Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El fiel»

Un hombre y una mujer (Gigi y Bibi)

La trayectoria del cineasta belga Michaël R. Roskam está resultando muy interesante, más aún al conseguir en Donostia con su segundo largometraje “The Drop” (2014) el premio al Mejor Guion, por su adaptación de una novela de Dennis Lehane.

Tras esta experiencia en el mercado anglosajón ha regresado a su país, manteniéndose fiel a su actor fetiche Matthias Schoenaerts y colaborando con los guionistas Noé Debré y el zuberotarra Thomas Bidegain, quienes también escribieron para el actor belga la realización de Jacques Audiard “De óxido y hueso” (2012). Pero “Le fidèle” bebe argumental y estilísticamente de fuentes clásicas, en especial de Claude Leouch y “Un hombre y una mujer” (1966), por la forma en la que trata el cine de acción romántica. Allí él era el piloto de carreras, mientras que aquí es ella la que conduce coches deportivos. Como quiera que la película de Lelouch ganó el Óscar de Habla no Inglesa, no es de extrañar que Bélgica haya seleccionado “Le fidèle” para competir por la estatuilla.

Roskam no es de los que piensan como David Lean que una gran pasión amorosa se puede resolver en un breve encuentro, así que se toma su tiempo para desarrollar la turbulenta relación entre Gigi y Bibi, dividiendo la narración en tres actos. Comienza con el punto de vista del gángster para, a través de sus recuerdos de infancia y juventud, entender su dedicación a la delincuencia en el seno de una banda de la Bruselas de los 90. Sigue con la perspectiva de la corredora en el ciruito automovilístico de Zolder, que no puede evitar amar al hampón a pesar de las dudas que le genera. Por último, ambos comparten un desenlace melodramático acorde con el fatalismo “noir” de la historia.

“Le fidèle” es una oda al amor triunfante, que se impone por encima del trágico sino de unas vidas al margen de la ley. Y si funciona es gracias a la química existente entre Matthias Schoenaerts y Adèle Exarchopoulos.