Jaime IGLESIAS
Elkarrizketa
Destin Daniel Cretton
Director de «Las vidas de Grace»

«Trabajar en centros de menores me abrió los ojos a los problemas del mundo»

En California trabajó como voluntario en un centro de acogida de menores en situación de riesgo. Aquella experiencia quedó reflejado en un cortometraje, germen de «Las Vidas de Grace», que llega hoy a nuestras pantallas.

Nacido en 1978 en Hawaii, a los 19 años se mudó a California, donde mientras estudiaba en la Universidad trabajó como voluntario en un centro de acogida de menores en situación de riesgo. Aquella experiencia quedó reflejada en su cortometraje «Short Term 12» (2008) premiado en Sundance y que a su vez fue el germen de «Las Vidas de Grace», que llega ahora a nuestras pantallas tras triunfar en multitud de certámenes, entre ellos en el último Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia.

El punto de partida de esta película fue un cortometraje que usted mismo dirigió con el mismo título hace cinco años ¿Qué le animó a desarrollar aquello en un largo de ficción? ¿Cómo fue el proceso?

Cuando rodé aquél cortometraje no planeaba que se convirtiera en un largometraje, pero la respuesta que tuvo, tanto entre la crítica como entre el público en los distintos festivales donde se exhibió, fue mucho mejor de lo que yo esperaba. Esto me hizo considerar la posibilidad de ahondar en el mundo de los centros de menores porque además, durante el rodaje, descubrí que había mucho más que explorar acerca de esta realidad.

Me llevó varios años conseguir a alguien que financiase la película y, mientras esperaba a conseguirlo, rodé mi primer largometraje, «I am not a hípster», que fue un film de muy bajo presupuesto. Cuando por fin conseguí la financiación para rodar «Las vidas de Grace», todo avanzó muy rápido, tuvimos que buscar las localizaciones en unas pocas semanas y encontrar a todos los jóvenes actores. Después, rodamos durante veinte días en Los Ángeles y fue una producción realmente rápida.

¿Cuánto de su propia experiencia personal trabajando en centros de acogida para menores en situación de riesgo hay en la película?

Es una mezcla de mi propia experiencia y de los testimonios de las personas que entrevisté mientras preparaba el guion y que trabajaron en estos centros mucho más tiempo que yo. Las historias que me contaron se convirtieron en las de los diferentes chicos y chicas de la película. Todas las experiencias que muestra el film están basadas en hechos reales que me ocurrieron a mí o extraídas de anécdotas que he escuchado a otros monitores.

Me imagino que tanto a nivel profesional como, sobre todo, en lo personal, aquella experiencia le transformaría profundamente...

Sí, se puede decir que realmente fue un reto para mí y casi puede afirmarse que fue una experiencia iniciática. Yo era muy ingenuo cuando llegué allí y siento que maduré un poco y, de alguna manera, lo que viví en aquellos centros de acogida abrió mis ojos a los problemas del mundo.

En un momento dado el personaje de Nate que acaba de llegar al centro explica que su trabajo como voluntario en él, se debe a su deseo de trabajar con jóvenes desfavorecidos, comentario que provoca una reacción airada de estos. ¿Usted también pasó por una experiencia semejante?

Ese momento de la película está basado en un montón de cosas estúpidas que dije yo mismo las primeras semanas que trabajé allí. Precisamente, esa secuencia en la que Nate se dirige a ellos de esa forma tan poco apropiada define lo ajeno que está a lo que esos chicos han vivido y yo me sentía así, como el tipo que se disponía a cambiar el mundo. Después descubrí que ese es un modo poco sano de afrontar las cosas.

Teniendo a un personaje como Nate que se prestaba a ser el protagonista del relato por cuanto es un perfil que tiene una evolución, usted prefiere sin embargo, poner el foco en Grace. Más que una evolución ella vive en un permanente estado de contradicción. ¿Por qué hizo esta elección?

Creo que Nate es un personaje importante al comienzo de la película porque es alguien con el que el público se pudiera identificar adentrándose en este mundo a través de su mirada, tan confusos como él, pero prefiero que la cámara se traslade de él a Grace y continúe siguiéndola precisamente porque me interesa ese estado de contradicción que comentas como motor de la acción. No quería construir el típico relato de iniciación, sino algo más complejo en su estructura dramática.

Viendo cómo Grace comprende las razones de Jayden parece como si la empatía y la capacidad de escucha tuviera más importancia en el trabajo con estos jóvenes que el diagnóstico sicológico. ¿Usted también lo cree así?

Creo que ambas cosas son complementarias. Los monitores son muy buenos escuchándoles y ayudándoles a recuperarse de los traumas que les han llevado hasta allí, traumas que requieren asimismo de un asesoramiento psicológico. La película trata sobre la lucha interna de Grace entre lo que piensa que le está ocurriendo a Jayden (que en cierto modo es una proyección de lo que le ocurrió a ella misma en su adolescencia) y el modo en que los psicólogos del centro afrontan esta realidad a partir de protocolos clínicos muchas veces insuficientes. Sin embargo, yo nunca emitiría una opinión severa hacia los psicólogos ni los juzgaría. Hay un montón de ellos, que son maravillosos.

¿Cómo fue el trabajo con los actores? ¿Aquellos que interpretan a los jóvenes son realmente intérpretes o jóvenes en situación de riesgo? ¿Qué tipo de dinámicas llevó a cabo con ellos en su participación en el film?

Ninguno de los actores ha estado en una situación semejante a la de sus personajes, por lo tanto más que apelar a experiencias personales, cada uno hizo su propia investigación en su interior. Ellos leyeron el guion solos y aprendieron todo lo que pudieron sobre el tema. Trajimos un supervisor de uno de estos centros al que le hicieron preguntas sobre sus personajes, pero ninguno de ellos ha vivido un caso similar. De hecho, todos tienen unos padres estupendos, y creo que eso ha tenido mucho que ver con el hecho de que todos los jóvenes actores fueran extremadamente maduros, muy empáticos y curiosos hacia los personajes y que quisieran reproducir este universo lo mejor posible porque el tema que trata el film les parecía realmente significativo.

Antes a este tipo de centros de acogida acudían fundamentalmente adolescentes procedentes de familias pobres o desestructuradas. Sin embargo, cada vez ez más frecuente encontrar en ellos jóvenes de toda condición social. ¿Cree que los adolescentes cada vez están más expuestos a la exclusión social?

Quizás, yo no sé si realmente la cosa está empeorando o si se está haciendo más evidente. Creo que siempre han ocurrido este tipo de casos, pero quizás ciertos miembros de la sociedad lo hayan escondido más y ahora está empezando a aflorar y hacerse públicos. Lo que sí se es cierto es que a lo largo de mi investigación para escribir el guion de esta película he tenido oportunidad de charlar con gente que está peleando realmente contra la impunidad contra este tipo de agresiones a menores, tratando de cambiar la política, las leyes y el modo en que se protege a los adolescentes en EE.UU.

He visto un montón de movimientos intentando mejorar la postura del sistema hacia ellos y darles una voz que ahora mismo no tienen. Los jóvenes de este país no tienen ni voz ni voto acerca de a dónde van sus vidas y a qué quieren dedicarse en el futuro. Yo espero que ese debate continúe y que consiga ir cambiando gradualmente el sistema educativo.

Hablando de empatia, ¿le sorprende la reacción tan positiva que ha conocido la película en espectadores de todo el mundo? En casi todos los festivales ha ganado el premio del público.

Sí, sobre todo me sorprende el hecho de que algo que siempre pensé que era tan específico de EE.UU y de nuestra cultura se entienda en otros territorios totalmente diferentes. Eso me hizo sentir realmente satisfecho cuando charlaba con los espectadores de diversos lugares tras las proyecciones. Es bonito que, a pesar de todo, tengamos sentimientos y creencias comunes.

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