Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Bye Bye Germany»

El humor como eficaz medio de supervivencia

Voy a empezar por uno de los aspectos más interesantes de los muchos que toca sobre el holocausto “Es war einmal in Deutschland”, y es el del payaso al servicio de Hitler. Existe la creencia fundada de que fue el recién fallecido Jerry Lewis el primero en atreverse a tocarlo en su obra maldita “The Day the Clown Cried” (1972), siendo posteriormente abordado de forma directa en “El payaso y el führer” (2007), una realización televisiva de Eduard Cortés en torno a la figura histórica de Charlie Rivel en su etapa alemana. El protagonista del quinto largometraje del belga Sam Garbarski, interpretado por el teutón Moritz Bleibtreu, es un incorregible bromista que sobrevivió al exterminio nazi gracias a su sentido del humor, llegando a convertirse en asesor del dictador en materia de chistes ante la visita del gracioso de Benito Mussolini.

Eso es un poco lo que nos va descubriendo la película mediante los oportunos flash-backs, pero la acción se sitúa en la posguerra, exactamente en el Frankfurt de 1946. En ese tiempo nuestro hombre es sometido a los interrogatorios de una bella agente, que sospecha sobre su condición de colaborador con el nazismo. Dejando a un lado la innecesaria historia de amor que solo sirve para desviar la atención, lo que importa es que el tal Berman lidera un grupo de supervivientes judíos. Se trata de vendedores ambulantes que no dudan en utilizar la picaresca para estafar y engañar a los alemanes, cobrándose así parte de la deuda pendiente, ya que a la familia del cabecilla los nazis le robaron su emporio textil.

El dinero les permitirá emigrar a los EEUU, pero antes se divierten poniendo en escena embustes como incluir a fallecidos en la lista de pedidos de unos juegos de cama y sábanas de París, que se han convertido en objetos de primera necesidad y se pagan a precio de oro. Es la cara risueña de una tragicomedia con muchos claroscuros.