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Al menos cinco muertos en las protestas contra los partidos de Kurdistán sur

Al menos cinco personas murieron y más de 80 resultaron heridas ayer en la segunda jornada de movilizaciones convocadas en el Kurdistán iraquí contra la corrupción y para reclamar una mejora de los servicios básicos.

Exasperados por la incapacidad del Gobierno autónomo de atajar la crisis económica y hartos de la corrupción, los manifestantes dirigen su ira contra los partidos hegemónicos en la política de la región durante décadas, el PDK del presidente, Masud Barzani y el PUK del fallecido Jalal Talamani.

Los mayores disturbios tuvieron lugar en la ciudad de Ranya, donde se registraron al menos cinco fallecidos. Las movilizaciones también se repitieron en la ciudad de Suleimaniya, donde más de 1.200 personas fueron dispersadas con disparos por las fuerzas de seguridad. Seis personas resultaron heridas en esa localidad, escenario el lunes de la quema de oficinas de partidos.

En Koysinjaq, los manifestantes incendiaron las sedes del PDK y el PUK, como sucedió la víspera en otras localidades. «Sois incapaces de defender las regiones en disputa e incapaces de administrar Kurdistán», denunciaba uno de ellos.

Por primera vez las protestas se dirigen a la vez contra todas las personalidades políticas. Uno de los principales motivos es el recorte de sueldos o directamente el impago a funcionarios, a la vez que aumenta el precio del combustible y cortes de electricidad coincidiendo con la llegada del invierno.

El Gobierno de Kurdistán atribuye esta falta de fondos a las restricciones impuestas desde Bagdad desde el referéndum de independencia. Pero la crisis económica y política es anterior a la consulta, cuya convocatoria ocultó temporalmente el descontento hacia Barzani y su gobierno. El Gobierno central insiste en su demanda de que Kurdistán cancele los resultados del referéndum que se saldó con una victoria del «sí» por más del 90% antes de iniciar un proceso de negociaciones. Como castigo por convocarlo y por la venta de petróleo sin la autorización de Bagdad, el Gobierno federal quiere recortar del 17% al 12,6% la parte del presupuesto destinada a Kurdistán. El primer ministro iraquí, Haider Al Abadin insiste en que su Ejecutivo no puede asumir todos los salarios de los funcionarios, y a la vez, respaldó ayer las protestas. Después del referéndum de setiembre, Bagdad impuso medidas económicas contra Erbil y privó a Kurdistán de buena parte del territorio rico en petróleo que controlaba.