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Pese a los anuncios de tregua en Gaza, las hostilidades continúan

Los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza y el lanzamiento de cohetes por parte de las milicias palestinas continuaban ayer a pesar de que primero Israel y después Hamas, cada uno por su parte, anunciaron una ampliación del alto el fuego de veinticuatro horas más, en víspera de la celebración del Aid al-Fitr, que marca el final del Ramadán. Naciones Unidas y responsables diplomáticos siguen presionando a ambas partes.

Después de una larga mañana de intensos bombardeos israelíes, los gazatíes aprovecharon la decisión de Hamas de sumarse a un alto el fuego de 24 horas -que finalizará a las 11 GMT de hoy, si nadie lo rompe antes- para salir a las calles y aprovisionarse de cara a la celebración de la fiesta del fin del Ramadán, el Aid al-Fitr. Pero cuando la vida comenzaba a tener tintes de normalidad tras veinte días de duros ataques, las hostilidades se reproducían debido a la continua violación de la tregua tanto por parte del Ejército israelí como de las milicias palestinas. Ambas partes se responsabilizaron mutuamente de la continuación de los ataques.

Para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien el presidente de EEUU, Barack Obama, le pidió anoche un «inmediato» alto al fuego humanitario, los combatientes de Hamas «violan su propio cese del fuego», al continuar con el lanzamiento de cohetes contra Israel y reiteró que hará «todo lo necesario para defender a su pueblo». En declaraciones a la CBS Netanyahu dijo confiar en que «conseguiremos una tregua duradera que nos permita desmilitarizar Gaza.

«Esperamos una respuesta oficial del enemigo», declaró, por su parte, el portavoz de Hamas en Gaza, Sami Abu Zuhri, quien sugirió que sus milicianos seguirían lanzando cohetes mientras Israel no detuviera sus bombardeos.

El Ejército israelí cifró en 27 los cohetes lanzados desde Gaza contra su territorio, 25 de los cuales fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles.

Al acercarse el final del Ramadán, anoche u hoy, los diferentes bandos parecían cambiar de opinión continuamente con los anuncios sucesivos de un alto el fuego solicitado por la ONU, tras el de doce horas del sábado.

Hamas rechazó el mismo sábado una tregua de cuatro horas aceptada por Israel, al exigir la retirada de los soldados del enclave palestino, donde entraron el 17 de julio, nueve días después del inicio de los ataques aéreos.

Los bombardeos israelíes mataron ayer a 12 palestinos, entre ellos una mujer cristiana. En total, la ofensiva israelí ha matado a 1.054 palestinos -según los servicios sanitarios gazatíes-, un 75% de ellos civiles y una cuarta parte niños, según la ONU, que rebajó a 1.031 los fallecidos.

El conflicto ha dejado también más de 200.000 desplazados en la Franja, un 10% de la población, 1650.000 de los cuales se refugiaron en instalaciones de la ONU.

Totalmente arrasados

Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las casi tres semanas de bombardeos han destruido 3.333 viviendas y 3.380 más tienen daños que las hacen inhabitables. También han sido atacados 18 centros de atención médica y 120 escuelas. Barrios enteros como el gazatí Al-Shahaiye y localidades como Beit Hanun y Al-Joza han quedado literalmente arrasados.

Israel, que anunció haber atacado unos 3.600 «sitios terroristas» y haber matado a unos 320 combatientes de Hamas, quiere llevar hasta el final su misión de localización y de neutralización de los «túneles ofensivos» construidos por Hamas y la Yihad Islámica.

Hamas plantea como condición el levantamiento del bloqueo impuesto desde 2006 por Israel, que asfixia a la economía de este territorio de 362 km2 donde se hacinan 1,8 millones de personas.

Naciones Unidas y varios responsables diplomáticos acentúan su presión sobre los partes. Sin embargo, el Gobierno israelí sopesa la opinión pública de su país, donde un 85,6% se opone a un alto el fuego, según un sondeo difundido por la radio militar.

Los 43 soldados israelíes muertos representan el mayor balance de pérdidas desde la guerra contra el Hizbulah libanés en 2006. Los cohetes lanzados desde Gaza mataron a tres civiles.

Una iglesia de Gaza, lugar de oración para los refugiados musulmanes

Mahmud Jalaf se postra cinco veces al día para la oración musulmana ante una figura de Jesús en una iglesia de la Franja de Gaza, en la que tuvo que refugiarse por la ofensiva israelí.

Cuando el Ejército israelí comenzó a bombardear su ciudad, Shaaf, no tuvo más remedio que refugiarse en la iglesia grecoortodoxa de San Porfirio, situada en medio de un campo de batalla en el casco antiguo de Gaza. «Nos dejan rezar. Me ha cambiado la opinión que tenía sobre los cristianos. Se han convertido en nuestros hermanos», explica este palestino de 27 años. «Aquí crece el amor entre musulmanes y cristianos».

Jalaf estruja entre sus manos el rosario visiblemente nervioso, aunque aliviado por haber hallado refugio junto a otros 500 desplazados en esta iglesia. Empieza a acostumbrarse a rezar en un lugar de culto de otra religión. Cada día recita los versículos del Corán en dirección de La Meca, como lo haría en una mezquita. Y tanto sacerdotes como feligreses de San Porfirio son atentos con sus huéspedes.

«Los cristianos no ayunan, pero evitan comer delante de nosotros durante el día. No fuman ni beben cuando están con nosotros», cuenta. Pero reconoce que es difícil ser devoto cuando los obuses caen alrededor y más de 1.000 palestinos han muerto. «En tiempos de normalidad, soy practicante, pero fumé durante el Ramadán, y no ayuné por miedo y tensión debido a la guerra», admite.

Anoche u hoy, el Aid al-Fitr marcará el final del Ramadán. Pero las familias de luto, los decenas de miles de desplazados y los que todavía sufren los bombardeos no tienen ganas de fiesta.

«Es posible que los cristianos y los musulmanes celebren juntos aquí el Aid», dice Sabrin al-Ziyara, una musulmana que trabaja allí en labores de limpieza. «Pero este año no será la fiesta del final del ayuno, será la fiesta de los mártires», comenta con tristeza.

La coexistencia no siempre es amistosa. La minoría cristiana ha sufrido ataques atribuidos a extremistas islámicos y condenados por Hamas. Pero la experiencia de sufrir juntos los bombardeos refuerza los lazos. J.D. (AFP)