Antonio ÁLVAREZ-SOLÍS
Periodista

La ley

A lo largo de su historia como nación nunca he detectado en la existencia de España tanto temor a no serlo realmente. Jamás la ley había sido tan requerida como muro de contención de este embalse nacional en cuyas aguas enfangadas están revueltas al menos tres nacionalidades. En la conmemoración constitucional que se celebró en junio la frase más importante en el discurso real creo que fue esta: «Fuera de la ley solo hay arbitrariedad, imposición e inseguridad». Haciendo una breve inquisición hermenéutica de este tramo del discurso del rey se puede captar el temor a que la pretendida nación española no sea otra cosa que un atadijo legal que amenaza con disolverse.

Fuera de la ley está nuevamente a la espera, la libertad, la justicia política y la democracia. La conciencia de que ello es así quizá explique esa inmensa descortesía de no invitar a la ceremonia constitucional al anterior rey, ya que han tratado con ello de no revivir la vergüenza de recordar a todos que la Carta suprema que nos oprime nació de la mano de quien aceptó reinar con una ley venida precisamente de la arbitrariedad, la imposición y la inseguridad.

España vuela con el ala herida por un cazador que le disparó desde la tumba. Vuelve a ser un animal herido. Como siempre a lo largo de su dramática historia.