Iñaki LEKUONA
Periodista

Una tilde

La etimología de la palabra «patois» no está clara, pero al parecer la más probable es la de que proviene del antiguo francés «patoier», que vendría a significar gesticular para hacerse comprender. Sea como fuere, los franceses siguen utilizándola para tildar de manera despectiva a todas aquellas lenguas que se hablan en la República a excepción de la única oficial. Así, el occitano, el catalán, el bretón, el alemán alsaciano, el corso, el euskara... son idiomas que para el francés de a pie suponen infralenguas que en ocasiones, cuando están empáticos, denominan paternalmente «regionales».

Para Macron, estas lenguas siguen siendo simples «patois», mientras que la de verdad es únicamente el francés, que para algo la declaró oficial en el siglo XVI el rey Francisco I. Y aunque decapitaron a uno de sus descendientes, en Francia sigue latiendo un corazón no sólo monárquico, sino además absolutista en esto de la lengua. Ahora, no se sabe en beneficio de qué o de quién, les ha dado por erradicar del alfabeto administrativo la tilde de la «ñ» presente en nombres bretones y vascos. Como consecuencia, un tribunal ha obligado a unos padres a inscribir en el registro a su hijo Fañch como Fanch. Han protestado, claro, pero sus argumentos no son más que gesticulaciones «patois». Con lo simple que hubiera sido llamarle Emmanuel o François.