Curro VELÁZQUEZ GAZTELU
Elkarrizketa
RAÜL FERNANDEZ, REFREE
ARTISTA SONORO MULTIDISCIPLINAR Y AMANTE DEL FLAMENCO

«La experimentación también hace enriquecer las raíces»

Raül Refree (Barcelona 1976). Acaba de regresar de Estado Unidos de hacer una gira con Lee Renaldo, guitarrista de Sonic Youth. Cambia de escenario y este viernes en el Kultur Leioa lo tendremos acompañando a la voz de Rosalía, presentando su disco «Los Angeles». La cita es en el Auditorium a las 21.00 horas.

El flamenco tiene que estar de enhorabuena por presumir de estirpes, de familias, de generaciones que tradicionalmente se van pasando el arte de unos a otros. Pero también tiene que estar de enhorabuena porque de vez en cuando surgen zahoríes que miran sin prejuicios, pero con respeto y admiración a este arte que ya de por si es una fusión en sí mismo.

¿Cómo descubrió el flamenco?

El flamenco es algo que te encuentras sin querer, aunque nunca me interesó especialmente. Sí que el “Omega” de Morente, fue un disco que escuché en su momento, pero no más. Las dos personas que realmente me introdujeron en el flamenco fueron Kiko Veneno y Rocío Márquez, con los que trabajé como productor.

¿Le ha aportado algo el flamenco a nivel técnico y espiritual, para otras músicas que hace?

Sí, mucho, mucho. Yo cuando comencé a escuchar flamenco, nunca me propuse tocarlo. Tampoco sé si ahora toco flamenco. Sí se que utilizo recursos y compases flamencos. En ese momento no me planteé hacer un disco como el que hice con Rosalía, aunque sí me podía plantear algo como lo que hice con Rocío Márquez. Después, con Kiko Veneno, seguía investigando la guitarra flamenca y pensé que podía aportar una visión distinta. Creía que con mi manera de tocar podía aportar algo a la guitarra flamenca, algo que no es propio de los puristas. Está claro que el concepto rítmico del flamenco es totalmente diferente al del folk, al del rock. Por lo tanto, me ha aportado no solo a nivel de comprensión rítmica y de independencia, sino también a nivel de recursos que utilizo constantemente, y no solo cuando toco flamenco, sino cuando toco otras músicas.

Vemos, al menos en el trabajo con Rosalía, cómo utiliza en la guitarra la mano izquierda con notas flamencas, haciendo falsetas. Pero la derecha, la del compás, la utiliza con la técnica del rock, del folk. No utiliza alzapúas, trémolos... ¿Hacia dónde quiere llegar con ello?

No me he planteado a dónde quiero llegar. Cuando toco una Seguiriya, por ejemplo, no intento en ningún caso tocarla como lo hacen los flamencos. Yo toco la Seguiriya tal como yo la entiendo o la siento, o como yo la puedo tocar. A veces, las limitaciones técnicas te llevan a crear cosas que no te saldrían si no fueran por ellas. Y eso puede ser una ventaja. Yo no soy un guitarrista de flamenco. Habrá puristas que le parecerá mal y otros que lo disfrutarán.

¿Colaboraría con cantaores actuales de la ortodoxia?

Me encantaría, claro que sí. No tengo claro si ellos querrían. A mí me encanta el flamenco y todo lo que sea colaborar, es enriquecerse mutuamente.

¿Qué piensa cuando le hablan de la pureza del flamenco, de preservar la raíz?

Eso tiene que existir, pero no debería delimitar la experimentación, porque la experimentación también hace enriquecer las raíces, siempre y cuando la estés conservando.

¿Cuánto queda de espiritualidad en el flamenco del siglo XXI por ganar en lo técnico, en lo profesional?

Pasa con todas la músicas, cuando se tecnifica demasiado, cuando es demasiado cerebral, a mi me falta algo. Yo soy un músico muy visceral, me gustan las cosas imperfectas. La técnica sin emoción no es nada.

¿Cree que el flamenco sin esa parte de «rito» seguirá siendo flamenco?

El flamenco seguirá siendo flamenco en cualquier caso. El flamenco está muy bien surtido de artistas y de imaginarios varios. He conocido a gente tan dispar como Niño de Elche, Alfredo Lagos, Pedro G. Romero y esta variedad es una riqueza y no un ataque.

¿Por qué cree que en el indie del Estado español se conoce más el folk escandinavo, o el country americano y no tanto el flamenco?

Sí es cierto que todo esto viene por la imposición en los años 20 de la música anglosajona. Pero yo tengo la certeza que cada vez hay más un público joven que se interesa por el flamenco y por la música de raíz nuestra. Al menos eso es lo que yo estoy experimentando en los conciertos de Rosalía. No sé hasta que punto profundizarán, pero el hecho de interesarse por Morente, Rosalía, etc..., ya es un comienzo.

Cuéntenos la experiencia con el último trabajo de El Niño de Elche, que saldrá el año que viene y que usted produce, «Antología heterodoxa», concretamente, en su faceta como guitarrista.

“Antología flamenca” ha sido uno de los trabajos más difíciles que he hecho en mi vida. Pedro G. Romero hizo con Paco el trabajo de investigación: Fandangos cubistas de Marchena, Falla, Val del Omar, Vicente Escudero bailando con turbinas, etc… Y artistas invitados: Dieguito de Morón, Israel Galván, etc… Una experiencia inolvidable. Un trabajo que creo que aquellos puristas que tanto criticaron a el Niño de Elche, reflexionarán sobre lo que dijeron, ya que la calidad vocal y el estudio previo, entre otras cuestiones, es para merecer poner a Paco en el lugar merecido dentro del flamenco.