R.S.
BARCELONA

El parón de Puigdemont apuntala el capital sumado en Catalunya el 1-O

Uno de los riesgos principales que el presidente Puigdemont veía en pisar el acelerador era perder buena parte del enorme consenso alcanzado con el referéndum (en torno al 80% de la sociedad catalana según encuestas). Y el parón consiguó blindarlo, a tenor de declaraciones como las que hicieron anoche la alcaldesa de Barcelona y referencia máxima de los comuns, Ada Colau, y diversas voces dentro del PSC.

Colau agradeció anoche al mandatario de la Generalitat que apueste «claramente» por el diálogo y la mediación, y emplazo a continuación a Mariano Rajoy a «que se mueva».

En un tuit, repetido en tres idiomas –catalán, castellano e inglés–, la alcaldesa de la capital catalana escribió: «Gracias Carles Puigdemont por apostar claramente por el diálogo y la mediación. Ahora Mariano Rajoy y el resto de fuerzas políticas se tienen que mover».

En las últimas horas, Colau había sido una de las voces más insistentes en emplazar a Puigdemont a dejar de lado la llamada DUI. En una solemne declaración institucional la víspera, pidió a Carles Puigdemont y a Mariano Rajoy que no tomasen «ninguna decisión que pueda dinamitar la posibilidad de un espacio de diálogo» y que ambos actuaran «con la cabeza fría y con responsabilidad».

Por parte del PSC, las alcaldesas de Santa Coloma de Gramenet y de L'Hospitalet de Llobregat, Núria Parlon y Núria Marín, respectivamente, coincidieron también en reclamar diálogo tras el discurso del presidente de la Generalitat. «Después de la sesión en el Parlament de hoy, no hay más camino que el de los socialistas. Diálogo y nuevo pacto de convivencia», manifestó Parlon en su cuenta de Twitter. Por su parte, la alcaldesa de L'Hospitalet, conocida el 1-O por negarse primero a poner las urnas y salir después a la calle a encararse con la Policía, aseveró: «Hoy Carles Puigdemont ha hecho un gesto de responsabilidad, no ha proclamado la independencia. Ahora, diálogo».

Desde la tribuna parlamentaria, el líder del partido, Miquel Iceta, no abundó tanto en ello. Prefirió destacar que el aplazamiento de la declaración de independencia de Catalunya solo ahonda la incertidumbre entre los catalanes y las empresas.

También hizo hincapié en que la votación del 1 de octubre no debe considerar como referéndum y que del resultado no puede desprenderse un mandato democrático de la ciudadanía: «El 38,47% no es el pueblo de Cataluña y una minoría no puede imponerse a la mayoría», aseguró Iceta en el pleno.