En una jornada que parecía más tranquila que las precedentes, en la festividad de Eid al Fitr que marca el final del Ramadán en el calendario islámico, los gazatíes apenas pudieron celebrarla en un escenario desolado entre más de 6.600 viviendas, mezquitas y escuelas destruidas. Las visitas a familiares tuvieron que ser sustituidas por visitas a los cementerios, donde ya apenas queda sitio para más cadáveres.

Aunque más de 200.000 personas se han intentado refugiar en hospitales, parques, pisos de escasos metros en los que se juntan varias familias, sótanos, portales, e incluso tiendas, algunos niños volvieron las calles para disfrutar por unas horas del día.

Pero pronto la calma se vio rota por un nuevo ataque israelí contra el lugar que parecía más seguro, el hospital de Al Shifa, el principal de la Franja, y un parque cercano al campamento de refugiados de Al Shati.

Al menos ocho niños palestinos murieron por el bombardeo cuando jugaban en el parque. Un portavoz del hospital de Al Shifa, confirmó que hasta el centro llegaron los cuerpos de diez personas -ocho niños y dos adultos-. En los bombardeos sobre la clínica externa del hospital murieron tres personas más.

«Estaban corriendo y jugando cerca de un carro cuando el misil fue disparado desde el drone y explotó. Varios cuerpos quedaron mutilados», explicó a Efe, Mohamad Abu Hamid, que lloraba sin consuelo la muerte de sus hijos.

El Ejército israelí se apresuró a desvincularse del ataque y achacarlo a cohetes de Hamas, pero testigos aseguraron que fue llevado a cabo por un drone israelí. Fue el preludio de otro día de bombas en Gaza, que aumentó al caer la noche. El Ejército israelí ordenó a los habitantes de los barrios palestinos de Shahaiya y Zaitum, así como a los del campo de refugiados de Jabalia, que abandonaran sus casas y se dirigieran al centro de la ciudad de Gaza en previsión de los bombardeos que se produjeron al anochecer. Se trata de más de 100.000 personas amenazadas para que abandonen su hogar sin un refugio seguro donde protegerse.

Más bombas al anochecer

Al poco tiempo, comenzaron los intensos bombardeos y las cifras de muertos y heridos comenzaron a aumentar. Los servicios de emergencia anunciaron la muerte de diez personas, entre ellas tres niños. Los menores y dos adultos murieron en el ataque de artillería que destruyó una casa en Jabalia. Otro murió en el centro de Gaza y un cuarto en Jan Junis.

Durante la jornada además, murieron cinco soldados israelíes, según informó el Ejército en un comunicado. Uno de ellos murió en combate en el sur de la Franja, mientras que los cuatro restantes fallecieron en la zona fronteriza por el impacto de fuego de mortero. Desde el inicio de la ofensiva han muerto 48 militares israelíes.

Las brigadas de Ezzedin al Qassam, brazo armado de Hamas, reivindicaron la muerte de diez soldados, mientras Israel afirmó que cuatro milicianos palestinos murieron en un combate cerca del kibutz Nahal Oz, en el sur de Israel, a 2,5 kilómetros de la franja de Gaza. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió un cese del fuego inmediato e incondicional entre las partes que se prolongue durante la festividad árabe del Eid al Fitr y más allá.

También llamó que se respete «la legislación humanitaria internacional, incluida la protección de la población civil y reiteró la necesidad de que se adopten pasos proporcionados para garantizar la seguridad y bienestar de los civiles y su protección».

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunció además la devastación causada por la intervención militar de Israel en ese territorio palestino, donde aseguró que se vive una situación crítica.

«La gente de Gaza no tiene a donde huir. Están atrapados y sitiados«, dijo en la sede de Naciones Unidas. A su juicio, la tregua humanitaria observada durante el fin de semana ofreció un respiro a la población, pero también reveló «cuánto ha devastado la vida de la gente de Gaza el ataque masivo israelí».

«Vimos escenas de destrucción indiscriminada. Algunos lo describieron como un `huracán causado por el hombre', con barrios enteros reducidos a escombros, cascotes, bloques de apartamentos aplastados, cuerpos aún enterrados bajo montañas de restos retorcidos», explicó. «Las cifras de víctimas y de daños plantean serias dudas sobre la proporcionalidad» de la actuación armada de Israel, añadió.

Sin embargo, el representante palestino ante la ONU, Riyad Mansur, lamentó que el Consejo no fuera capaz de aprobar una resolución -un documento que a diferencia del acordado sí sería vinculante- para condenar la agresión israelí y exigir que se detenga.

«Una larga campaña»

Aun así, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, arremetió contra la ONU afirmando que su declaración no aborda «las necesidades de seguridad de Israel», y sí las de la «organización terrorista asesina que está atacando a civiles israelíes».

Netanyahu, afirmó que Israel debe prepararse para una «larga campaña» que se extenderá en el tiempo y no concluirá hasta que sean desmantelados los túneles cavados por los grupos armados palestinos.

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, coincidió con Netanyahu en que cualquier proceso de negociación debe de conducir al desarme de Hamas y al de «todos los grupos terroristas».

Pero ni así se libra de las críticas sionistas y Washington tuvo Estados Unidos lamentó las críticas de Israel a Kerry, por involucrar a Qatar y Turquía en la búsqueda de una solución al conflicto y aseguró que «así no es como se tratan entre sí los países aliados».