Pablo CABEZA
BILBO

Berri Txarrak trasciende con diez canciones de pop, rock y punk impolutas

Tres años después de «Denbora da poligrafo bakarra», una obra admirada y difícil de superar por su amplitud, concepto y cimas, llega «Infrasoinuak», un álbum de solo diez canciones frente a las 20 de su obra previa. En rueda de prensa celebrada ayer en Kafe Antzokia de Bilbao el grupo matiza, no sin razón, que no por ser solo diez canciones era una obra «menor». El álbum ha sido producido por Bill Stevenson, que ya formó parte del disco veinte aniversario.

Son las 11 de la mañana, para un músico que rockee, un madrugón. La sala pequeña de Kafe Antzokia sirve de enclave para la presentación de “Infrasoinuak”. Hay más gente que en algunos de los conciertos que se celebran en la coqueta sala, que, no obstante, cuenta con la virtud de haber acogido a pequeños-grandes artistas. Desde ayer, además, ya puede añadir el nombre de Berri Txarrak, ya que ofrecieron un concierto electroacústico. Fueron solo tres canciones de su nuevo álbum, pero tres momentos intensos, y que nos mostraron como puede ser el esqueleto primitivo de una canción pendiente de ser vestida. Sonaron “Dardararen bat”, una historia apocalíptica donde el propio Gorka Urbizu es protagonista en una tierra desolada a la espera de que cambien las personas o desaparezca la Humanidad, difiere del resto por su tinte setentero con cuerpo grave stoner (con permiso de “Hozkia” y “Sed Lex, intensos y brutos). “Beude” fue el siguiente tema, una canción en la que dan las gracias a diferentes locales y colectivos por su labor y por experiencias emocionales unidas a ellos. Es un marrón mencionar unos cuantos, pero si alguien se ofende porque no está se equivoca. Una letra no puede ser una retahíla de nombres y los que están representan a todos, incluso la “Kantina de Lekunberri”. BTX despidió su concierto con “Spoiler”, una de las canciones más pegadizas de “Infrasoinuak”, pleno de singles.

Del escenario, como siempre de izquierda a derecha David González, Galder Izagirre y Gorka Urbizu, bajaron a la mesa de redacción para explicar el proceso creativo. De corte y confección de vieja sastrería, sí, ya que resulta tan perfecto y repleto de buenas y sabias puntadas que el traje les queda impecable.

La banda asume que «el disco puede ser una síntesis del triple anterior». No es una visión desencaminada, pues como comentan no han pretendido «sorprender con bachatas». Para qué cambiar si lo que presentan es tan admirable como el hecho de que la Luna no se caiga ninguna mala noche.

Berri Txarrak apunta que una las aportaciones del veterano Bill Stevenson (productor) «es el empeño porque los coros fuesen una mezcla entre Alice in Chains y los Beach Boys». Se entiende, y no sabemos si por esta explicación no paramos de ver coros debidos a los “Alice Boys”. Un trabajo de suaves adornos vocales extraordinarios. Pero ¿qué no es fantástico en “Infrasoinuak”? No sabemos qué lugar “maestro” ocupa en su discografía, pero que roza la perfección sin perder ni sangre ni emoción en su media hora de honor es incuestionable.

«Tras girar por Sudamérica invitados por Descendents, ya casi de despedida, en el camerino, Bill Stevenson, batería de la banda, nos preguntó qué en qué fase estábamos, se lo explicamos y se ofreció a producirnos, pero esta vez de forma diferente, y es que, además, ya casi no se dedica a esto, selecciona puntualmente. Hemos estado 24 días grabando, pasado por tres estudios y cinco personas pendientes de las grabaciones», relata el grupo, que añade que dejaron los «prejuicios», que rompieron con las «pautas de aquí».

Un productor cuesta dinero es posible que BTX pueda ya grabar sin “director”, pero si el resultado es este: que sigan invirtiendo. “Zaldi zaurita” expone todas las virtudes del disco y la producción, pero es el todo, esas guitarras rítmicas, sus infinitos matices, el bajo con sus ascensos, la batería zurrando y el soberbio trabajo vocal entre la melodía y la furia. Muy grandes.