Arnaitz GORRITI
BALONCESTO - SASKI BASKONIA

La tradición se vuelve a cumplir

A pesar de las ausencias de Spanoulis, Roberts yKim Tillie, Olympiacos no sufrió más de la cuentapara volver a imponerse a un Saski Baskonia que nole tomó el pulso al arranque de esta nueva Euroliga.

OLYMPIACOS 75

SASKI BASKONIA 64


Perder en la cancha de Olympiacos –aunque esta sea el Heraklion Arena circunstancial– se está convirtiendo en una triste costumbre para Saski Baskonia. Sin que la escuadra del Pireo hiciera gran cosa, se impuso al conjunto gasteiztarra con cierta suficiencia, solo con un buen arreón de Agravanis, la clase de Printezis y una racha de 10-0 al inicio del último cuarto, racha comandada por Papanikolau y que dio a los helenos colchón suficiente para ganar en este estreno de la Euroliga 2017/18.

«Es injusto personalizar en nadie. Simplemente, hemos jugado un mal baloncesto a nivel colectivo», reconocía tras el partido Pablo Prigioni. «Seguimos sin encontrar el ritmo ofensivo que tuvimos en los dos primeros partidos de la Liga ACB. No se pueden poner excusas de que falta un jugador o falta otro. Teníamos diez jugadores para competir y no hemos jugado bien. Y ante un equipo intenso como Olympiacos, no ganas», resumía el de Río Tercero.

Ausencias helenas

Y aunque parezca mentira, Olympiacos igualaba en ausentes a Saski Baskonia. Amén de Spanoulis, a última hora, se conocía la baja de Brian Roberts, y hasta del exbaskonista Kim Tillie que, al parecer, se lesionó en el calentamiento. Y así, el inicio resultaba esperanzador para un Saski Baskonia que arrancaba mejor que la escuadra del Pireo: 2-6, con Shengelia llevando el peso gasteiztarra.

Una vez empezado el partido, quizá porque el escenario del Heraklion Arena resultaba ajeno a ambos conjuntos, con ese aire decadente de gimnasio con espalderas, el encuentro devino algo frío –de hecho, se demoró unos pocos minutos su inicio a cuenta de algunas goteras que advirtieron los jugadores–, sin que llegaran los primeros triples hasta el segundo cuarto. En esa tesitura, Agravanis encendió la mecha para el cuadro heleno, anotando dos canastas con tiro adicional, al tiempo que en el seno baskonista Shengelia y Timma se cargaban de faltas. El georgiano siguió rindiendo a buen nivel, pero Timma, como le ocurriera en Gran Canaria, volvió a irse del partido.

Y cuando Diop se tomó un descanso, la entrada de Voigtmann y Poirier mostró de nuevo las carencias defensivas del Baskonia. Olympiacos cargó el juego hacia su pintura, con Agravanis y Milutinov haciendo mucho daño. Y a poco que el tiro exterior heleno empezó a carburar, Saski Baskonia, que para más inri desaprovechó un buen número de tiros libres, perdió la estela rival: 32-19, después de un triple de Strelnieks.

Al final, el 41-33 del descanso era casi una buena noticia para los de Prigioni, gracias a que no le salió mal el experimento de jugar con Shengelia como alero y la interesante erupción anotadora de Granger. En cambio, el dúo argentino Delfino y Vildoza padeció los rigores físicos de la competición, así como un Huertas que, aunque mejoró en los últimos minutos del partido, durante mucho rato se vio muy superado por sus pares.

Querer y no poder

Cinco puntos seguidos de Janning, seguidos por cinco puntos seguidos de Diop, saludaban la segunda mitad baskonista. Pero aquello más que un intento de reacción, parecía el certificado de querer y no poder de los de Prigioni. «En la segunda mitad aumentamos nuestro nivel defensivo, pero no tuvimos paciencia en ataque», se lamentaría Prigioni tras el encuentro.

El partido aumentaba de nivel, afortunadamente, pero Olympiacos, a pesar de sus importantes ausencias, guardaba en su ser el temple que tan lejos lo ha hecho llegar en estos últimos años. Printezis echaba mano de su juego al poste bajo para mantener a raya a un Baskonia que jamás se arrimó a menos de seis puntos. Y para más inri, Diop se unió al grupo de jugadores con problemas de faltas personales.

Con 60-49, el duelo entraba en su recta final. Conducido por Huertas y Voigtmann, Saski Baskonia logró un parcial de 0-5, pero del 60-54 se pasó al 70-54. Papanikolau, centrado en la intendencia, lideró el 10-0 con el que Olympiacos sentenció el partido. Huertas, más por amor propio que por otra cosa, siguió intentando la remontada –sobre todo porque Shengelia, a causa de las faltas, perdió mucho protagonismo y a Granger se le mojó la pólvora–, con destellos de un Timma que al fin asomó a última hora. En todo caso, Olympiacos dio la sensación de que tuvo el partido siempre bajo su control. Una fea costumbre cuando se mide al Baskonia.