Las protestas y la violencia no han cesado en Ferguson desde que, el día 9, un policía blanco mató a tiros al afroamericano Michael Brown, de 18 años. El domingo por la noche, la Policía usó gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los manifestantes.

Tras decretar el toque de queda, el gobernador del Estado de Misuri, Jay Nixon, ordenó ayer el despliegue de la Guardia Nacional para «ayudar a la Policía a restaurar la paz y el orden en la comunidad». La orden permite recurrir a la Guardia Nacional en la medida en que la Policía local «lo estime necesario». Además, la escuela local suspendió las clases «debido a la violencia continua en algunas zonas y en el interés de la seguridad de los estudiantes y de las familias».

Según el gobernador, las manifestaciones del domingo se vieron «manchadas por actos de violencia criminal, obra de un grupo organizado y creciente de individuos, muchos de ellos procedentes de fuera de la comunidad y del Estado de Misuri». Nixon denunció disparos contra la Policía y contra un civil, el lanzamiento de cócteles molotov, actos de pillaje, una tentativa coordinada de bloquear carreteras y daños en al menos cuatro establecimientos.

Sin embargo, una de las manifestantes, la exsoldado Lisa Williams, afirmó que estaban manifestándose «pacíficamente cuando empezaron a lanzar gas lacrimógeno de la nada. Sé lo que es el gas lacrimógeno, me ardía la cara».

Seis disparos, dos de ellos en la cabeza y cuatro en el brazo derechos, acabaron con la vida del joven afroamericano Michael Brown, de 18 años, según un informe preliminar de Michael Baden, el médico que realizó una autopsia a petición de la familia del joven. El fiscal general, Eric Holder, quien ayer informó directamente al presidente, Barack Obama, de la violencia en Ferguson, ha ordenado que personal médico federal realice una segunda autopsia al cuerpo del joven, «debido a las circunstancias extraordinarias que rodean el caso y a la petición de la familia». Por el momento, hay dos investigaciones en curso. Una de ellas a cargo de las autoridades locales y otra del FBI.

La Policía difundió una grabación de un robo ocurrido veinte minutos antes de la detención y posterior muerte de Brown, que muestra cómo un joven negro de su misma estatura roba varias cajetillas de cigarrillos en una tienda cercana. La familia se mostró «escandalizada» por lo que considera son versiones amañadas difundidas por la Policía que, según denuncia, están destinadas a «responsabilizar a la víctima y desviar la atención».

Dorian Johnson, quien acompañaba a Brown, aseguró que fue abatido cuando tenía las manos en alto.