Joseba VIVANCO
Athletic

Diagnóstico sí, pero ¿y la solución?

Ziganda y jugadores asumen el vendaval de críticas a su juego a la espera de que ellos mismos consigan dar con la tecla necesaria.

El genial director de cine estadounidense Mel Brooks, autor de títulos de cabecera como ‘‘El jovencito Frankenstein’’ o ‘‘La loca historia del Mundo’’, aconsejaba, como consumado especialista en el género de la comedia, que «cuanto más delicado es el tema, mejor debe ser la broma». El de ayer fue uno de esos días en que los titulares de la prensa deportiva parecían competir por ver cuál de ellos echaba más sal en la herida de un Athletic moribundo, uno de esos postpartidos en que las redes sociales, especialmente Twitter, hierven en una suerte de alfombra roja de ‘club de la comedia’ en busca de los 140 caracteres más ingeniosos y socarrones sobre la decepcionante imagen de los leones en Butarque. El capitán el domingo y autor del error que costó el gol pepinero, Mikel San José, establecía horas después un límite a ese tsunami de reproches cuando, en su cuenta de Twitter, tecleaba: «Se aceptan críticas de todo tipo. Por el juego, la falta de efectividad o los fallos (decisivos a veces, como el de hoy) pero no deberíamos poner en duda el compromiso de este equipo, seguiremos trabajando duro, es el único camino». En síntesis, que en el Botxo no está el horno para bollos, ni aunque la broma –léase titular periodístico– provenga del mismísimo Mel Brooks.

Fechas atrás, todo un referente de los valores rojiblancos como el exjugador Julen Guerrero, publicaba un artículo de opinión donde reflexionaba sobre la necesidad de profundizar en la fidelización de la cantera, ante la amenaza de un fútbol cada vez más globalizado y mercantilizado. Apuntaba el qué, una obviedad, pero sin aportar nada al cómo. Y con la preocupante situación en que está ahora el Athletic, falto de juego, carente de resultados y nulos atisbos de mejora, todos los titulares de prensa coinciden en el qué, pero quizá sea hora de proponer el cómo. Y ahí, como Jorge Valdano opinaba, «no sé lo que dice la calle, pero me da igual. Yo, con el carnicero, hablo de carne; con el taxista, de taxis. De fútbol, hablo yo. Yo sé más de fútbol que todos los carniceros juntos, que todos los taxistas juntos, que todos los porteros juntos y posiblemente que todos los periodistas juntos». O como dicen que solía decir el irrepetible Piru Gainza, «el presidente no necesita que le digan que ese jugador es bueno, sino quién lo será dentro de unos años».

Urrutia mantendrá a Kuko

Quien tenga la solución para los males actuales del Athletic que levante la mano, porque a lo mejor se trata de la purificadora y cíclica temporada de transición de todos los equipos. O si se trata de que Beñat vuelva a tener protagonismo, si hay jugadores acomodados o faltos de llámese forma o llámense incentivos, si la falta de fichajes de peso está siendo un lastre inasumible, si la lesión de Muniain se deja sentir mucho más de lo que se dice de puertas afuera, si la plantilla está convencida de lo que quiere proponer su técnico, si Ziganda es el recambio que el Athletic necesitaba en esta etapa post Valverde... Incluso ayer, Markel Susaeta, en Radio Marca, lo achacaba a «rachas en que no te encuentras». Porqués, que no soluciones.

A día de hoy, no obstante, solo hay dos cosas ciertas: una, que el técnico navarro no arrojará la toalla, porque la espera para llegar hasta aquí ha sido larga como para abandonar a la primera de cambio; y segunda, que el presidente Josu Urrutia no le cesará, por ser una apuesta personal suya y haber empeñado su palabra con el de Larraintzar. Los jugadores «están a muerte» con él, han reiterado de manera pública, pero como matizaba Jeff Bezos, fundador de Amazon, la marca personal es «aquello que los demás dicen de ti cuando no estás delante».

Entre tanto, hay una evidencia en la que la coincidencia es unánime, más allá de saber o no de eso de darle patadas a un balón: que este equipo, a día de hoy, y seguramente desde que echó a rodar en agosto con las previas continentales, no transmite nada. Ni tiene un estilo definido a la hora de defender, ni lo tiene al atacar. Como si Ziganda dispusiera de manera aleatoria a los jugadores sobre el césped a la espera de dar con una tecla que, en ocasiones se enciende, pero la mayoría de veces no. Es lo que se ve, lo que se palpa. Un desgaste futbolístico que se viene arrastrando desde la pasada temporada con Valverde, y que en esta, las ganas e ilusión desbordadas que verbalizó Kuko a su llegada al banquillo y repitieron como un mantra sus futbolistas no han sabido revertir.

El fútbol es de los futbolistas

Álex Couto Lago, buen conocedor de los entresijos de este deporte, autor del reciente libro ‘‘Fútbol: ¿Preparados para competir?’’, escribía un recomendable artículo días atrás sobre ‘‘Evoluciones y revoluciones en el fútbol del siglo XXI’’, en el que sostenía, entre otras reflexiones, que «saber de fútbol es saber de futbolistas y saber de futbolistas es saber de seres humanos». Los jugadores son los mismos que dieron a la afición días de vino y rosas, los mismos que, como se despidió Valverde, necesitaban de alguien que zarandeara el árbol y volver a ganarlos para la causa. Y es que, como dice Couto Lago, por muchas revoluciones y avances en el fútbol, los jugadores siguen siendo «únicos e intransferibles». En fin, humanos.

Kuko Ziganda fue el elegido. Y a día de hoy no ha terminado de inocular en sus hombres lo que pretende. O eso parece. Al margen de sus renovadas energías, ¿cuál es su idea futbolística, la tienen clara los suyos? Ante el Sevilla se ganó, pero esa jornada el Athletic fue el equipo de la Liga que menos pases generó en su centro del campo. Un dato sintomático de por dónde transita este Athletic. Lo visto en Butarque, salvo esos minutos iniciales de la segunda mitad, fue una desazonadora confirmación, con la vuelta del equipo al pelotazo sin destinatario y renuncia a cualquier protagonismo. Desandar lo andado. No era Butarque el mejor campo minado para las florituras, pero como sostenía el británico Glen Hoddle, «la pelota es como un diamante: no te deshaces de ella, la das». Y hoy día para un seguidor rojiblanco no hay nada más descorazonador que ver un balón largo a ninguna parte de uno de los centrales o un centro de un lateral al área como quien se prepara un sandwich mixto sin queso... Por probar...

El entrenador asumió toda la responsabilidad al tiempo que disculpó a sus jugadores. Va en el sueldo. Lo mismo que dar con la solución. «Los de afuera», los titulares de prensa, como el público, «son de palo». El desenlace está en sus manos. Como defendía San José, «seguiremos trabajando duro». O eso, o el artículo 155... y perdonen si la broma no es lo suficientemente buena ante asunto tan delicado... En fin, ya en serio, como dijo Valverde, «el fuego se apaga con agua, no con gasolina».