Ariane KAMIO
DONOSTIA

...y se rió de él mismo

Manuel Martín Cuenca presentaba ayer a concurso una sátira sobre la labor de los literatos. «¿Pero has visto humor en la película?», respondía el director con el mismo tono de su largometraje a uno de los periodistas que habló sobre el humor de la película. Una exageración conectada con las pulsiones de una realidad; «somos más necios de lo que parecemos», dijo.

Manuel Martín Cuenca arrancó ayer las sonrisas del público donostiarra con “El autor”, película satírica protagonizada por Javier Gutiérrez, que trae consigo el recuerdo de su interpretación en “La isla mínima”, que fue presentada también en Zinemaldia hace ahora dos ediciones.

Gutiérrez se adentra ahora en la piel de Álvaro, un hombre que trabaja en una notaría casi de forma obligada o mecánica, pues su sueño es llegar a ser escritor algún día. Pero no de novelas de subgénero sin un trayecto intelectualizado, tal y como lo hace su esposa (María León), una literata de éxito. Álvaro pone todo su tiempo, empeño –y dinero– en acudir a clases de literatura nocturnas, dirigidas por un Antonio de la Torre que se desborda en su interpretación.

Álvaro, en el intento de encontrar «su voz» en la narración literaria, descubre que lo que realmente funciona en él es contar la realidad que le rodea. Y nada mejor para estructurar una novela que contar lo que realmente sucede en su comunidad de vecinos, al que acaba de mudarse tras su separación matrimonial.

«Para mí es una sátira, una exageración, pero conectada con las pulsiones de la realidad. Lo que he hecho es reírme de mí mismo, porque somos más necios de lo que parecemos. Igual estamos un poco haciendo el imbécil», se mostraba ayer, también satírico, el director de la película.

El film está basado en una obra de Javier Cercas, presente también ayer ante los medios de comunicación. «Una película o una novela son como una partitura y cada espectador o lector lo interpreta a su manera. Me siento aquí muy intruso, totalmente desplazado, porque lo único que he hecho es poner una partitura para que la interpretara Manuel a su manera». Pero se atrevió a hablar sobre el protagonista: «Esta película también cuenta cómo los escritores nos comemos todo lo que tenemos alrededor, de qué somos capaces para hacer lo que queremos hacer. Es una sátira. Pero al mismo tiempo hay una dignidad casi heroica, el tipo está dispuesto a hacer lo que sea por ser escritor, lo quiere por encima de todo. ¡Es un canibal!». El director añadió: «Quizás tengo una vision perversa del egoísmo de los autores, de cierta maldad». Y dio algunas claves sobre el proceso de adaptación de la novela: «Haciendo el guion no releo la novela porque creo que si no se convierte como en la Biblia. Creo que hay que traicionar la letra para respetar el espíritu cuando haces una adaptación».