Ingo NIEBEL
DE VISITA A LA CANCILLERÍA FEDERAL

EL CORAZÓN DEL PODER ALEMÁN

CENTRO DE PODER DE LA CANCILLER, ANGELA MERKEL, EL BUNDESKANZLERAMT NO ES SOLO UNO DE LOS EDIFICIOS MÁS IMPONENTES E IMPRESIONANTES DE BERLÍN SINO UN ESPEJO DE SU GOBIERNO: CINCO DEPARTAMENTOS EMULAN LOS MINISTERIOS Y EL SEXTO, EL DE LOS SERVICIOS SECRETOS, ES UN MUNDO APARTE Y OSCURO.

«Los alemanes son malos, muy malos», constató en mayo Donald Trump en la cumbre del G7 en Italia. Quizás su veredicto habría sido peor o se habría visto confirmado si alguien le hubiese informado que la sede de la Cancillería federal alemana ocho veces más grande que la Casa Blanca en Washington. Desde 2001, los alemanes tienen la mayor sede gubernamental del mundo (el edificio cuenta con 64.000 metros cuadrados de superficie y 36 metros de altura).

Los berlineses, aficionados a los motes, lo bautizaron como la «Lavadora Federal» o el «Kohloseum», en referencia al canciller Helmut Kohl (CDU), quien tras la unificación inició, en 1997, la construcción de esta imponente sede, cuyas dimensiones recuerdan a las de la «Nueva Cancillería del Reich» de Hitler.

Fue el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD) quien, tras ganar las elecciones en 1998, inauguró en 2001 una obra que más de 299 millones de euros.

En el octavo piso se halla el apartamento de 200 metros cuadrados a disposición de la Jefatura de Gobierno. Pero Merkel, como sus antecesores, prefiere retirarse a su piso privado en el centro de Berlín, cerca de la Isla de los Museos. En el séptimo se ubica su despacho, que da hacia el Parlamento y a la Puerta de Brandenburgo y la Oficina del Canciller, liderada por Beate Baumann, una persona de confianza desde 1992 que se ocupa de los discursos y relaciones públicas. Es la «mujer en la sombra» que respalda a su jefa, cueste lo que cueste. Otra integrante de su círculo es Eva Christiansen, que dirige la planificación política de la canciller.

Peter Altmaier es la tercera persona crucial que se ha ganado la confianza especial de Merkel. Natural del País de Sarre, ocupa el cargo de ministro de Cancillería y es responsable de la campaña electoral de la CDU.

Desde su oficina en el sexto piso, Altmaier controla seis departamentos, cinco de los cuales son un calco de los ministerios. La Ley Fundamental alemana establece que la canciller «define las líneas generales de la política». Merkel dispone así de su propio minigobierno.

Servicios Secretos

A través del sexto departamento controla a los tres servicios secretos adscritos a la Cancillería. Dado que los posibles fallos de Inteligencia suelen salpicar tanto a la jefa de Gobierno como al ministro de Cancillería, se ha creado la figura del «coordinador de los servicios de Inteligencia» una especie de cortafuegos para ambos.

El quinto piso está habilitado para banquetes mientras que el cuarto dispone de salas con dispositivos antiescuchas.

Por lo general, los periodistas no llegan más allá del primer piso porque ahí se halla la habitual sala de prensa con doscientas plazas y cabinas para los intérpretes. La planta baja se utiliza para los actos protocolarios.

Por la seguridad vela la Policía Federal en el exterior y un grupo especial de la Oficina Federal Criminal (BKA) en su interior.