Beñat ZALDUA
ÉXODOS A CONSECUENCIA DE LAS GUERRAS Y LA VIOLENCIA

El drama sin fin del desplazado interno

De las cerca de 50 millones de personas obligadas a dejar sus hogares a causa de los conflictos armados y la violencia, 33,3 millones son desplazados dentro de sus propios países, la cifra más alta desde que se comenzaron a elaborar registros sobre la materia.

Según puso de manifiesto un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicado en junio, 51,2 millones de personas viven lejos de sus hogares como consecuencia de los conflictos armados y la violencia. Esta cifra, correspondiente al año 2013, supone un tremendo aumento de 10,7 millones de nuevas personas desplazadas respecto al año anterior, algo que el alto comisionado de la ONU, Antonio Guterres, explicó señalando que, por un lado, «los conflictos se multiplican de forma creciente» y, por otro, «parece que los viejos conflictos no van a terminar nunca».

Al hablar de desplazados por los conflictos y la violencia, lo primero que viene a la cabeza son los refugiados, aquellos que se ven obligados a abandonar su país y buscar asilo en el extranjero. En contra de lo que pudiera parecer, sin embargo, son minoría dentro del colectivo de desplazados y están relativamente bien contabilizados por ACNUR y los estados en los que se refugian: son 16,7 millones de personas en todo el mundo -prácticamente un tercio palestinos-.

Pero el grueso de la población que abandona su hogar por la violencia no deja su país, sino que se convierte en lo que se llama `desplazado interno', una figura con mucha menor visibilidad mediática. Según cifras asumidas como propias por el ACNUR, en 2013 eran 33,3 millones de personas. Así lo reflejaba el informe anual del principal referente en la materia, el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés). Un documento en el que cuesta encontrar buenas noticias. Desde que este Centro empezó a recopilar información sobre los desplazamientos internos a escala global en 1998, en el mundo hay 14 millones más de personas desplazadas por la fuerza en su propio estado. Y nada apunta a que la tendencia vaya a revertir, ya que el récord se alcanzó el año pasado, con los ya citados 33,3 millones de desplazados internos, un 16% más que en 2012.

De hecho, mientras la cifra de refugiados se ha mantenido más o menos estable a lo largo de las últimas décadas, la cifra de desplazados internos se ha disparado hasta cotas desconocidas -8,2 millones de nuevos desplazados solo en 2013-. Algo que llevó a ACNUR a asegurar que la cifra de desplazados -internos y refugiados- en 2013 es la más alta desde la Segunda Guerra Mundial. El grito de alerta de Guterres, que señaló en junio que «la protección inmediata y la asistencia a las personas desplazadas internas es un imperativo humanitario» fue tan necesario como inútil, vistas las perspectivas del propio ACNUR para este año, en el que no espera apenas mejoras ante la gravedad de la situación en países como Siria y nuevos focos como Ucrania o, una vez más, Palestina.

Siria y Colombia al frente

El triste honor de encabezar la lista de estados con mayor número de desplazados internos recayó el año pasado en Siria, principal protagonista del aumento del fenómeno en el mundo. La guerra civil que devasta este país de Oriente de Medio obligó en 2013 a 3,5 millones de personas a abandonar sus hogares, lo que eleva la cifra de desplazados internos en hasta los 6,5 millones. De hecho, el país gobernado por Bachar al Assad concentra el 43% de los nuevos desplazamientos registrados en 2013. Pero el dato más sangrante, el que da la medida sobre la colosal tragedia humana que se vive en Siria es que, según el informe del IDMC, el 32% de la población del país es desplazada. Para tomar conciencia de lo que se habla: una persona se ve obligada a abandonar su casa en Siria cada 60 segundos.

El fuerte aumento de desplazados en Siria relegó al segundo lugar a un habitual en la lista: Colombia. La actividad de paramilitares, ejército y guerrillas obligó el año pasado a desplazarse internamente a 156.918 personas. El informe recuerda y otorga importancia a las conversaciones de paz entre guerrillas y Gobierno, pero lamenta que «la falta de un alto el fuego ha hecho que los civiles que viven en zonas rurales sigan sufriendo los estragos del conflicto».

En cualquier caso, el principal lastre de Colombia son los largos años de conflicto, en los que acumula, desde los años 60, hasta 5,7 millones de desplazados internos. En este sentido, uno de los aspectos más negativos del informe, además del aumento de desplazados, es la duración de dicho desplazamiento, que también sigue aumentando y que en 2013 se situó en periodo medio de 17 años. De hecho, en la presentación del informe, en mayo, el secretario general de la NRC, Jan Egeland, denunció que, dejando a un lado el aumento de los desplazamientos forzosos, «el hecho de que el promedio de tiempo en que las personas viven en situación de desplazamiento alcanza ahora los 17 años, sugiere que algo está yendo terriblemente mal en la forma en la que estamos enfocando y abordando este problema».

Desplazados en África subsahariana

Que el desplazamiento interno es una situación anómala lo demuestra el propio informe del IDMC, que muestra que el 63% de los casos se dan en tan solo cinco países, precisamente en los que se sufren los conflictos armados más largos e irregulares. Tras Siria y Colombia, tres países subsaharianos completan la lista de los cinco: Nigeria, República Democrática del Congo (RDC) y Sudán. No es casualidad, por lo tanto, que África subsahariana sea la región con mayor número de desplazados de todo el mundo, con un total de 12,5 millones de personas, lo que supone un aumento del 55% respecto a 2013, según el IDMC.

En este sentido, el informe destaca el caso de Nigeria, ya que en 2013 las autoridades gubernamentales publicaron por primera vez cifras oficiales sobre los desplazados forzosos, que son un total de 3,3 millones de personas. El IDMC calcula que el año pasado fueron 470.500 los nuevos desplazados, causados por «los ataques por parte del grupo armado islamista Boko Haram, las operaciones opresivas de contrainsurgencia y la incesante violencia intercomunal».

Sin embargo, donde más creció el número de desplazados internos fue en RDC, donde «la violencia intercomunal, las disputas por el control de la tierra y los actos de violencia perpetrados por grupos armados estatales y no estatales» obligaron a un millón de personas a abandonar sus hogares. En total son 2,9 millones los desplazados dentro de la antigua colonia belga. El tercer país en discordia, Sudán, cuenta con 2,4 millones de desplazados internos. Entre las cifras más hirientes está también la de la República Centroafricana, que de una situación anterior estable -en cuanto a desplazamientos se refiere-, el año pasado pasó a tener prácticamente un millón de desplazados. La causa de la escalada, según el informe, fue «la crisis tras el golpe de Estado de marzo».

Durante la presentación de este informe, el director del IDMC, Alfredo Zamudio, quiso dejar clara la magnitud de la tragedia al destacar que el aumento de desplazados no lo protagonizan «solamente aquellos que se han visto obligados a escapar de crisis relativamente nuevas, como la de Siria o la República Centroafricana», sino que también se da «en conflictos prolongados» como los del Congo o Colombia. «Estas tendencias no auguran nada bueno para el futuro, debemos sentarnos, escuchar y actuar, colaborando más estrechamente para poner fin a esta desgracia que afecta a millones de personas. El personal humanitario por sí solo no puede hacerlo», reclamó entonces, con un punto de desesperación, el propio Zamudio.

Son todos los que están, no están todos los que son

La recopilación de los datos sobre las personas desplazadas a causa de los conflictos armados y la violencia es siempre algo complicado. No tanto en el caso de las personas refugiadas en otros estados -ya que los países de acogida y el ACNUR acostumbran a tener registros actualizados- como en el de los desplazados internos, que muchas veces escapan al control de las autoridades o de las ONG.

Así lo admite el principal referente mundial sobre la materia, el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC), una entidad dependiente del Consejo Noruego para Refugiados. En su informe de 2013 señala que «la recopilación de datos sobre desplazados internos sigue siendo un reto, ya que el acceso a los desplazados es difícil y se carece de información sobre los que no están registrados o sobre los que han regresado a sus lugares de origen, se han integrado localmente o se han reasentado en otra parte».

La proliferación de violencias no derivadas de un conflicto convencional -por ejemplo, la violencia relacionada con el narcotráfico en México- también dificulta la recolección de información. Tampoco es fácil, a veces, determinar la causa del desplazamiento en lugares en los que se combina una situación de violencia y una catástrofe natural.

Todo ello, junto al hecho de que los 60 millones de desplazados de la Segunda Guerra Mundial son una estimación, hace que se hayan oído críticas a la afirmación del ACNUR de que la cifra de desplazados de 2013 es la más grande desde la contienda mundial. Pero más allá de comparaciones destinadas a rellenar titulares, desde el IDMC aseguran que sus datos son verídicos, lo cual no quiere decir que sean completos, ya que cualquier cifra sobre desplazados la preceden de un «como mínimo». Es decir, son todos los que están, pero no están todos los que son. B. Z.