Alberto PRADILLA
CONGRESO DEL PSOE

Sánchez encabeza un «cambio» basado en la herencia de Rubalcaba

Nuevos nombres para mantener la base política aprobada en el último año. A falta de su discurso de hoy, el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se aferra a las líneas maestras ya marcadas por Alfredo Pérez Rubalcaba. Ambos reivindican a Ferraz como única alternativa al PP dentro de un turnismo en crisis.

Hablar de «gatopardismo» es ya una tradición en los procesos internos del PSOE. El Congreso Extraordinario que comenzó ayer apelaba al «cambio» hasta en su lema («Cambiando el PSOE, cambiando España»), pero el afán renovador terminó reducido al trámite lampedusiano habitual. Pedro Sánchez sustituye a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la secretaría general y, con él, llega una nueva Ejecutiva. Sin embargo, y a la espera del discurso de cierre de hoy en el que el nuevo líder exponga sus líneas maestras, las bases políticas de Ferraz seguirán siendo las marcadas en los dos años de gestión del jefe saliente.

Tanto Rubalcaba, en su última intervención como responsable del PSOE, como Sánchez, nada más ser aclamado como secretario general, reivindicaron la validez del rumbo abierto tras la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero, el único máximo líder ausente en el congreso. Como base ideológica, ambos defendieron las conclusiones de la conferencia política celebrada en noviembre de 2013 y que Rubalcaba presentó en su día como la «vuelta» del PSOE. Como receta ante la reivindicación soberanista en Catalunya, los dos insistieron en la reforma de la Constitución en clave federal aprobada en la Declaración de Granada, de hace un año, y en la que ni siquiera se acordó con el PSC la posición ante la consulta. Con el contenido político heredado y la figura de Sánchez avalada desde el 13 de julio, el cónclave se redujo al baile de nombres para la Ejecutiva y el Comité Federal.

«No está todo por hacer, pero nos espera mucho trabajo por delante. No, no nos hemos quedado parados, es cierto, ha habido muchísimas cosas que se han hecho durante estos últimos tres años: la Conferencia Política, la reforma fiscal, la propuesta también de reforma constitucional para alumbrar esa España federal que tanto necesita nuestro país», fue el resumen de Sánchez. Previamente, Rubalcaba había defendido el cambio en la Carta Magna española como plato único frente a las demandas catalanas de votar. «No sé si la nuestra es la tercera vía pero es la única posible para garantizar la convivencia en nuestro pais», sentenció. Más clara había sido Susana Díaz, presidenta andaluza, al abrir el cónclave: «Queremos una España que no se rompa».

Euskal Herria en una frase

Como viene siendo habitual, Euskal Herria quedó fuera de la agenda. De hecho, únicamente Rubalcaba hizo una referencia al conflicto vasco y al ciclo abierto tras el cese definitivo decretado por ETA en 2011. Lo hizo para recordar que esta decisión llegó «con Zapatero en La Moncloa y Patxi López en Lehendakaritza».

Que el gran miedo del PSOE es el ascenso de Podemos (e IU) quedó claro en todos los discursos, especialmente centrados en defender su espacio como alternativa turnista. Susana Díaz, a quien se ubica como líder en la sombra, fue la más explícita. «No somos lo mismo (que el PP)», repitió insistentemente. «No somos ni parecidos y no hemos estado nunca juntos», afirmó, obviando votaciones clave como la modificación del artículo 135 de la Constitución, pactada entre Ferraz y Génova.

Quizás para evitar los malabarismos que exigían afirmaciones como la de Díaz, Rubalcaba y Sánchez optaron por enfatizar la idea de «cambio». El veterano asumió que la gran renovación del cónclave era de jefe. «Lo que toca es sustituir el liderazgo. Necesitamos un nuevo líder que siga profundizando en los cambios para que los españoles vuelvan a creer en nosotros». El recién llegado, reivindicándose como el «cambio desde abajo» y defendiendo el legado de presidentes como Felipe González. En lo que sí coincidieron ambos fue en lanzar un recado a las formaciones emergentes, presentando al PSOE como «una izquierda que no se contenta con protestar» sino que «gobierna».

Ante el nuevo ciclo electoral, Sánchez insistió en «apretar el paso» para que el presidente español, Mariano Rajoy, solo tenga una legislatura. Sin embargo, la sensación de división y de cambio más estético que de contenido apuntan a que, pese a la crisis de credibilidad, Ferraz ha optado por no virar rumbo.

Patxi López repite en la Ejecutiva que se aprueba hoy

El exlehendakari Patxi López es una de las figuras que repiten dentro de la Ejecutiva. Después de haberse especulado con la posibilidad de que pudiese ser presidente o secretario de Organización, López será secretario de Acción Política, Ciudadanía y Libertades, cartera de nueva creación. En Sevilla, cuando todavía lideraba el Ejecutivo de Lakua, Alfredo Pérez Rubalcaba creó un pusto «ad hoc», el de Relaciones Políticas, para compatibilizarlo con su labor institucional. Otros nombres para la dirección son los de César Luena (secretario de Organización),Antonio Pradas (Política Federal), Manuel de la Rocha Vázquez (Economía), Mari Luz Rodríguez (Empleo), Pilar Lucio (Cambio Climático y Sostenibilidad), José Miguel Pérez ( Educación). Susana Sumelzo (Administraciones Públicas), Meritxell Batet (Estudios y Programas), Iratxe García (UE), Carme Chacón (Internacional), Ximo Puig (Reformas democráticas), María González Veracruz (Ciencia, Participación y Política en Red), Manuela Galiano (Pequeños Municipiosa), María José Sánchez Rubio (Salud) Pedro Zerolo (Movimientos Sociales), Eva Matarín (Cooperación e inmigración) y Carmen Montón (Igualdad).

GARA