Raimundo Fitero
DE REOJO

Piano


Escucho a primeras horas de la mañana en una radio decir que Jaume Matas «ha tocado el piano». Se trata del primer exministro del PP que entra en una cárcel a cumplir condena. Parece ser que los expresidentes de comunidades autónomas y exministros, pueden elegir día, hora y prisión donde tocar el piano. Ha elegido este modelo de político para el jefe de la banda, Mariano Rajoy, un día muy bueno informativamente. Los focos estaban siguiendo todos los rastros del clan Pujol. Habían otros foquitos para el nuevo secretario del partido zombi, Pedro Sánchez, al que se le ve tan antiguo en sus visitas institucionales que uno cree que ya es un ex. Otros focos o linternas estaban fijándose en algunas cuestiones internas en las televisiones.

Mientras 24 horas de TVE aseguraba que probablemente Jaume Matas entraría en la cárcel de Soria, en La Sexta estaban emitiendo simultáneamente imágenes del ingreso con ropa deportiva en la de Segovia. Unas imágenes que nos conocemos ya de memoria. Están gastadas. Pero se entiende esa reiteración porque son un documento que se añade a la cascada de desmoronamientos de un régimen de privilegios, desaforados enriquecimientos fulgurantes robando de los presupuestos.

Lo del clan Pujol es un auténtica bomba porque elimina ya todas las dudas metodológicas o razonables. Cualquier denuncia es sostenible y creíble. Lo que se conoce fuera de los telediarios oficiales y los mítines, resulta ser verdad. La corrupción es una manera de hacer política. Ahora se trata de saber cuándo empezarán a tocar el piano todos los que están en la lista de espera de las escuelas de bandas partidistas.

Las cuestiones internas de las televisiones, empresariales o de mayor enjundia empiezan porque María Escario es destituida de la sección de deportes de los telediarios de TVE. ¿Renovación, castigo, empujoncito hacía la jubilación anticipada? Se sabrá en breve. La gran noticia es que Alfredo Urdaci ha fichado por 13 TV para encargarse de sus informativos. Los obispos están decididos a usar los cepillos de sus iglesias para plantar batalla ideológica hasta sus últimas consecuencias. Vienen elecciones y deben apoyar a los más reaccionarios.