa es la razón de la empatía que Ozon siente por la novelista estadounidense Joyce Carol Oates, verdadera destajista de la literatura que, como el propio director, gusta de pasar, sin solución de continuidad de un género a otro, desenvolviéndose con igual maestría en registros de lo más dispar: «Es una autora que siempre me ha fascinado. Cuando me enteré de que entre su producción literaria había un buen número de novelas negras que había publicado bajo el pseudónimo de Rosamond Smith, me sentí intrigado por conocer esa faceta suya. Fue así como descubrí ‘Vidas gemelas’, el relato a partir del cual fui construyendo el argumento de ‘El amante doble’».&softReturn;La novela de Carol Oates le permite a Ozon explorar las posibilidades que ofrece el tema del doble, un argumento que, si bien con un tratamiento distinto, está presente en muchos de sus largometrajes anteriores como “Joven y bonita” en el que narraba la doble vida de una joven burguesa que se prostituía sin motivo aparente encarnada por Marine Vacth, protagonista también de “El amante doble”: «Sí, es cierto –concede Ozon– pero en aquella película me limitaba a mostrar unos hechos, es verdad que el personaje que encarnaba Marine era bastante opaco y que no había razones aparentes que explicasen su conducta pero esta se desarrollaba atendiendo a unos criterios objetivos. En ‘El amante doble’ emprendo el camino inverso. Aquí lo que me interesaba era poder meterme en la cabeza y en la sexualidad de esta joven y explorar sus puntos de vista sin saber cuánto hay de verdad o de ficción en ellos. Me atraía la idea de poder armar un rompecabezas que el espectador pudiera terminar de armar». Cuestionado sobre las razones por las que, en casi todas sus películas, predomina un punto de vista femenino, Ozon comenta que «siendo hombre, me resulta más fácil expresarme a través de las mujeres porque puedo tomar una cierta distancia respecto a lo que estoy contando que si lo hiciera a través de una mirada masculina».

Para el cineasta francés esta nueva película representa su vuelta al thriller: «Me apetecía regresar al género y enseguida vi que esta historia me lo permitía ya que lo que aquí se narra son las frustraciones de una mujer que no está cómoda consigo misma, que sabe que hay algo que no funciona en su interior y comienza a investigar de qué se trata. Esa pauta de investigación es lo que convierte a ‘El amante doble’ en un thriller». A la hora de reconocer sus influencias François Ozon se muestra tan hermético como de costumbre aunque en esta ocasión reconoce que no le molesta que algunos hayan encontrado huellas de Brian De Palma en la construcción del relato: «El thriller de corte sicológico que se hacía en los años 80 y 90 fue un tipo de cine que alimentó mi adolescencia y juventud así que supongo que, aunque sea de manera inconsciente, esa influencia está ahí. No solo está el caso de De Palma, también el de otros autores como Paul Verhoheven que prestaban una gran atención al sentido de la puesta en escena. La fuerza de sus películas radicaba justamente ahí y eso es algo que, desgraciadamente, el thriller contemporáneo ha perdido». El director comenta que fueron precisamente las opciones de experimentación formal a las que invita un género como el thriller las que le animaron a ponerse manos a la obra con esta historia: «Después de una película tan intensa como ‘Frantz’ donde la narración ocupaba mucho más espacio que la puesta en escena, me apetecía rodar algo más lúdico. En este sentido en ‘El amante doble’ he podido jugar con los formatos, con la luz, con los reflejos y con la pantalla partida, el hecho de estar ante un relato de corte onírico me ha permitido huir del naturalismo y potenciar esa ambigüedad ya desde la puesta en escena».

Sexualidad y ambigüedad

Llegados a este punto casi se impone preguntarle a Ozon si, atendiendo a aquellos elementos que según él definen el thriller no cabe, acaso, considerar que toda su filmografía se mueve de una u otra manera, dentro de los parámetros de este género: «No, yo creo que no –contesta el director–. Es verdad que me gusta jugar con un cierto sentido del suspense pero tiendo a hacerlo de manera distinta en cada película que ruedo. Por ejemplo ‘Frantz’ era una película que estaba salpicada de flashbacks donde se narraban unos hechos que, después se descubría, solo estaban en la imaginación del protagonista pero el espectador podía asumir su verosimilitud y conferirles un valor real. Aquí, sin embargo, he querido ir un poco más lejos y esos recursos narrativos se reproducen de manera constante de modo que la incertidumbre que puede generarle al espectador la narración no es puntual sino que le acompaña de principio a fin. Eso para mí es lo que define al thriller como género. Otra cosa es la ambigüedad que es un territorio donde siempre me he sentido muy a gusto porque para mí la verdad es un concepto que no se manifiesta solo a través de los hechos acaecidos sino también a través de los sueños y de la fantasía».

Esa misma digresión es la que alimenta también la relación que acontece entre los protagonistas de la película (un trío atípico en tanto está conformado por el personaje que interpreta Marine Vacth y dos hermanos gemelos, ambos psicoterapeutas, que vendrían a representar el yin y el yang de la sexualidad masculina y a los que pone rostro Jérémie Renier, otro habitual del cine de Ozon). Entre estos dos hermanos y el personaje de Chloe acontece un continuo juego de máscaras donde, a menudo, se da una inversión de roles cuya ambigüedad celebra el cineasta poniendo el énfasis en la complicidad que ha logrado con sus actores: «El lado andrógino de Marine y el lado femenino de Jérèmie se complementan a las mil maravillas. Fue una de las cosas que más me estimuló a la hora de rodar con ellos las escenas de sexo, un tipo de escenas que, por otra parte, me encanta hacer. Siempre es un desafío determinar qué se muestra, hasta donde se muestra y pensar qué efecto tendrá en el espectador, si conseguirá excitarle o, por el contrario, le aburrirá». A pesar de ello ni Marine Vacth ni Jérémie Renier fueron las primeras opciones que manejó el cineasta para encarnar a los protagonistas de esta película: «Me parecía que después de ‘Joven y bonita’ volver a acudir a Marine para un personaje con una carga sexual tan acusada no era una buena idea aunque después, dándole vueltas, me di cuenta que en los cinco años que han transcurrido desde el rodaje de aquella película Marine ha perdido ese aura adolescente que tenía cuando rodamos aquella película y ha madurado hasta convertirse en una mujer joven, así que en la práctica fue como trabajar con una acrtriz de distinto perfil. Con Jérémie me ocurrió algo parecido aunque al final pesó más la afinidad que tenemos después de haber trabajado varias veces juntos y es que no creo que haya un actor en toda Francia tan libre de prejuicios como para rodar algunas de las escenas que decidimos incluir en el film como aquella en la que él es penetrado por Chloe».

El reparto lo completa Jacqueline Bisset en un breve doble papel: «Jacqueline se asemeja a Marine sin llegar a parecerse realmente a ella, pero ambas tienen ese lado felino que me atrae. Por eso pensando quien podría interpretar a su madre enseguida me vino su imagen a la cabeza. Al margen de esto, yo siempre he sido un enamorado de las actrices anglosajonas. En Jacqueline, como me pasó cuando dirigí a Charlotte Rampling, percibo una sofisticación que me encanta y que le va muy bien a su personaje».