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Los rebeldes rohinyás no quieren la ayuda ni tener vínculos con Al Qaeda

Los rebeldes musulmanes rohinyás, cuyos ataques contra la policía a finales de agosto en Myanmar desataron una feroz campaña de represión por parte del Ejército, rechazaron ayer cualquier ayuda y vinculación con Al Qaeda, el ISIS y otros grupos yihadistas internacionales.

«No tenemos ningún vínculo con Al Qaeda, el Estado Islámico o cualquier otro grupo terrorista internacional. Y no queremos que estos grupos se impliquen en el conflicto en Arakan», afirmó ayer el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) en un comunicado en Twitter.

En un comunicado, Al Qaeda hizo un llamamiento a ayudar «financiera y militarmente» a los rohinyás y aseguró que el Gobierno birmano afrontará «un castigo por sus crímenes». «El trato salvaje dado a nuestros hermanos musulmanes no debe pasar sin castigo», subrayó.

Una ayuda claramente rechazada por la rebelión rohinyá, que pidió a «los estados de la región que intercepten e impidan la entrada al estado de Rakáin a terroristas que solo podrían empeorar la situación».

El domingo, el ARSA, más conocido con el nombre de Harakah al Yaqin anunció una tregua de un mes en sus ofensivas militares para permitir la distribución de ayuda humanitaria.

Cerca de 389.000 rohinyás se han refugiado en Bangladesh desde finales de agosto, según las últimas cifras de la ONU. Otros miles podrían estar en camino. Todos huyen de la campaña de represión del Ejército lanzada tras los ataques del ARSA contra puestos de policía.

El miércoles, el Consejo de Seguridad de la ONU reclamó a Myanmar medidas «inmediatas» para poner fin a una «violencia excesiva» contra la mayor población apátrida del mundo.

Estos musulmanes suníes provienen en su mayoría del estado de Rakáin, en el noroeste de Myanmar, pero son apátridas porque el país les niega la ciudadanía. La ley birmana sobre la nacionalidad de 1982 especifica, concretamente, que solo los grupos étnicos que puedan demostrar su presencia en el territorio antes de 1823, fecha de la primera guerra anglobirmana que llevó a su colonización, pueden obtener la nacionalidad birmana. Los representantes de los rohinyás aseguran que estaban allí desde mucho antes. Considerados extranjeros en Myanmar, son víctimas de múltiples discriminaciones: trabajos forzados, extorsión, restricciones a la libertad de movimiento, reglas de matrimonio injustas y confiscación de tierras.

Una crisis con rosto infantil

Según datos de UNICEF, más de 1.100 niños rohinyás han llegado solos a Bangladesh desde el 25 de agosto, cuando comenzó la nueva ola de violencia en Rakáin. La organización de la ONU para la protección de la infancia advierte de que estos menores son particularmente vulnerables a los abusos sexuales, al tráfico de seres humanos y a sufrir traumas sicológicos.

Muchos vieron cómo eran masacrados los miembros de su familia por el Ejército y las milicias budistas, algo que la ONU califica como «limpieza étnica». Más de la mitad de los 389.000 refugiados rohinyás llegados a Bangladesh. En medio de esa marea humana, identificar a los niños solos es como encontrar una aguja en un pajar, según responsables de UNICEF.

Los niños que llegan solos «al principio no hablan, no comen. Se quedan sentados, inmóviles, con la mirada en el vacío», dice a AFP Moazem Hosain, de la ONG BRAC. En los inmensos campos de refugiados, los más pequeños vagan desnudos, duermen a la intemperie o juegan en charcos de agua sucia.GARA