La proliferación de actividades fascistas, franquistas, violentas en diferentes lugares debería ser algo más que una tensión en algunos medios de comunicación porque se están descubriendo demasiadas actitudes de amparo a todo lo que tenga que ver con la extrema derecha, en lo civil, lo policial y lo militar. Iba a seguir indicando otros lugares pero me he cortado, por miedo, ya que acaban de detener a un chaval en Mataró por un twiter sobre el fiscal Maza, y no se sabe de ninguna intervención por las decenas de homenajes que se le hizo el 20N al caudillo de las patas cortas. Y el nombre de caudillo se sigue empleando con total desparpajo en TVE. Alerta.

Acaban de nombrar nuevo Fiscal General del Estado, sin consensuar, como hacen los gobiernos con mayoría absoluta,  sin contestación ninguna y no solamente es continuista, sino que llega Julián Sánchez Melgar con un baldón en su carrera judicial nada menos que del Juzgado de Derechos Humanos de Europa por la aplicación salvaje que hizo de la doctrina Parot. O sea, a temblar, que siguen los mismos, pero más creciditos. A los ultras condenados por la agresión en Blanquerna, el Tribunal Constitucional nada menos aborta su entrada en el talego por un detalle formal. Alerta.

Y es que lo del grupo fascista de la Policía Municipal de Madrid ha entrado ya en la fase de descaro. No son tres o cuatro, como dicen, los que hablan de asesinar, contratar sicarios, ejecutar a emigrantes, dar loas a Hitler, sino que un sindicato del cuerpo, los defiende. Y un sindicato, por pequeño que sea, no lo forman tres o cuatro, sino que algunos centenares. Y están amenazando públicamente a todo quisqui que les denuncia. Y la alcaldesa se muestra tímida. O con miedo. Poco a poco van ganando terreno en todos los ámbitos con el beneplácito de las autoridades cómplices o incompetente. Alerta.