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nueva york

Trump urge a Naciones Unidas a una reforma de «adelgazamiento»

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se estrenó en Naciones Unidas planteando una reforma de la institución que pase por una reducción de gastos en los principales órganos y agencias, donde criticó las duplicidades y la burocracia. Trump alineó a más de 120 países en un decálogo con este objetivo y aseguró que respalda la reforma que quiere emprender el secretario general de la ONU, António Guterres.

«Reducir las duplicidades, las redundancias y los solapamientos» en los principales órganos y agencias de la ONU es la propuesta que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho al secretario general de la organización, António Guterres, para reformarla.

La víspera de la Asamblea General, Trump criticó la falta de eficiencia de la ONU, ya que aseguró que ha sido «destrozada» por culpa del exceso de burocracia e hizo un llamamiento para que la institución internacional sea reformada y se convierta «en una fuerza mayor y más efectiva para la paz».

Más de 120 países fueron invitados a la reunión en la que intervino el presidente estadounidense, tras la que se firmó una declaración de diez puntos impulsada por Washington que también muestra su apoyo a los esfuerzos del secretario general de «iniciar una reforma efectiva y significativa» de la ONU.

«Apoyamos al secretario general para que haga cambios concretos en el sistema de Naciones Unidas para calibrar mejor su respuesta humanitaria y sus iniciativas para el desarrollo y la paz», reza el decálogo elaborado por la Casa Blanca, una propuesta que se mezcla ahora con las reformas que trata de impulsar Guterres. «No tenemos que estar de acuerdo ni en desacuerdo» con el texto», se irritaba un responsable de la ONU bajo anonimato.

Trump ha lanzado duras críticas a Naciones Unidas, y llegó a calificarla como «un club donde la gente va a pasar un buen rato». Además, amenazó con recortar la contribución de EEUU, lo cual supondría un duro golpe, porque el país aporta el 22% de los 5.400 millones de dólares del núcleo duro del presupuesto bianual y el 28,5% de los 7.300 millones destinados a misiones de paz. Según una fuente diplomática, una reducción de la mitad en la aportación al presupuesto del Alto Comisionado para los Refugiados lo dejaría inoperativo.

El discurso de Trump ante la Asamblea será hoy la pieza central de una maratoniana semana para los líderes mundiales, que competirán para dejar su marca en la escena global. Se espera que Venezuela, Myanmar, Corea del Norte e Irán se encuentren en su alocución, así como la definición del lugar de EEUU en el mundo, su referencia a Rusia, tema que no ha dejado de envenenar su presidencia desde el primer día, o sobre el cambio climático.

Más presión sobre Aung San Suu Kyi antes de su discurso

A pocas horas del esperado discurso de Aung San Suu Kyi en la Asamblea General de la ONU, la presión aumentaba sobre Myanmar por la represión contra los rohinyás tras el éxodo de más de 410.000 musulmanes de esta comunidad y que Naciones Unidas ha calificado como «limpieza étnica». Human Rights Watch instó a la ONU a imponer sanciones concretas y un embargo de armas. El Ejército lleva a cabo desde hace más de tres semanas una operación de represalia que ha provocado un éxodo masivo y ha creado uno de los mayores campamentos de refugiados del mundo. Ni las autoridades locales ni las ONG dan abasto en Bangladesh, donde, sin espacio suficiente, los accidentes se multiplican y las personas que van llegando se instalan donde pueden. Ayer dos personas murieron arrolladas por elefantes y el sábado, dos niños y una mujer murieron por una estampida humana provocada por los movimientos de la muchedumbre. Hambrienta y desesperada, la gente se abalanza de un lado para otro para intentar conseguir los paquetes de ropa o alimentos que se van distribuyendo. Y los rohinyás siguen afluyendo, huyendo de los incendios en sus poblados llevados a cabo por el Ejército al que la premio Nobel de la Paz ha respaldado; Aung San Suu Kyi afirma que los que huyeron lo hicieron «por miedo a ser detenidos porque están implicados en los ataques violentos». GARA