Iñaki IRIONDO

La coherencia en su laberinto

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dicho que si el PSC no se desmarca de una aplicación efectiva del 155, Barcelona en Comú «abrirá un periodo de reflexión y valorará sus consecuencias» en la continuidad del pacto municipal que les une. No parece que Iñigo Urkullu ni Andoni Ortuzar tengan la más mínima intención por ahora de reflexionar sobre su pacto con el PSE, ni tampoco Markel Olano, Ramiro González, Unai Rementeria, Eneko Goya, Gorka Urtaran o Juan Mari Aburto, por mucho que algunos de ellos hayan blandido esteladas o vestido camisetas con la imagen del major Trapero.

La decisión del PNV de gobernar en todas las instituciones con un partido que apoya asaltar la autonomía catalana abre el camino para la crítica por parte de quienes defienden el derecho a decidir, como Elkarrekin Podemos y EH Bildu. Pero la coherencia puede ser a su vez un laberinto lleno de trampas. Cuando Lander Martínez le cuestionó al lehendakari su coalición con el PSOE, Iñigo Urkullu le respondió que suponía que tendría las mismas dudas sobre las «fórmulas de gobernabilidad de Podemos con el PSOE en otras comunidades autónomas». EH Bildu no tiene este problema y puede criticar con razón que el PNV gobierne con el PSE y se apoye en el PP. Pero si, como decía Arnaldo Otegi esta semana, además son «la alternativa», esta crisis de Estado debería servir para algo más que tratar de retratar a los rivales y en especial a los jeltzales, cuando hace años que todos sabemos dónde están.