GARA
HARARE

Mugabe se aferra al poder pese a ser expulsado por su propio partido

La gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF) nominó ayer al exvicepresidente Emmerson Mnangagwa como candidato a las presidenciales de 2018, después de destituir a Robert Mugabe como número uno del partido y darle un ultimátum para que dimita como presidente del país. También expulsaron a la primera dama, Grace Mugabe. No obstante, en un discurso televisado, Mugabe se aferró a su cargo hasta diciembre.

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, compareció ayer en un discurso televisado en el que se esperaba que anunciara su dimisión, pero el mandatario africano, de 93 años, únicamente anunció que presidirá el congreso de su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF), previsto para diciembre, por lo que se mantendrá al menos hasta esa fecha en el poder.

Con esta postura, Mugabe hizo caso omiso de la decisión de su propio partido de expulsarle a él, a su esposa y posible sucesora, Grace Mugabe, y otros afines, entre ellos los ministros de Finanzas y de Educación Superior. El propio partido ha dado un ultimátum a Mugabe para que hoy, a las 12.00 a más tardar, dimita como presidente del país o, de lo contrario, se pondrá en marcha el proceso de destitución a través del Parlamento.

Para que el proceso de destitución tenga éxito, deberá contar con el apoyo de dos tercios de los representantes en las dos cámaras del Parlamento, que mañana reanuda sus sesiones. La Zanu-PF tiene una mayoría clara en ambas Cámaras, pero las negociaciones de Mugabe con el Ejército podrían haber resultado en un acuerdo para una salida más digna del histórico dirigente zimbabuense.

Mugabe compareció sentado y franqueado por comandantes del Ejército y algunos de los participantes en las negociaciones mantenidas desde la toma del poder por parte del Ejército. Entre ellos estaba el religioso católico Fidelis Mukonori.

En su intervención, abogó por un «retorno a la normalidad» y reconoció las «preocupaciones» planteadas por el Ejército en las reuniones mantenidas tras la intervención militar. Explicó que durante la reunión de ayer con los militares, estos le trasladaron «varias cuestiones» que deben ser afrontadas.

Mnangagwa y los veteranos

Reivindicó la «tradición de resistencia» del país y reconoció que la situación económica está atravesando un «periodo difícil» desde la hiperinflación de 2008 que provocó que Zimbabue perdiera su propia moneda.

Sin embargo, culpó del mal momento a las rencillas internas en el seno del partido y del Gobierno: «Los dardos públicos entre altos funcionarios han suscitado unas críticas de las que no se puede escapar».

Además de la destitución de Mugabe –en su lugar fue nominado el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa–, el Comité Central de la Zanu-PF decidió expulsar a la primera dama, Grace Mugabe, que tenía ambiciones presidenciales.

En su única comunicación desde que fue cesado el 6 de noviembre, Mnangagwa, con un pasado oscuro como ministro de Seguridad en la década de los 80, prometió que regresaría de su exilio en Sudáfrica para «volver a controlar los resortes de nuestros bellos partido y país»

La sesión extraordinaria de ayer fue convocada a petición de los comités provinciales, que habían rechazado públicamente la continuidad de Mugabe, no solo al frente del partido sino también del Gobierno.

Los diez Comités Coordinadores Provinciales de la Zanu-PF coincidieron en que Mugabe ha perdido el control del partido y del Gobierno debido a su avanzada edad y lamentaron que haya permitido la formación de divisiones internas.

Veteranos de la guerra de independencia de Zimbabue se sumaron a las voces que reclaman su dimisión. «Debería renunciar (…) Si no lo hace, el Ejército debe terminar hoy con él», dijo el jefe de la poderosa asociación de veteranos de guerra, Christopher Mutsvangwa. Inmediatamente después de que Mugabe finalizara su intervención, envió una nota a la agencia Reuters en la que advirtió de que la gente volverá a tomar las calles de Harare este miércoles.

El sábado una multitudinaria manifestación recorrió las calles de la capital para pedir la salida del poder de Mugabe.