Ane URKIRI ANSOLA
DONOSTIA
Elkarrizketa
MAITE ZUGARRONDO ETXEBERRIA
JUGADORA DE SUPER AMARA BERA BERA

«Hasta hace tres semanas pensaba que no volvería a jugar»

Maite Zugarrondo ha ganado casi todo a nivel de club a sus 28 años (1989, Iruñea). Casi todo porque ella subraya, entre risas, que aún le falta la Champions. Creció en Anaitasuna, aprendió en Itxako y pasó por Beti Onak y Alcobendas antes de llegar al Bera Bera en 2014. Reconoce que en Donostia se siente como en casa y tras recuperarse de la pericarditis no ve la hora de volver a estar bajo los tres palos.

Han sido meses convulsos para Zugarrondo en su cuarta temporada como guardameta del Bera Bera. Le diagnosticaron pericarditis en la primera semana de la pretemporada, por lo que tuvo que abandonar la práctica deportiva inmediatamente. El dolor persistente en el corazón –«y yo que pensaba que el corazón no dolía», recalca con humor– le puso en alerta y pudo parar a tiempo. Sin prisa y con mucha pausa, y no sin llorar, han pasado tres largos meses. «Y duros», matiza ella. No oculta el sufrimiento porque ya, al fin, se siente segura, sin dolor y sin ver peligrar la actividad balonmanística. Esta semana empezó a trabajar en la portería y expresa ilusión a raudales, consciente de que tiene que volver a ganarse la confianza, tanto en ella misma como la de Montse Puche.

¿Cómo se encuentra?

Al fin estoy muy bien. Tengo buenas sensaciones que es lo que más necesitaba, tener sensaciones de que mi vida no corre peligro. El proceso ha sido muy largo. El estar parada no lo llevo nada bien pero el único tratamiento que existe para la pericarditis es el reposo. Mi entrenamiento era estar sentada. Era un reposo relativo, andaba cien metros y me asfixiaba. No podía.

¿Cuáles han sido los síntomas?

Dolor, mucho dolor directamente en el corazón. Dicen que el corazón no duele, pero... Nadie se esperaba que fuese una pericarditis. Yo tampoco. Me presionaba un montón el pecho, no podía respirar, el pulso se me aceleraba un montón, coger aire y soltar era horrible. No recuerdo tanto dolor en mi vida. Entrené con una pericarditis porque no sabía lo que era, pensaba que era una sobrecarga, y cuando ya no pude aguantarlo más, es decir, cuando llegué a llorar por dolor, fui a urgencias. Y eso que yo he jugado con un hombro dislocado, con una rodilla rota, pero jugar con un corazón roto no lo había hecho (se ríe).

¿Cómo encajó la noticia?

A mí me costó muchísimo asimilarlo. Lo primero que dije fue, ‘¿qué me está pasando?’. No podía encajar cómo una deportista de élite y joven pudiera tener una pericarditis. Luego la médico ya me explicó que era una enfermedad común, frecuente también en los jóvenes que puede ser debido a muchas causas. Pero en ese momento se me cayó el mundo al suelo. Me asusté por el hecho de no saber qué me estaba pasando.

Pero tiene cura.

Sí, de hecho el tratamiento es tomar antiinflamatorios y reposo. Dentro de las enfermedades cardíacas, lo menos grave es una pericarditis. Tiene mucho nombre, pero en verdad no tiene tanto peso. Es una inflamación de la membrana que cubre el corazón. Puede correr peligro si no le pones tratamiento.

Ha mencionado que le cuesta estar quieta. ¿Cómo lo ha llevado?

Además me diagnosticaron en la primera semana de la pretemporada, y la pasada campaña terminó en mayo. Es decir, he tenido muchísimas vacaciones y nunca había estado quieta tanto tiempo. He sentido mucha impotencia.

El corazón también habrá sufrido al ver a su equipo desde las gradas, ¿no?

Sí, le ha afectado todo. Todos los sustos, todas las emociones fueron a parar en el corazón.

¿Le hablaron de plazos de recuperación?

No. Ha sido todo muy largo. Al principio me dijeron que estuviese dos semanas tranquila, de reposo relativo, que sin hacer ejercicio podía caminar. Pero yo caminaba seis metros y estaba taquicárdica, la fatiga era impresionante. Me prohibieron limpiar mi propia casa y tuve que contratar a alguien para que limpiase.

Después de esas dos semanas, fui al cardiólogo y me dijo que no pasaba nada, que estaba bien, que no tenía derrame pericárdico, que no tenía inflamación y que me iba a dar el alta enseguida. Cuando a mí me quería dar el alta, yo notaba aún el dolor y pedí una segunda opinión y me dijeron que estuviese tranquila. Fue entonces cuando me dijeron que el protocolo de la pericarditis para todo el mundo es de tres meses de reposo porque puede ser crónico si no lo cuidas. Al superar la fase aguda, que suele ser de un mes, luego tienes que completar el tratamiento de reposo y al final ya empezar poco a poco.

Ha sido un tema delicado, tanto para usted como para el propio equipo, que al final estuvo obligado a fichar a una portera a última hora.

Era lógico. Al final te la juegas a que todo el peso de la portería recaiga en una persona, que tiene la calidad suficiente pero que es nueva en el club. Tienes que fichar a alguien porque el corazón es delicado. Tienes que protegerte las espaldas, quieres que tu jugadora se recupere bien porque si aceleras el ritmo la puedes perder para toda la temporada.

De alguna forma, también le quitaron la presión por recuperarse.

El mensaje que me enviaron fue que ante todo me recuperara bien y que empezase cuando estuviese segura, y que hasta entonces iban a fichar a otra portera. Y yo creo que fue un acierto. Lógicamente no me sienta bien, porque yo quería ser partícipe, quería colaborar, pero no podía.

Ya ha finalizado el contrato de Silvia Lladró. ¿Es por qué ya le ven disponible para la segunda parte de la temporada?

Sí, yo misma me veo disponible. Hace tres semanas no te hubiese dicho lo mismo, hace tres semanas aún estaba en el pozo. Porque al final haces mucho trabajo en la sombra, no es la misma rehabilitación que puedes hacer para curar una articulación, sino que tu trabajo es estar en reposo. ¿Cómo le dices a una deportista que esté en reposo? Es muy complicado. Ha sido duro psicológicamente pero me han ayudado mis compañeras.

Volviendo al plano deportivo, esta temporada las estadísticas dicen que encajan más goles. ¿Les preocupa?

No nos preocupa que encajemos más goles, nos preocupan otras cosas. Es un equipo totalmente diferente al del año pasado. Hay muchísima más diversidad, es lógico que al principio cueste, y es un equipo proyectado más a hacer cosas bien a partir de enero. Primero hay que encajar un nuevo juego, un nuevo sistema, y te preocupas más por eso. La base y la esencia del equipo siguen siendo las mismas, solo que de otra forma.

Y Merche [Castellanos] lo está haciendo bien, es una gran portera, con mucha experiencia y le ha tocado un papelón porque yo la he abandonado (se ríe). En todos los sentidos, porque ni entrenando podía estar. Y está llevando bien esa responsabilidad.

El curso pasado estuvo acertada cuando le tocó sustituir a Temprano. La confianza ayuda, supongo. ¿Ahora costará recuperar ese nivel de confianza?

La sensación va a ser rara. Ahora lo que toca es trabajar, preparar un mes bonito que será mi pretemporada, y poco a poco iré recuperando la forma para defender la portería. Sí es verdad que tengo que empezar desde cero y que cuesta, y más en un puesto como la portería en el que el plano psicológico es importante. Pero si tienes un buen físico y si tienes un buen corazón, lo demás llega poco a poco.

Formaba una buena dupla con Temprano. ¿Ha sido una baja sensible?

Sí. Todavía no estoy acoplada al ritmo de los entrenamientos, entonces tampoco estoy integrada en la dinámica del equipo. Sí que es verdad que voy a notar la falta de Temprano pero como cuando me fui de Alcobendas y noté la falta de Estela Carrera.

Además en la portería hay que saber llevar bien la suplencia.

Sí, es muy importante. Es mejor tener dos porteras que estén bien, a que tengas solo una. Toda la vida se ha llevado lo de tener una portera titular, la que juega, y la otra tenía su rol. Últimamente se va llevando el papel compatible de dos porteras, porque si una falla, porque al final siempre hay una que falla, tienes a la otra activa. Y lo mismo en el equipo. El trabajo en equipo es fundamental.

Los últimos años ha estado a la sombra de Temprano, cumpliendo con buena nota su rol. Ahora llega Castellanos y, ¿cuál es su objetivo?

No sabía que eso se notaba (se ríe). Sí que he estado a la sombra de “Tempri”, que es una gran portera. No me he sentido eclipsada, sino que nos hemos ayudado mutuamente. Quieres jugar y quieres ganar, pero si no puedes jugar, que sea la otra que esté bien y tú poder participar en el juego haciendo que ella juegue bien. Si tienes que tirar de ella, tiras de ella. Si el entrenador no confía en ti, tienes que tirar de ella y ya confiarán en ti cuando lo puedas demostrar. ¡Es jodido! Se dice fácil pero exige su trabajo psicológico.

Y ahora con Merche [Castellanos] será un poco parecido. Nos tenemos que hacer la una a la otra y ser un equipo. En este equipo es fácil porque además está Eider Rubio [segunda entrenadora y entrenadora de porteras] que es maravillosa para eso. Y mi objetivo para este curso al principio de la temporada, era otro, obviamente (se ríe). Al irse Temprano y venir Merche, que lógicamente tiene calidad, experiencia y mucha trayectoria, yo me veía con tablas aquí y tenía los minutos de confianza de Montse [Puche] y la confianza en mí misma por haberlo hecho bien.

¿Ha dado un paso atrás?

Sí, ahora tengo que volver a ganármelo. Toca empezar de cero.

A día de hoy, ¿cuál es la meta principal del equipo?

El objetivo del equipo es el mismo siempre, ganar la Liga y la Copa. Vamos pensando que queremos ganar pero todo puede pasar. Después de la derrota en Huerta del Rey se complica la cosa, sí. Es un tópico decir que la Liga es larga, pero es la realidad. Rocasa [Remudas Isla de Gran Canaría], tarde o temprano, pinchará, y nosotras tenemos que estar con la mente fría y con las cosas claras. Tenemos que ganar todos los partidos, no dependemos de nosotras mismas pero tenemos que hacer las cosas bien.

Después de no ganar ni la Liga ni la Copa la temporada pasada, ¿valorán más lo conseguido en años anteriores?

Hay muchísimas cosas que no se pueden ver. Para todo el mundo que no somos nosotras, los aficionados y demás, valoran mucho más que nosotras mismas lo que hicimos el año pasado. Es decir, no somos conformistas y para nosotras haber quedado segundas es un fracaso y para los demás no tanto.

¿Es un fracaso?

Quizá no, pero es una decepción porque lo teníamos en la mano. Muchas circunstancias fueron haciendo una montaña gigante y al final perdimos la Liga y la Copa. El año pasado, a estas alturas, aventajábamos en cuatro puntos al segundo clasificado y luego empezamos a caer y perdimos la Liga. Y este año estamos al revés. Con lo cual todo es factible y es una motivación. No valoramos el segundo puesto porque somos muy ambiciosas. Quieres ganarlo todo y a veces el segundo puesto no te sacia. El año pasado fue una temporada dura.

¿Por las lesiones?

Por todo. La gente lo dio todo. Hubo muchísimas cosas que afectaron y fue una pena. Pero es un bache de los que tapas y sales reforzado. Ahora te sirve de motivación saber lo que es perder, que no está nada mal. Hemos perdido una Liga, hemos perdido una Copa, y la hemos perdido en el último suspiro. Sabemos que estando bajo mínimos pudimos hacer todo lo que hicimos. Y eso sí que se ve y la gente siempre nos los dice y valoramos.

Personalmente, ¿se marca objetivos a largo plazo?

Lo he pasado mal, de verdad. Hasta hace tres semanas pensaba que no volvería a jugar porque seguía con dolor. Y esta semana he empezado a trabajar en la portería. Así que los objetivos a largo plazo son jugar y hacerlo bien en el Bera Bera. Ya me siento como si fuera de casa, así que para que me echen (a carcajadas)...