Joseba VIVANCO
Elkarrizketa
BEñAT ZARRABEITIA
PERIODISTA Y SOCIO DEL ATHLETIC

«Miremos a los errores del pasado para que la mediocridad no regrese»

En tiempos de zozobra y dudas como los que se agolpan en torno al Athletic nada mejor que aprovechar este parón competitivo para recurrir a una voz reflexiva y respetada para hablar del equipo y del club. Beñat Zarrabeitia, periodista, conductor del programa ‘‘Harrobia’’ de hamaika Telebista donde cada lunes se desgrana la actualidad del fútbol vasco. Un rayo de luz entre tanto nubarrón.

11 puntos en 11 jornadas. ¿Qué hay detrás de este pobre bagaje?

No creo que exista un único factor. Es evidente que el equipo no tiene un patrón de juego definido, parece que se siente más cómodo sin balón en ocasiones, que le cuesta superar al rival, generar peligro y en defensa concede demasiado. De esos 11 puntos, 7 se consiguieron en las tres primeras jornadas, lo que convierte el balance posterior en algo muy preocupante. La ausencia o pérdida de De Marcos, Yeray, Beñat o Muniain tambien tiene su incidencia, hablamos de cuatro titulares. Sin embargo, lo más relevante es la falta de identidad del equipo, cuesta reconocer al equipo y eso es lo más alarmante, más allá de los resultados coyunturales.

¿Qué preocupa más, los resultados o el fútbol del equipo?

La sensación de fragilidad. El equipo no está bien y los resultados suponen un termómetro para todo el entorno. Paradójicamente, el Athletic ha mostrado su mejor versión ante Barça, Valencia o Sevilla, los equipos que exigen un mayor ritmo de juego y acierto. En cambio, con el resto ha dejado un sabor amargo. Es evidente que estamos inmersos en un periodo de transición, con jugadores importante con más de 250 partidos en las piernas, y otros que apenas llegan a los 50. Ahora estamos viendo la dificultad que supone ser jugador del Athletic durante un tiempo prolongado y, además, cosechar buenos resultados durante todo ese tiempo. Quizá, con los años, mucha gente valore más a los Susaeta, Iturraspe, De Marcos, San José o Muniain.

Podemos citar las lesiones de hombres clave, la falta de algún fichaje de peso... ¿Hasta qué punto justifican esta situación?

Yo creo que el Athletic tiene que mirar puntualmente al mercado, después de haber reparado antes en Lezama. Las incorporaciones de Unai Núñez y Córdoba han sido altamente positivas y es un acierto que cabe anotar a Ziganda. Es más, viendo jugar a Iñigo nadie se acuerda ahora de Berenguer. Ahora bien, considerando que hay futbolistas en el filial que podrían tener su oportunidad como Andoni López, Nolaskoain, Guruzeta o Asier Benito, el mercado del Athletic no es únicamente el de los grandes nombres. La Real tiene bien protegidos a sus mejores jugadores, otros futbolistas vascos están en clubes de alto nivel y no han mostrado nunca una gran apetencia por jugar en Bilbo y los que se fueron no parece que vayan a volver nunca. En cuanto a lo de Mikel Merino, es obvio que está dando un gran rendimiento en Newcastle, pero también entiendo que el Athletic no entrase en una operación que podría incluir una opción de recomprar y otra serie de elementos que a la larga acarreasen problemas.

¿Entonces?

El club tiene que ver la evolución de jugadores que pasaron por Lezama y ahora juegan en Segunda, por ejemplo. Tengo claro que, aunque cueste dinero, se debería recuperar a Ruiz de Galarreta y que hay que seguir el rendimiento de otros ex. Es algo que pasa cíclicamente, es otra parte de la formación de los futbolistas. También creo que Eraso está demostrando que tendría sitio en la plantilla.

¿Ve a Ziganda con capacidad para sacar esto adelante?

Hay que hacer una temporada digna, hablamos del Athletic, con su presupuesto, su masa social y su bagaje de los últimos años. Es obvio que no se puede ganar siempre y que los ciclos cambian, pero el Athletic tiene que pelear por ganar cada partido. Ser un equipo protagonista, que ahoga al rival y genera vínculos emocionales con su gente. De lo contrario, tocará sufrir y eso generará una inestabilidad de consecuencias impredecibles, más aún si elementos extradeportivos perturban el ambiente. Respecto a Kuko, ahora mismo creo que es un poco preso de sus palabras, «todo lo que no mejora, empeora». Ahora bien, es un hombre de la casa y creo que se merece más respeto. Pase lo que pase, no se puede decir con tanta ligereza que «fulanito no vale», o «es de Segunda B» y frases que en ocasiones rompen el cuñadómetro rojiblanco. Desconozco qué ocurrirá con Ziganda y el equipo, espero que remonte lo más pronto posible y el equipo sea capaz de meterse entre los siete mejores, pero no va a ser sencillo.

En cierto sentido, me recuerda un poco a la época de Mendilibar, muchos le juzgaron, le hostiaron sin piedad e incluso le faltaron el respeto. Ese invierno se repescó a Aduriz y muchos dijeron que «cómo se ficha a un tío del Valladolid, de Segunda». Ese clasismo casposo ha hundido al Athletic. Porque no se trata de tirar el listón, se trata de mirar con pespectiva. Caparrós en su segunda temporada empezó el curso con números y jugadores muchísimo peores que los actuales y casi nadie pidió su cese. En mayo, se jugó la final de Valencia. De Ernesto Valverde decían que era «un triste» primero y luego en su segunda etapa que «el ciclo se había acabado», a Bielsa algunos lo quisieron mandar a Argentina en la tercera jornada por perder con el Betis de Beñat. El club es más fuerte cuando valora lo que tiene, cuando reconoce sus virtudes, tiene paciencia y visión estratégica. No es una cuestión de nombres, es proyecto. Al equipo hay que exigirle, a los profesionales hay que respetarles.

Muchos jugadores jóvenes, de abajo, que han desbancado a otros más veteranos... ¿está tratando Ziganda de que este año sea de transición?

Creo que es algo que ya comenzó Ernesto el año pasado. Una especie de ‘vísteme despacio que tengo prisa’. Había que meter piernas frescas y ganar partidos. Al final, se hicieron 62 puntos y en casa se completó una temporada espectacular, la Europa League mediatizó demasiado el curso. Kepa o Yeray fueron titulares, Saborit, Vesga y Villalibre tuvieron sus minutos, mientras que Lekue se consolidó en el equipo. Ahora, con Kuko ha llegado el turno de Núñez y Córdoba. Laporte, Williams y Muniain son jóvenes pero acumulan partidos y experiencias. Obviamente, Aduriz o Raúl Garcia llevan mucha tralla encima, al igual que De Marcos, Susaeta, San José, Beñat o Iturraspe. Ganar y rejuvenecer no es nada sencillo, por lo que el camino para conjugar ambas cuestiones debe ser el recuperar la identidad y el estilo. Lo dicho, quizá, con el tiempo se valoré mucho más el ciclo iniciado en 2009. No es nada fácil lo que han hecho, y menos en el contexto actual del fútbol porque puede que la crisis haya afectado a otros clubes, pero el nivel del Athletic ha sido extraordinario en un contexto en el que La Liga ha contado con las escuadras más potentes del continente.

Más allá de cómo acabe el equipo, ¿qué Athletic nos espera en los próximos tres o cinco años?

Hay que ser optimistas y no perder el norte. A la gente hay que decirle la verdad, el equipo ahora mismo no pasa por un buen momento y venimos de una época muy buena, el post Valverde no iba a ser fácil. Sin embargo, hay que ser justos. Entre 1986 y 2011 el club vivió la que probablemente haya sido su época de mayor mediocridad histórica. No únicamente por la ausencia de títulos, lo fue por una tremenda falta de visión estratégica, arrogancia, falta de altura de miras, la implantación de una casta directiva endogámica, la dependencia respecto a medios de comunicación cuyo formato entraba en decadencia, los lobbys, la falta de ideas de élites vinculadas al club, la escasa confianza en Lezama y por un ensimismamiento que provocó que el club llegase tarde a todas sus citas. Un parche tras otro, cortoplacismo y ruido que casi mandan al equipo a Segunda y lo introducen en un proceso de autodestrucción. Hay que ser honestos con el relato, ya que de lo contrario puede volver a repetirse, por desgracia.

Ahora lo que hace falta es tranquilidad estratégica, en el campo hay que apretar el culo, sacar los partidos adelante, y en el club no hay que dejar de mirar al horizonte con luces largas. La cantidad y calidad de los jugadores salidos de Lezama en los últimos años es espectacular. Puede que incluso pasemos por un tiempo de nostalgia, porque en poco tiempo los emblemas del último gran Athletic moderno como han sido Iraizoz, Iraola, Gurpegi y Aduriz ya no jugarán, porque habrá más momentos complicados como el actual, pero hay que ser tan optimistas como exigentes.

¿Estará Kepa en este futuro?

Espero que sí. Decía que hay que mirar al pasado y los errores históricos para que la mediocridad general no regrese. En 1986, el Athletic comete cuatro tropelías que le condenan a un ostracismo duradero. La primera, ceder a la presión de un periódico y destituir al líder de un equipo campeón; la segunda no renovar a Julio Salinas para después acabar gastándose una fortuna en Uralde, Loren, Valverde y Ziganda en el margen de seis años; la tercera vender a Zubizarreta, y la cuarta no reforzar el equipo con jugadores que luego conviertieron al Barça en campeón de Europa. Por tanto, ahora, con Kepa no se debe repetir. Las dos partes están condenadas a entenderse y ambas deben hacer un esfuerzo y no cerrarse la puerta hasta el último segundo. Llegados a este punto, tiene que ser algo que se parezca al caso de Urzaiz y no al de Llorente.

Pero se alarga demasiado...

Es una situación compleja y delicada, que en caso de resolverse negativamente tendría unos efectos devastadores para el club. Una hipotética marcha de Kepa supondría un golpe emocional brutal para el Athletic y su entorno social. Es un jugador que representa algo distinto a lo que podían suponer Llorente, Amorebieta, Herrera o Martínez... Muy diferente. El portero proyecta otros elementos que los anteriores no tienen en lo que al imaginario colectivo de lo que debe ser un jugador del club. Perder a un portero, de Ondarroa, que lleva en el club desde crío, internacional, de los tres mejores de la Liga, euskaldun, con la cabeza en su sitio... Sería muy doloroso, hablamos de los pilares emocionales ideales en la construcción del relato del Athletic. Una ruptura supondría un trauma muy doloroso.

El presidente Josu Urrutia apelaba a no perder la perspectiva, tirar de hemeroteca... Ahora mismo, ¿de qué son momentos por parte del entorno rojiblanco?

Momentos de ser fuertes. De sentir que el Athletic va a salir de esta, que su fortaleza radica en la conjunción de sociedad y equipo. Para ello, se tiene que producir el feedback entre ambas partes. Josu lleva ya casi siete años como presidente y eso desgasta, con aciertos y errores, pero en líneas generales su gestión arroja un saldo muy positivo. No son tiempos de ensimismamiento, toca apretar a corto plazo pensando en largo, en un escenario en el que lo más importantes no son las personas, sino un proyecto sano de club. Ese es el mayor legado que se puede dejar en el Athletic, porque la hemeroteca a la que se refería Josu Urrutia lo que demuestra es que lo contrario es terrible para el club.